16/03/2021

La Seguridad Social

Escrito por La prima de Enma

Ya hace tiempo que me rondaba la idea de reflexionar sobre unos hechos que aparentemente son de diferente naturaleza pero que no dejan de formar parte del mismo problema. He de decir que me agrada constatar que algunas voces se van animando a denunciar éstas situaciones.

La Seguridad Social a la que generalmente aportamos durante toda nuestra vida laboral parece que no reconoce el derecho a optar a unas tasas reducidas sobre artículos de primera necesidad, básicos para las mujeres.

Las mujeres a las que durante casi la mitad de su vida les acompaña la menstruación, podrían escribir ríos de tinta sobre ése tema. Desde la incomodidad que produce, acompañada en muchos casos con malestar o dolor, hasta las situaciones en la adolescencia de vergüenza, estigmatización, llegando al ocultamiento de un hecho tan cotidiano como natural.

En el artículo ¨Jugando según las reglas¨ publicado en la web, H. V. Alonso, plantea algunas de éstas cuestiones. Me hago eco de todo lo que analiza especialmente con los planteamientos finales en los que habla del gasto que supone para todas las mujeres comprar todos los meses compresas, tampones, o copa a los que se les aplica un IVA del 10% como si de un artículo de lujo se tratara.

Durante toda la llamada edad fértil parece como si a las mujeres se les castigara por tener la regla que no es más que la evidencia de no haber engendrado. En la edad fértil hay que procrear y si no, pues que se aguanten y paguen el artículo de lujo. Sí, artículo de lujo debe de ser al estar gravado con el 10% de IVA. Según algunos cálculos las mujeres en toda su vida se gastan unos 15.000 euros en artículos sanitarios imprescindibles que la Seguridad Social no financia. Perdón, se me olvidaba comentar que a éste IVA de lujo hay que añadirle el porcentaje extra de marca rosa. Sí. ¿Y qué es la marca rosa? Pues un porcentaje extra que se suma al mismo artículo ( desodorante, cuchillas de afeitar..) que usado por los varones tiene un coste pero cuando va dirigido a las mujeres aun siendo idéntico se grava con la tasa rosa. Es decir que las mujeres pagan los artículos sanitarios de primera necesidad con tasas extras e IVA de lujo.

La verdad es que duele ver que muy poca gente se cuestione esto y se acepte con toda naturalidad que algo que es de verdadera necesidad se considere un artículo de lujo. Como si a las mujeres les encantara tener la regla y dejarse un pastón todos los meses en ése capricho, que no sé cómo se les ocurre tener la regla, vamos!!!. ¿En qué cabeza cabe?

Suscribo todo lo que dice el artículo ya que es algo que también quería yo plantear.

Sin embargo mi reflexión y denuncia no termina ahí.

Como decía las mujeres pasan casi la mitad de su vida en la edad fértil siendo penalizadas en lo físico, moral y económico. Pero tras un corto período de tiempo en el que la regla desaparece, empiezan a aparecer los primeros síntomas de algo que también se sufre en silencio. Es un tema tabú, de lo que apenas se habla y que condiciona toda su vida: la incontinencia urinaria.

Empieza el recorrido por l@s especialistas y ése gasto que por supuesto corre a cargo de la persona, que en un principio se trata de un pequeño salvaslip pero que sin que se den cuenta se va convirtiendo en las compresas de noche, en compresas de alta absorción y en un presupuesto de temblar. Aproximadamente unos 80 euros al mes.

En las visitas al especialista van pasando por :¨Tómese éste medicamento¨ o¨ haga éstos ejercicios de suelo pélvico¨ y mientras ven como su vida se va viendo condicionada y ya no pueden salir para todo el día sin una mochila cargada de compresas y ropa de recambio. Se acabó el salir sin saber cuando le va a tocar retirarse o atarse el jersey a la cintura para que no se vea el pantalón mojado. Se acabó el estar en la playa en bikini sin que su compresa se marque o cuando sale del baño en el mar tenga que esconderse para volver a ponérsela. Cuando después de ir asumiendo que su vida ya no tiene la autonomía de hace unos pocos años y que está totalmente condicionada por ése hecho y se plantea que al menos el gasto que supone debería estar financiado por la Seguridad Social, comprueba que estaba muy equivocada. La Seguridad Social no solo no lo financia sino que lo vuelve a gravar con un IVA de artículo de lujo. La incontinencia es una patología, no es un capricho.

Cuando ya se da cuenta de que no puede mantener ése presupuesto, da el paso de acudir a la Seguridad Social para ver si hay algún tipo de financiación. Y sí. La hay. Le ofrecen gratuitamente unos pañales que son los que proporcionan a las personas con enfermedades neurológicas para la incontinencia urinaria y fecal. Vamos, una maravilla. Eso es lo que hay. Hacen que aun siendo una mujer joven, se sienta de pronto como una anciana.

Y sin darse cuenta se convierte de repente en una mujer sin autonomía que se tiene que olvidar de llevar un pantalón ajustado, de pasar una noche de marcha sin acordarse de cargar con las ¨colchonetas¨ que tiene que ponerse´. Una mujer sin calidad de vida o al menos con una vida condicionada.

Solo hay dos alternativas: o se gasta una media de unos 80 euros al mes, los tenga o no, o se planta un pañal.

Perdón, se me olvidaba comentar lo que tienen que oír por parte de personal sanitario, joven, que repite la lección que les han obligado a aprender y recitar. Y tratan de convencerle de las bonanzas de una especie de braguita que es lo último, es comodísima, le dicen.¨ Deberías animarte a probarlas¨ y la mujer en cuestión piensa: A ver, una noche por los bares, tomando unos tragos, disfrutando y cuando tienes que correr a cambiarte la famosa braguita maravillosa, te metes en un retrete, generalmente no demasiado limpio, te quitas los zapatos y te quedas descalza , te quitas el pantalón y la braguita maravillosa, vamos, que te desnudas mientras haces equilibrios para no apoyar la ropa en el suelo que estaba bastante sucio.

He unido las dos situaciones que se producen en la vida de un porcentaje altísimo de mujeres.

Quizás pueda parecer que éste espacio no sea el adecuado para publicar un artículo como éste. Pero es importante que un sindicato que se autodefine como feminista pueda tener éstos espacios para que la militancia femenina se pronuncie y pueda compartir su sentir y reflexiones utilizando los argumentos que permitan la crítica al sistema y sobre todo sacar a la luz las vergüenzas de la Seguridad Social.

Es indignante comprobar la nula importancia que ése organismo da a los temas de las mujeres y como le importa un bledo que tengamos que pagar las compresas a precio de jamón jabugo´.

80€ al mes no es para todas las economías.

Las situaciones que nos toca vivir en éste ámbito solo son el reflejo de la sociedad heropatriarcal en la que vivimos y en la que se consideran un lujo cuestiones que para las mujeres son necesidades básicas.

Hay que denunciar ésta situación. Toda la vida aportando a la Seguridad Social para tener que cargar queramos o no con ésos gastos que es de derecho y justicia tener cubiertos.