No puedo evitarlo, me resulta gracioso que a estas alturas de la vida, después de los meses transcurridos con esta situación tan extraña de confinamientos, cierres perimetrales, mascarillas, restricciones concretas y botellones “revolucionarios”, todavía prosiga el debate entre negacionistas y colaboracionistas. A día de hoy, mis limitaciones mentales no han conseguido descifrar donde empieza y acaba el negacionismo o el colaboracionismo en lo relativo al tema covid y, la verdad, me siento insignificante, totalmente desbordado, frente a la irrupción de la epidemiología y la virología como nuevas cátedras populares. Una de mis inquietudes, mes a mes, ha consistido en no…