La CNT no es una organización anarquista. Esto es algo que debe quedar claro. La CNT es un sindicato anarcosindicalista. Y aunque exciten muchas similitudes entre ambas cosas, hay también diferencias.
El anarquismo es por definición, ilegal, niega al estado y no le pide permiso para vivir. El anarcosindicalismo se mueve en la legalidad: Legaliza sus secciones sindicales y sus federaciones para funcionar con más comodidad. El anarcosindicalismo vive dentro de mayores contradicciones.
La base del anarquismo es el grupo de afinidad, el grupo de amigos y amigas afines, por encima de oficios, o espacios geográficos. La base de la anarcosindical es el sindicato de oficios varios o el sindicato de ramo.
La acción anarquista es teóricamente más revolucionaria que la anarcosindicalista. El anarcosindicalismo busca lo inmediato, la actividad reformista, si bien desde fuera de las instituciones y basado en sus propias fuerzas.
”Cuando se analizan los procedimientos y el valor de la acción sindical, se desvanece la distinción entre reformistas y revolucionarios. Y hay que concluir que los únicos trabajadores realmente reformistas, somos los anarcosindicalistas.”
(Emile Pouget. La obra presente)
El anarcosindicato permite la coexistencia en su interior de personas de variadas ideologías: marxistas, cristianos, anarquistas... a los que sólo pide que sean trabajadores. Las organizaciones anarquistas están formadas propiamente sólo por anarquistas.
El anarquismo se mueve más en los niveles ideológicos, en la enseñanza, propaganda, formación, actividad cultural, también en los sindicatos anarcosindicalistas... El sindicato actúa sobre todo en los centros de trabajo.
El anarquismo es más idea. El anarcosindicato es más estructura. Les anarquistas se supone que tienen que ser mejores personas que la media social, con mayor ética y menor egocentrismo. El anarcosindicalismo no exige a sus miembros más que sean trabajadores y respeten la estructura.
No es el anarquismo el que dirige al anarcosindicalismo. Este último se basta y sobra por sí sólo para llevar adelante sus proyectos. Es más, en España ha sido precisamente el anarcosindicalismo el que en más de una ocasión, ha arrastrado, dirigido y empleado por distintas causas, a otras organizaciones anarquistas que lo apoyan.
”La actual responsabilidad del anarquismo es enorme pues ha de enfrentarse a cuerpo limpio al gran coloso capitalista, después del fracaso humillante de todas las alternativas que se le han opuesto. De ahí su empeño en los medios sindicales, para sumar combatientes contra el sistema. La influencia de les anarquistas en los sindicatos no viene a través de manejos ni concesiones, ni deseo de poder, sino por su denodada lucha y militancia en ellos. El anarquista es honrado, desprendido, nada egoísta, y dispuesto a jugarse siempre lo que sea, si con ello se da una pauta a la propagación de las ideas. Eso es el anarquismo de combate, y no contemplativo”.
(Manuel Olmedo)