29/01/2021

De futuristas y ultraístas

Escrito por Josecrust

Hace poco pude ver la charla online, of course, de Ana Muiña, a propósito de su libro sobre la vanguardista anarquista Mina Loy, organizada por la Fundación Anselmo Lorenzo. La verdad es que es un tema que me interesa y que da vueltas en mi cabecita de vez en cuando.

 
En la conferencia , se comenzaba haciendo un repaso a los movimientos contraculturales, mucho antes de que se hablara de la contracultura a partir de los 60 del siglo XX. Se hablaba de los movimientos del subsuelo que decía Dovstoievski, que van a influenciar directamente a los movimientos anti-arte de las vanguardias, los cuales estaban por la transformación de la vida y atacaban el lujo en el arte (“No frotarse con el lujo”). Hoy en día, a estas se las han comido pero bien y nos las han devuelto sesgadas, mutiladas y vaciadas de ideología, muy coherente el sistema en esto de vendernos el turismo y los museos en papel de regalo de colores pastel.

 
Precisamente, fueron los neomarxistas de la Escuela de Frankfurt (Marcuse, Habermas, Adorno, etc.) los que nos advertían sobre el papel de la industria cultural: la ideología dominante nos transmite su ideología a través de la cultura , mediante los medios de comunicación, con el fin de conseguir un mayor control social.

 
Y es por eso mismo, que nuestras queridas futuristas, constructivistas rusas y poetas ultraístas han sido borradas de la historia oficial, no solo por su genero sino por su trangresión e ideología. Una ideología libertaria en muchos de los casos. De hecho, aún nadie ha traducido al castellano (ni al euskera, ni al catalán) ni a las futuristas ni a las dadaístas.

 
Recordemos, por poner algunos ejemplos, a Emmy Hennings, performer y poeta dadaísta, que fundó el Cabaret Voltaire (origen del dadaísmo y punto de partida del resto de vanguardias), junto a sus compañeros Hugo Ball, su pareja o Tristan Tzara, de los cuales sí se ha hablado profusamente.

 
Otro ejemplo podría ser la fotógrafa anarquista Kati Horna, que fotografió la guerra, la nuestra, junto a Robert Capa para publicaciones libertarias como Tierra y libertad o Mujeres libres. Hay decenas de ejemplos más, y seguro que se convertirían en cientos, si nos diera por escarbar en los archivos bibliográficos y sacar de sus tumbas a estas mujeres que viviendo en el contexto que vivieron fueron valientes, osadas. Las que hacen falta.

 
Pero quisiera detenerme en la figura de Mina Loy y trazar posteriormente cierto paralelismo con nuestra poeta autóctona fundadora del Ultraísmo, y de Mujeres Libres, Lucía Sanchez Saornil.

 

 
Mina Loy, fue como su nombre indica una verdadera mina : novelista, poeta, futurista, luego surrealista, dramaturga... y activista. No en vano, tuvo relación de amistad, con quién probablemente sean las dos revolucionarias más prominentes del periodo de entreguerras, la anarquista Emma Goldman y la consejista-espartaquista Rosa Luxembourg.

 
Pero la vida de Mina Loy fue la ostia: Fue conceptualista en Munich, vivió en la Bauhaus polaca, fue alcohólica en Londres, futurista en Italia, poeta en Nueva York, pintora en el París de la bohemia...

 
En Italia creó en 1914 un manifiesto feminista alternativo al falocentrista manifiesto futurista del posterior fascista Marinetti, y es que no eran pocas las mujeres futuristas, las cuales estaban conectadas también con las futuristas, posteriormente soviéticas, rusas. Una de las parejas de Mina fue el legendario boxeador anarcodadaísta Arthur Cravan, sobrino de Oscar Wilde, por cierto.

 
Arthur era otro gran personaje, para muestra un botón : en el ring podía llegar completamente borracho o ponerse a pelear por un lado y a hacer una performance a la vez. Además, durante ese tiempo vivía en una comuna libertaria en Barcelona, en plena ebullición obrerista libertaria.

Juntos estuvieron en la vida bohemia de Buenos Aires de principios de siglo, sin embargo el púgil desapareció en 1918 en un naufragio en el Golfo de México. Mina lo buscó por México durante un tiempo que debió ser desesperante pues estaba embarazada de éste. La leyenda dice que Cravan simplemente se esfumó, y llegó a la Patagonia argentina para organizar lo que se llamó La Patagonia trágica o rebelde protagonizada por las huelgas anarcosindicalistas de 1920, otras fuentes dicen que Cravan murió en el transcurso de la revolución mexicana. En definitiva, sigue siendo un misterio.

 
Mina Loy le sobrevivió y siguió su vida en EEUU, donde continuó escribiendo sus versos libres y realizando collages. Murió en 1966, pero le dio tiempo a influenciar a todo el movimiento underground,surgido en Nueva York y que no se puede comprender sin pioneras como ella.

 
Pero vayamos con la otra protagonista de este artículo, la Saornil. En el estado español, las vanguardias se concretaron en el movimiento ultraísta liderado por poetas como Cansino Assens, Guillermo de la Torre o Gomez de la Serna (aunque éste se alejó pronto, creando el ramonismo, un cachondo, el tío), y por supuesto también, Lucía Sanchez Saornil. El ultraísmo se desarrollaría finalmente en latinoamerica , con autores de la talla de Borges. Y es que, quizás serán los latinoamericanos los que imprimirán potencia e innovación al lenguaje castellano durante el siglo XX.

 
Lo dicho, sigamos con Saornil. Tras su paso por los ultraístas, donde escribía con seudónimo de hombre, se dedicó a las actividades anarcosindicalistas. En 1936 funda Mujeres libres, la agrupación pionera del feminismo en el estado, y de claros tintes libertarios, que llegó a tener en 1938, 20.000 afiliadas. Lucía también trabó amistad con Emma Goldman o Katti Horna.

 
Tras la guerra y el exilio estuvo viviendo en Valencia junto a su pareja, América Barros, pero no volvió a publicar ni tampoco a exponer ninguna obra. (Sí, también pintaba). Murió en 1970.

 
Tanto el legado de Saornil como de Mina Loy, se ha recuperado recientemente debido a la edición de un par de libros, sin embargo, siguen un montón de pioneras ocultas, y más si se trata de anarquistas.

 
No está de más recordar que si se ha hecho memoria oficial de figuras como Angela Figuera (a la cual admiro), adscrita al PSOE, y aunque hablemos de cultura poética , aunque oficial, esto ya es minoritario, no se ha hecho lo propio con algunas de las desaparecidas poetas libertarias.

 
Y es que quizás, debamos desenterrar la obra de estas pioneras sin esperar a la cultura convencional dominante.

 
Podríamos abrir el libro de Saornil de la estantería del local sindical o el de Mina Loy de cualquier Ateneo libertario.

 
Podríamos empezar por nosotros/as mismos/as.

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