Son las 11.30 del 22 de Octubre de 2022 y salgo a la calle deseando disfrutar del eclipse parcial de sol. No veo nada pero espero. Me lo tomo como un desafío personal y sigo esperando pacientemente. Creo que hoy no veré el eclipse. El cielo está cubierto de nubes o quizá sean restos de humo del incencio que calcinó más de 500 héctareas este fin de semana. Y es que lo que parecía una anomalía veraniega en la que parte de Europa ardió, es y será un hecho habitual en los próximos años. No es novedoso si escribo que las precipitaciones en los últimos seis años han sido escasas. No es novedoso si escribo que los periodos secos persistentes aumentan el riesgo de incendios. Y no es novedoso tampoco que todo ello tiene una relación evidente con el cambio climático.

Ante esta crisis climática, una de las costumbres más populares y arraigadas es impulsar la plantación de árboles. Incluso, hay campañas publicitarias de grandes multinacionales en las que anuncian proyectos de compensación. Es decir, compensar las emisiones de carbono (emitidas por la actividad de las empresas) mediante las plantaciones, dado el hecho que las especies vegetales son grandes secuestradoras de carbono. Incluso, en la publicidad de estas campañas, denominan a este hecho “épico”. Y a mí realmente si que me parece épico el asunto, pero no por su carácter heróico, sino por la desfachatez de intentar limpiar su imagen con un mensaje que es erróneo y simplista. El cambio climático es un proceso complejo y las medidas de mitigación serán también complejas. Lo que está claro es que plantar árboles por doquier no va a revertir las concentraciones de CO2 que actualmente estamos emitiendo. El cambio climático no se combate plantando árboles. Eso sí, las reforestaciones son necesarias, siempre y cuando sea mediante programas de gestión y de forma sostenible, manteniendo al máximo los recursos ecosistémicos, como la salud del suelo.

Dicho esto, quizá mi desafío hoy no sea ver el eclipse solar, sino escribir un mensaje claro: El planeta no nos necesita, pero nosotras al planeta sí.