Más que una estación, el último suspiro del año que se apaga, la primavera del invierno como le llamaron, el otoño es una forma de estar en la vida, y para mí, mi terruño, un jardín secreto con su paleta de esplendidos colores, su música callada, la hojarasca cubriendo la tierra, y ese sol ya declinante, agonía del astro al que todas las tradiciones antiguas supieron perpetuar en sus mitos, hoy tan olvidados y a la par, tan presentes. Época de vagabundeos, sin más brújula que el azar o la memoria de otro tiempo, de otras andanzas y de anhelos…