Como es posible que en siglo XXI siga existiendo la esclavitud y en una de sus formas terroríficas, la servidumbre y extrema pobreza de niñas y niños en el mundo.
En la India, más de 30 millones de niñas y niños de entre 6 y 13 años no van a la escuela y se ven obligadas a trabajar recogiendo en la basura, minas, restaurantes y lo más dañino, en vertederos de desechos electrónicos. En el sur de Asia existe el mayor número de niñas y niños trabajadoras. Según datos oficiales son 168 millones en todo el mundo, pero esta cifra puede subestimar la magnitud de este fenómeno debido a la existencia del mercado clandestino y como consecuencia de este fenómeno, la mortalidad infantil está aumentando exponencialmente. Añadir que, las niñas que viven en zonas rurales tienen aún más riesgo de estar fuera de la escuela y, por ende, trabajar en estas zonas tan devastadoras para ellas. El 80% de las recicladoras de la India son mujeres y alrededor del 12% niñas y niños.
Las calles y los vertederos son una fuente primaria de ingresos y muchas personas dependen de su recolección y clasificación para ganarse la vida. La mayoría no tienen salarios, atención médica y otros medios de protección para un trabajo, por llamarlo de alguna manera, tan peligroso, por las sustancias que manejan y los lugares donde lo realizan.
Seelampur, situado a las afueras de Nueva Delhi, es el mercado más grande del país dedicado a desarmar tecnología usada, allí viven unos 50.000 hombres, mujeres, niños y niñas cuyo sustento depende de los residuos electrónicos.
Muchas de estas niñas rompen las placas de circuitos u otras partes de los aparatos con sus propias manos, luego queman el material a los bordes de la carretera para extraer metales, metales tóxicos como mercurio, plomo y arsénico y sin usar ningún tipo de protección, todo por 3 miserables euros con suerte, trabajando más de 8 horas al día. También limpian la chatarra y separan las placas de circuitos, las baterías y los condensadores. Parte de la chatarra la sumergen en soluciones químicas o se quema para recuperar pequeñas cantidades de oro, cobre y otros metales. Estos desechos en descomposición liberan gases nocivos como metano, sulfuro de hidrógeno y monóxido de carbono, ay del cambio climático y la pobreza extrema, mientras nos dedicamos a cambiar cada poco tiempo de móvil, tablet, tv, consola etc.…sin ningún tipo de miramiento.
Un médico de Seelampur, trata a diario a muchas niñas y niños que padecen graves enfermedades cutáneas e infecciones pulmonares crónicas, debido a la exposición continua a las toxinas cargadas de productos químicos que se encuentran en los metales y cada año, la situación sanitaria no hace más que empeorar.
En estos vertederos, existen grupos de socorristas a los cuales su trabajo se ve dificultado por la imposibilidad de respirar normalmente en medio de toneladas de basura y por las hordas de perros callejeros que viven en la basura. En algunos de estos lugares se reciben unas 3.500 toneladas de basura cada día donde varios cientos de familias viven en la extrema pobreza en casas de hojalata y “trabajan” allí como traperos. Algunos de estos socorristas cuentan como una niña de 12 años estuvo enterrada dos días bajo la basura tras un derrumbe, o un niño de 6 años que mientras estaba recogiendo plástico y metal de una pila de basura de unos 25 metros se derrumbó encima de él y suerte que tuvo ya que la cabeza le quedó al aire y lo pudieron salvar.
En 2016 la India introdujo una serie de leyes que obligan a autorizar y registrar todas las instalaciones de reciclaje de residuos electrónicos, sin embargo, activistas afirman que estas leyes no se aplican con firmeza y que la mayor parte del mercado de residuos electrónicos en el país sigue sin estar regulado.
Mientras en sociedad sigamos envueltos en el consumo o sobreconsumo, sigamos queriendo tener más posesiones materiales, volver a comprar cosas que ya tenemos, por estatus, por comodidad, por aburrimiento, cosas de usar y tirar, este tipo de problema inhumano seguirá existiendo. Seamos un poco más conscientes de impacto que tiene en el planeta y en nuestros iguales.