30/11/2021

MEA CULPA

Escrito por Inma Iglesias Guerra

Estoy de baja. Llevo diez días y parece ser que tengo para otros diez, si todo transcurre con normalidad. Estoy contenta, no por estar de baja (que obviamente implica estar enferma) sino porque es la primera vez en mi vida que lo estoy, y tengo un amigo que lleva años vacilándome con el tema y diciendo que soy inmortal; y a mí eso me daba muy mal rollo. Así que cuando me dieron la baja, lo primero que hice fue mandarle un whatsapp para decirle que ya no era inmortal y quitarme ese peso de encima.

Tengo lumbalgia, nada grave pero sí muy molesto; y aunque ahora, tras un pinchazo y un tratamiento bastante fuerte; estoy mucho mejor, mi doctora considera que debo continuar afianzando ese bienestar un poquito más. Esto me lo dice por teléfono porque a mí nadie me ha mirado, salvo el primer día cuando tuve que ir a urgencias porque me quedé doblada. Yo obedezco, pero como ahora mismo ya no tengo ningún dolor salvo que haga algún esfuerzo (que no hago)… pues me empiezo a sentir culpable. Y aquí es adonde quería yo llegar, a ese mecanismo que tenemos instalado en nuestros cerebros como un chip elaborado con absoluta precisión por un comando católico y apostólico, defensor a ultranza del modelo social en el que vivimos, y que nos hace sentir culpa cuando no debemos, para así continuar perpetuando este modelo de sociedad que evidentemente es un fracaso.

Supongo que es una cuestión educacional, social y cultural. Una educación judeo-cristiana basada en el sufrimiento terrenal para alcanzar la gloria eterna; una sociedad capitalista basada en el reparto injusto de todo y en una filosofía de vida en la que es más importante quien más tiene, y una cultura del sacrificio en la que no nos está permitido disfrutar de las cosas buenas porque no somos los elegidos, conforman un cóctel en nuestros cerebros que a lo largo de la historia y pasando de generación a generación hasta llegar a nuestros días, hacen que aún hoy, yo me sienta culpable por estar de baja sin sentir un terrible malestar.

¡Qué bien pensado esta todo! Es maquiavélico. La culpa es un sentimiento muy angustioso y paralizante. Es una palabra muy castradora, que nos genera sentimientos que nos hacen sentirnos pequeñxs, inválidxs y malas personas. Es curioso que si buscas Culpable en el diccionario te aparecerá “que tiene o se le imputa la culpa de una cosa/ que es responsable de un delito”; pero si buscas el significado de Responsable lo que aparece es “que es consciente de sus obligaciones y actúa conforme a ellas”. A pesar de parecer sinónimos, la palabra Responsable solo aparece desde una vertiente positiva y la palabra Culpable solo desde una negativa. Por lo tanto cuando se señala a una persona como “culpable” de algo, directamente se la condena; mientras que si se la señala como “responsable”, la carga negativa es mucho menor. La generación de culpabilidad es un caldo de cultivo perfecto para la manipulación más feroz.

Cómo se nos ha manipulado a las mujeres a lo largo de la historia através de la culpa, es quizás el ejemplo más evidente; CULPABLE de abandonar a tus hijos por tu profesión, CULPABLE de no quedarte a cuidar a tus padres, CULPABLE de no sacrificar tus sueños para que tu pareja pueda cumplir los suyos, CULPABLE de provocar con tu forma de vestir o de comportarte a machirulos que no pueden reprimir su condición de macho alfa, CULPABLE de tener una sexualidad no reprimida, CULPABLE de ser ambiciosa, CULPABLE de no querer tener hijos, CULPABLE de ir borracha y sola por la calle de noche, etc, etc... Cuando el abanico de culpabilidades posibles es tan amplio, es prácticamente imposible no sentirse culpable en todo momento por una cosa u otra y pasar a estar en continúo estado de autoflagelación. Evidentemente, y como ya he dicho, alguien que se siente culpable será muy fácilmente manipulable y una sociedad en la que los peones se sientan culpables, es una sociedad muy fácil de gobernar.

Por ejemplo, y ahora que se acerca la navidad, fechas en las que el consumo se multiplica de forma exponencial sobre todo en las familias con niñxs y muchas familias están en situaciones muy precarias, estoy segura de que muchos padres y madres por desgracia se sentirán terriblemente culpables.

No se plantearan que quizás se merezcan un salario más digno, que los alquileres son desproporcionados para los salarios que se están pagando, que los bancos fueron rescatados con la hucha de las pensiones y que no lo van a devolver, que la luz es un artículo de lujo; no se plantearan que ellxs no son los culpables de que sus hijxs sean pobres. Que hay youtubers que ganan treinta millones de dólares a la semana por contar del 1 al 100.000 delante de una cámara y luego compran un Lamborgini y se lo regalan a quien más horas aguante con una mano pegada al coche. Que hay gente quemando literalmente dinero para divertirse; ese dinero que a esos padres les salvaría de sentir esa culpa y que a otras muchas personas les salvaría directamente la vida. Y no sienten ninguna culpa, porque la culpa como casi todo lo feo de este mundo es para los pobres.

Esta es la sociedad en la que nos estamos moviendo y no tiene pinta de que vaya a mejorar, así que por lo menos vamos a intentar mejorar nuestra forma de sobrevivir a esta distopía. Si el reparto de la riqueza se hubiera hecho alguna vez, no habría nadie pobre en el mundo; pero obviamente a lxs ricxs no les interesa hacerlo. Pues si la culpa tuviera algún valor, se la hubieran quedado lxs mismxs. Asi que mea culpa, y si es muy grande…cagala.

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