Dicen las malas lenguas que en este país sufrimos un exceso considerable de políticos, que siendo menos de la mitad de la población de Alemania, por poner un ejemplo, tenemos más del doble que ellos, con lo que supone no sólo en gastos salariales, y no salen baratos, sino también, en gastos de representación, ayudantes, asesores, choferes, vehículos oficiales,… Esta demasía de políticos, según los mismos mentideros, se extiende también a los sindicalistas liberados. Además del mismo gusto por el exceso en el gasto, aquí se agrava con la utilización fraudulenta de fondos públicos, procedentes la más de las veces…