Para los que valoramos la autogestión como una de las salidas vitales cara al futuro, los ejemplos de autogestión que se han llevado a cabo en otras épocas nos llaman poderosamente la atención.
Desde el consejo anarquista de Aragón de la guerra civil a la experiencia de los kibutz socialistas de Israel, pasando por los consejos de los soviets de la revolución rusa y como no, al experimento autogestionario yugoslavo.
Es precisamente en este último donde nos vamos a detener, teniendo en cuenta por supuesto que estamos en el s.XXI, y el s.XX quedó muy atrás, y el mundo, la geopolítica, lo social y tecnológico han cambiado vertiginosamente. No vamos a hacer un ejercicio de nostalgia pues recordamos que simplemente cada tiempo pasado fue simplemente anterior.
Vamos a contextualizar el tema.
Durante la II guerra mundial tanto la URSS como los aliados, especialmente los británicos ayudarán con armamento y suministros a los partisanos de Tito, pero serán los titístas los responsables últimos de su propia liberación.
Los partisanos eliminarán a los chetnicks, a los ustachis, a los domobrancis y a los chetnicks colaboracionistas. Se trata de un proceso autóctono de liberación, lo que conferirá amplia legitimidad al gobierno socialista de Tito.
En 1948 se dará la ruptura con Stalin. Tito había planteado una Federación socialista balcánica junto a Bulgaria, además apoyaba a los comunistas griegos durante su guerra civil y para más inri, recibía ayuda económica de EEUU para la reconstruccción del país.
Esto no gustó a Stalin, desde luego.
Con la separación política de la URSS y la expulsión de Yugoslavia del KOMINFORM, comenzará el autóctono proyecto socialista yugoslavo, gracias a su ideólogo, EDVAR KARDELJ, a partir de 1950.
Este consistirá en la autogestión económica, la descentralización politico-administrativa federalista y en definitiva, el socialismo autogestionario, esto es, la gestión por los ciudadanos de todo lo público.
Se aplicarán poco a poco CONSEJOS OBREROS en empresas de más de 50 trabajadores. El Consejo obrero nombraba a su director que no podía ocupar el puesto más de 3 mandatos de 2 años cada uno.
Además podían elegir si querían , comerciar sus productos con el extranjero.
Aún así, en última instancia eran dirigidos por el estado, y a fines de los 50, vemos como aparecen cuadros especializados que van hacia el monopolismo.
La constitución de 1953 dota de competencias locales , algo que ya había en la tradición de asambleas populares de los pueblos eslavos. Será la época de las purgas de elementos considerados estalinistas.
Con todo esto entre 1955 y 1965 Yugoslavia registrará un gran crecimiento industrial, en lo que el ideólogo KARDELJ calificó de “Avance hacia la decadencia del estado”.
La constitución de 1963 ahondará en la descentralización del estado y ciertas medidas liberalizadoras. Sin embargo, habrá una gran disparidad en el desarrollo de las repúblicas de la Federación Yugoslava. Kosovo y Bosnia serán más pobres, por ejemplo que Croacia y Eslovenia. Ojo, que este factor será importante muchos años después en la década de los 90, como todos sabemos.
En definitiva los primeros años 60 serán una década de disensión política. Pero hacia fines de década también se sentirán los influjos del polémico 1968.
Por un lado, se verá al mismo TITO en las protestas contra la guerra de Vietnam, pero también en manifestaciones contra la invasión de Praga y contra la ocupación de Israel.
Por otro lado, la UBDA, la policia politica yugoslava actuará en la facultad de filosofía de la Universidad de Belgrado. Y es que como en otras partes del globo, los estudiantes estarán ya planteando nuevas revoluciones pero en este caso, desde una base socialista.
En 1970 comienza cierta total descentralización, con paridad de competencias. Así por ejemplo, Eslovenia y Croacia mantendrán relación con la capitalista Austria o Bavaria, por su cuenta, mientras Serbia se empieza a liberalizar y los musulmanes bosnios y croatas piden más autonomia. Tito empieza a frenar todo esto por miedo a una guerra civil.
En la constitución de 1974 empiezan a preveer la sustitución de Tito, por una presidencia colectiva con renovación anual, y proseguir así hacia una democracia autogestionaria: mediante delegados de consejos obreros se crearía una asamblea municipal que luego elegiría la asamblea de la república en la que estuvieran y de ahí elegirían la de la Federación yugoslava.
Además, incluyen una clausula donde dan la propiedad de los medios de producción a toda la sociedad y no al estado.
Algunos han visto en ella la constitución del suicidio de Yugoslavia, por lo que acontecerá después.
Tras el masivo funeral del mariscal Tito en 1980, la economía empieza a derrumbarse, y el nacionalismo étnico comienza a ganar terreno, apoyándose en la descentralización planteada en la constitución del 74.
En los 70 se gozaba de un nivel de vida alto para ser un país socialista, pero lo que escondía esto fue una gran deuda estatal.
Esta deuda tras la muerte de Tito supuso el rescate financiero por parte del FMI, lo que llevó en 1981 a un 80 % de inflación y a un alarmante aumento del paro. Los precios variaban varias veces al día en los grandes almacenes , siempre al alza.
Paradójicamente es uno de los momentos más lúcidos a nivel musical y artístico.
Finalmente llegará la desintegración de Yugoslavia. Ante el auge de los nacionalismos y en el contexto de desintegración del mundo comunista, los primeros en declarar su independencia de manera unilateral serán los Eslovenos en 1991.
Lo que vino después ya los sabemos: guerra, guerra y más guerra.
Volvamos al hecho autogestionario. Koldo Tellitu comenta en su libro de reciente edición “Mi Yugoslavia”, como uno de los ejes de ésta fue el cooperativismo. Cuenta que un tercio de los trabajadores del ex-país llegó a participar en algún consejo o comisión de estas llamadas empresas sociales. Por otro lado, el director era responsable ante el consejo obrero, no ante el estado.
Además, la autogestión obrera se complementaba mediante la gestión comunitaria articulado a través del Comité popular de la comuna haciendo participe así a toda la sociedad a nivel local.
Tenemos que tener en cuenta que los primeros líderes de las cooperativas habían sido partisanos que deseaban seguir haciendo la revolución pero esta vez en la práctica entre economía y autogestión, sin embargo, más tarde, los nuevos líderes pertenecerán a otra generación más individualista con un grado de implicación mucho menor.
Y es que quizás, a los jóvenes ya no les parecía atractiva la vida en una cadena de montaje. Cosas de la postmodernidad.
Quizás fuera una de las causas del fracaso del modelo autogestionario yugoslavo, pero lo cierto es que hubo más factores.
Muchas de las élites de las nuevas repúblicas durante la desintegración suprimieron los derechos como propietarios a los trabajadores de las empresas autogestionadas, privatizandolas en pos de una nueva economía que les salvara de la crisis.
Es decir, la típica maniobra del FMI.
Según una conversación con Endika Alabort de ICEA (Instituto de Ciencias económicas y de la autogestión), éste aportaba algunas claves más de este fracaso : El cooperativismo yugoslavo estaba finalmente supeditado al mecanismo de mercado y el país seguía aún el modelo de partido único con lo que conlleva. (Aunque discreto cierto control estatal, cierta burocratización, etc)
Además, no había una participación ciudadana efectiva entre cooperativas y sociedad a partir de los 80.
En fin, que la implosión de un modelo o de un país como el yugoslavo responde a muy diversos factores y sin embargo, es interesante echar la mirada atrás para ver que podríamos aprender.