Para hablar de ti, para hablar contigo, Bilbao, hay que enterrar la añoranza, la nostalgia, la saudade, mirarte a los ojos, e intentar describir, y no es fácil, cada uno de los sentimientos que evocas, aquí, ahora, caminándote, pero también lejos, ¡cuánto Bilbao en la memoria! escribió Blas de Otero, muy alejado de la blanda égloga unamuniana, más lúcido y acorde con tu rostro desapacible de interminable tarde de domingo bajo la lluvia, inhóspita ciudad donde la grúas del puerto escarbando en las entrañas de los barcos acostados, los pocos que iban quedando en mi infancia, trazaban un perfil prehistórico…