• CNT considera que este 1 de mayo “la clase trabajadora ha dejado clara su oposición al pactismo sindical, reflejada en la Reforma Laboral de 2021”
  • “Debemos seguir organizando, extender nuestro modelo sindical”, señala la central anarcosindicalista, “porque es el único seguro para la emancipación de la clase trabajadora”.

En Euskal Herria han vuelto a ondear las banderas rojinegras: Bilbao, Donostia, Iruñea, Gasteiz, Barakaldo… con movilizaciones en las que “la CNT ha dejado clara su oposición al sindicalismo de pacto”, además de exigir “una redistribución de la riqueza, empezando por el pago de unos salarios dignos”.

Además de exigir subidas salariales como “remedio para hacer frente al aumento del coste de la vida”, CNT ha señalado que “hay que ir más allá, y no olvidar que mientras estemos bajo la dictadura del Capital, la inflación no es más que otra vía de robarnos a la clase trabajadora”. “Nos saquean dos veces, una con el robo de la plusvalía, y otra con el de la inflación”, detallan desde la central anarcosindicalista.

“Nuestro reto es el de la organización sindical de los centros de trabajo”, han señalado desde la organización sindical. “Está claro que donde hay secciones sindicales con implantación, los y las trabajadoras hacemos frente mucho mejor a las agresiones empresariales”, han señalado desde CNT. Ese es el primer paso, la implantación sindical, como medio para lograr mejoras laborales, “pero también la emancipación de las propias trabajadoras hacia un mundo sin explotación”, ha concluido el sindicato.

En las siguientes líneas se puede leer parte del mitin en Bilbao

Dicen que estamos en guerra. La “civilizada” Unión Europea, contra los “salvajes” rusos. El coste de la vida está subiendo, a causa de la guerra, dicen, pero nos exigen un esfuerzo para “salvar” la civilización occidental. Que vamos a sufrir otra crisis como consecuencia de la guerra. Pero, ¿qué crisis?

Llevamos en crisis desde 2008. Esa crisis fue porque a los y las currelas, nos dio por vivir por encima de nuestras posibilidades, nos dijeron. Y nos hicieron recordar que somos clase obrera, que no valemos nada. Nos robaron lo poco que quedaba del estado del bienestar, pero hicieron negocio con lo expoliado.

A una generación que comenzábamos en el mundo del trabajo, nos volvieron a colocar en la posición de salida. Nada de sueños de clase media, chalé con piscina en entorno ideal, vacaciones en lugares exóticos, estabilidad laboral y promoción profesional… eso ya no era para las de nuestra clase social.

Lo nuestro, era encadenar contratos temporales, no llegar ni a mileurista, y no saber que es un trabajo estable. Nos generó mucha frustración, pero no la suficiente como para romper con todo.

Llegó la pandemia. Por sorpresa, a las que la sociedad nos trataba como basura, las más bajos del escalafón de las empresas, las precarias, las que trabajamos en empleos que nadie quiere, nos convertimos en esenciales. Los empresarios, directivos de recursos humanos, accionistas, rentistas… estaban de sobra a la hora de mover la economía. Personal de limpieza, cajeras de tiendas, profesionales sanitarias y un largo etcétera, las que siempre eran maltratadas por parte de las empresas y las Administraciones Púbicas, mantuvimos la economía viva. Porque es la clase obrera la que mueve al mundo.

Luego, llegó la crisis generada por la pandemia. Más tarde, un barco cruzado en el canal de Suez, fue capaz de paralizar la economía mundial. Que no se nos olvide que fueron trabajadores quienes lo desatascaron.

Y ahora la guerra, más crisis. Pues resulta que, por muchas razones que le busquen, el problema no es la crisis, sino el capitalismo: es el capitalismo quien genera las crisis, y el que nos está llevando al colapso.

Ahora, nos hablan de la inflación, del aumento del coste de la vida, que se ha disparado. Bueno, mejor dicho, entre especuladores lo han disparado, para seguir desangrando a la clase trabajadora.

No es algo nuevo. Desde que entramos en el euro, desde hace 20 años, los salarios reales no han subido nada. La razón no es sólo del Euro, pero la moneda única nos ha hecho más presos. El problema es el conflicto entre el capital y trabajo; el problema es, que para que unos se forren, a las que generamos la riqueza, nos tienen que empobrecer.

Años de beneficios, y ahora las patronales dicen que no pueden asumir subidas salariales. Se nos están riendo a la cara. Pues no. Ha llegado la hora de plantar cara. De decir basta.

Pacto de rentas; quizá hayáis oído algo en torno a esto. Lo que nos están diciendo es que tenemos que renunciar a las subidas salariales. Pacto de la Moncloa del siglo XXI. Una vez más, hablamos de lucha de clases. La lucha entre el capital y el trabajo. Por eso debemos tener claro en que trinchera estamos y, para superar este miserable sistema, qué tenemos que hacer.

Debemos gestionar los medios de producción. Para ello, la herramienta más poderosa que tiene la clase trabajadora es el anarcosindicalismo. Las secciones sindicales están orientadas a ello: a conseguir mejoras en el ámbito laboral, pero también a extender la gestión obrera. Ese es la potencialidad que tienen las secciones sindicales del CNT: posibilitar una economía gestionada por los y las trabajadoras.

A todas esas personas que creéis que debe haber un retorno a la centralidad de la clase, al conflicto capital-trabajo. afiliaos y militad en CNT, la clase nunca ha dejado de ser central aquí.

A todas las personas que estáis en CNT, tenéis una gran responsabilidad: organizar los centros de trabajo.

Se que no es un trabajo grato, que hay compañeros de trabajo que son un caso aparte. Pero recordad que tenemos un objetivo común, y que, si nos lo curramos, podremos hacer contrapeso a las estrategias empresariales del divide-y-vencerás. Mientras que la mayoría de los sindicatos llevan a cabo campañas muy débiles, sin una estrategia clara, la mayoría de los empresarios realizan campañas muy estratégicas, aprovechando al máximo la gama de tácticas antisindicales eficaces de que disponen, y adaptando y ajustando esas tácticas.

Pese a esto, nosotras tenemos más que ganar, pero debemos hacerlo con cabeza. Organicemos, ya.

Por último, quisiera poner en valor la labor de las secciones sindicales de nuestro sindicato. Inmersos en un sinfín de conflictos, han sacado fuerza y coraje para hacer frente a los ataques empresariales. Ataco, Osakidetza, Tubos Reunidos, Ercilla, Grupo EDE, Dianova, Ecoespacio, Diputación Foral de Bizkaia. ¡Viva vosotras y vuestra lucha!

Para finalizar, recordad que…

Queremos trabajar menos

Queremos trabajar todas

Queremos producir lo necesario

¡Queremos redistribuirlo todo!

Gora anarkosindikalismoa! Gora CNT!

(Imágenes cortesía de Karmele y Unai. Vídeos de Víctor)

 

 

Las citas de este 1º de Mayo serán en los siguientes lugares y horas:

  • Bilbao: 11:30 horas en la Gran Vía 56-58, y el mitin en la Plaza Arriaga.
  • Iruñea: 12:00 desde Plaza Recoletas
  • Barakaldo: 12:00 desde Bide Onera
  • Gasteiz: 12:30 desde el Palacio de Congresos Europa.
  • Donostia: marcha a las 10:45 Orereta-Renteria (Alameda) hasta Donostia (Gros, Plaza Catalunya), y un acto a las 13:30 (Gros, Plaza Catalunya)

¡Nos vemos este domingo!

  • Se acusa a CNT de un delito de calumnias, por ejercer su labor sindical en el conflicto laboral con las piscinas de Villafranca
  • “Lo que se va a juzgar, va a ser la solidaridad y el apoyo mutuo entre la clase trabajadora”-declara la central anarcosindicalista

 

El próximo 28 de Abril, un militante de CNT ha sido citado para declarar tras una querella interpuesta por la empresa Gestión y Eventos Lázaro, en el contexto de un conflicto laboral en las piscinas municipales de Villafranca. Se acusa al sindicato CNT de un delito de calumnias contra el empresario, por simplemente ejercer su labor sindical en dicho conflicto.

“La deriva empresarial del “todo vale” para conseguir sus beneficios, siempre va a ser combatida con nuestro sindicalismo horizontal y de base”- explica la central anarcosindicalista. “No cederemos ante las presiones de la patronal por muy graves que estas sean, pero jamás tampoco aceptaremos privilegios y dinero para silenciarnos”- añade, remarcando que “esa es la razón por la que hoy nos encontramos ante esta situación.”

El delegado sindical de CNT subraya que “se articula el poder judicial como arma para someternos a sus intereses y que dejemos de denunciar públicamente la situación. Pero el efecto en nosotras es totalmente contrario. No solo no nos callarán, sino que hoy lo gritamos más alto que nunca. HACER SINDICALISMO NO ES DELITO”.

Es evidente que las dificultades que aborda la clase trabajadora para llegar a final de mes, son cada vez mayores. “La precariedad se extiende en nuestros centros de trabajo, en nuestros barrios y en nuestras casas. No podemos desmarcar este ataque contra la libertad sindical de la oleada represiva que está sufriendo el sindicalismo de clase, el movimiento feminista, el de la vivienda, o cualquier estructura creada por la clase trabajadora para defender nuestra dignidad”- declara el sindicato centenario.

No es este el primer ni el último servicio público que delega su actividad económica a las subcontratas de las administraciones municipales. Además, es importante tener en cuenta que el empresario y político de la formación de extrema derecha Iniciativa por la Ribera, ha acusado también de calumnias en este proceso judicial a otras dos personas por solidarizarse en redes sociales con el conflicto de las piscinas municipales de Villafranca. “Por este motivo, consideramos que lo que aquí se va a juzgar, va a ser la solidaridad y la práctica de apoyo mutuo entre la clase trabajadora, mientras se cuestiona la libertad sindical ante cualquier conflicto que se salga mínimamente de la vía judicial”-declara la central anarcosindicalista.

Frente a este tipo de ataques, la clase trabajadora solo puede responder continuando tejiendo redes, creando estructuras para poner en práctica el apoyo mutuo y avanzando hacia una sociedad sin explotados, ni explotadores, sin oprimidos, ni opresores. “Sabemos que la justicia institucional solo es otra parte de su poder. Nosotras luchamos por la justicia social”- aclara CNT.

¡¡FRENTE A LA REPRESION SINDICAL, APOYO MUTUO Y SOLIDARIDAD!!!

  • Este 28 de abril es Día Internacional de la Seguridad y Salud en el Trabajo
  • Desde CNT se denuncia que en las empresas, “la supuesta cultura de la prevención no es más que un eufemismo para cumplir papeleos de cara a la Administración”

En 2021, según datos oficiales, murieron 44 trabajadores en Hego Euskal Herria y 705 en todo el Estado Español. En el mismo periodo se registraron más de 41.000 accidentes laborales. Y cuando desde “nuestras secciones sindicales se traslada la necesidad de prevenir los accidentes de trabajo, de velar por la salud laboral, lo único que solemos recibir es: ya hay un protocolo y un servicio de prevención contratado”, denuncian desde CNT, algo totalmente insuficiente “si de verdad queremos poner en el centro la prevención y la salud de los y las trabajadoras”.

El papel de las empresas es “nefasto, ya que sólo prima obtener mayor rentabilidad, a costa de la salud de las trabajadoras”. “Nos hacen poner en riesgo nuestra salud actual y la futura”, señalan desde la central anarcosindicalista, con la “necesaria colaboración de las Mutuas”. A esto hay que añadir empresas contratadas para coaccionar a los y las trabajadoras en baja, utilizando todo tipo de estrategias para que una trabajadora aún sin recuperarse vuelva al trabajo. “A esto le llaman cultura de la prevención”, denuncian desde CNT.

Por otro lado, la salud mental es la gran ausente. El estrés, el síndrome del trabajador quemado o burnout, el tecnoestrés, la fatiga mental, la violencia y el acoso laboral o el acoso sexual son algunos de los principales riesgos psicosociales que los y las trabajadoras padecemos. “El problema es que esta tipología está interiorizada en la forma de gestionar las relaciones laborales en todas las empresas”, subrayan desde CNT. Un ejemplo es el acoso laboral, en el que “aún denunciándolo en los Tribunales, es muy difícil demostrarlo si no hay un apoyo colectivo detrás”.

Además, en este caso, no solo las empresas, también la Administración Pública es responsable, según CNT. “Tienen a la Inspección de Trabajo en cuadros, sobresaturada y sin capacidad de poder hacer su trabajo”, y esto en el caso del Gobierno Vasco es responsabilidad directa del PSE, que es quien gestiona el Departamento de Trabajo.

Para finalizar, CNT subraya que las secciones sindicales hacen una labor que alcanza todos los ámbitos de la prevención, y  añade que “estar organizadas en el trabajo es la mejor prevención que puede hacer una trabajadora”. Es necesario interiorizar que no hay que esperar a que la salud se resienta, hay que incidir antes: y esto “se puede hacer desde la cultura de la organización sindical”, subraya la central anarcosindicalista.

  • El sindicato llama a participar en los actos convocados el 1 de mayo
  • "Para el movimiento obrero es un reto importante hacerse oír, tomar conciencia de clase y neutralizar todos los ataques contra nuestra clase", señalan desde CNT
El Primero de Mayo CNT ha organizado diversas manifestaciones y actos en Euskal Herria. En Bilbao la cita será en la Gran Vía 56-58, a las 11:30 horas, y el mitin en la Plaza Arriaga. En Iruñea saldrá de Plaza Recoletas a las 12:00; a la misma hora comenzará en barakaldo (Bide Onera); en Gasteiz será a las 12:30 desde el Palacio de Congresos Europa. En Donostia habrá una marcha a las 10:45 Orereta-Renteria (Alameda) hasta Donostia ( Gros, Plaza Catalunya), y un acto a las  13:30 (Gros, Plaza Catalunya)

Se acerca el Primero de Mayo tras un año muy difícil para la clase trabajadora, en el que cada vez sectores más amplios de la población están teniendo dificultades para llegar a final de mes. La crisis que arrastra el sistema capitalista se agudiza y, como siempre, pagamos las mismas. A la precariedad laboral, el paro y las dificultades para el acceso a la vivienda, se le suma la subida de los costes de la vida y los continuos recortes. Esto se traduce en un aumento de la dificultad para el acceso de la clase trabajadora a recursos tan necesarios como la energía o la alimentación, pero también a la sanidad y la educación.

La pandemia por COVID ha provocado graves consecuencias económicas y sociales, pero éstas no se pueden descontextualizar de la crisis que ya arrastraba el sistema capitalista. Su constante necesidad de acumulación y consumo de recursos está generando un tremendo impacto en un planeta, que lleva tiempo dando señales alarmantes.

Ante esta grave coyuntura, los gobiernos reaccionan como siempre lo han hecho: aumentando el control social, limitando las libertades para la clase trabajadora, militarizando la sociedad, recortando en gastos sociales e iniciando guerras; actuaciones que solamente benefician a las élites capitalistas y cuyas consecuencias siempre las sufre el proletariado de todo el mundo.

El Primero de Mayo es una fecha muy importante para el movimiento obrero, porque con su dignidad y con su vida los mártires de Chicago grabaron en la historia los mejores valores que han movido a la clase trabajadora. Ellos y ellas nos vuelven a recordar hoy que, frente a la explotación nuestra respuesta es el apoyo mutuo y la organización colectiva; frente al racismo, el imperialismo y la guerra, la única vía es el internacionalismo proletario. Frente al autoritarismo y el patriarcado nos hemos de oponer con anarcosindicalismo, feminismo y asamblearismo.

Sin importar siglas, la esfera gobernante, una vez más, traiciona a la clase trabajadora.

Donde dicen ‘derogo’ significa ‘retoco’, para que parezca un cambio, pero sin que las trabajadoras y trabajadores mejoren sus condiciones de vida, convirtiéndose en una maniobra para reforzar las posiciones de la patronal. Del mismo modo, la llamada Ley Mordaza sigue ahí reprimiendo cualquier protesta, y multitud de familias continúan siendo desahuciadas.

A partir de ahora veremos que si el 40 % de los contratos indefinidos anteriores a la reforma laboral duraba menos de un año, con la nueva regulación la vigencia media de los contratos indefinidos bajará más. También crecerá el número de despidos, y la precariedad quedará ‘maquillada’ por los nuevos contratos fijos discontinuos. Seguimos esperando que las empleadas del hogar sean trabajadoras de primera, como merecen; ya sea a través del prometido Convenio 189 o incluyéndolas en el Estatuto de los Trabajadores, donde siempre deberían haber estado. Tampoco olvidamos la salud laboral y los accidentes laborales, que no paran de crecer y aparecen en nuevos sectores. Y las pensiones: se sigue sin dar marcha atrás a los mecanismos que hacen que cada vez estén más lejos y menos aseguradas las pensiones, ya que se rescatan bancos y empresas pero no los derechos adquiridos de la clase trabajadora.

En estos momentos, un reto trascendental para el movimiento obrero es hacerse oír, es tomar conciencia de clase y contrarrestar la oleada de movimientos nacionalistas, autoritarios, racistas y patriarcales. Basta ya de blanqueamiento por parte de los medios de comunicación y de pactos entre partidos políticos. Tenemos que organizarnos necesariamente al margen de las instituciones del estado; organizadas desde abajo, en el barrio, en el trabajo, en el sindicato, por la Justicia Social, el reparto de la riqueza y la abolición de las fronteras, para que nadie se vaya quedando atrás.

Este es el camino que ha escogido CNT y, por este motivo, este Primero de Mayo saldremos a la calle. Este Primero de Mayo ¡nos van a oír!

 

  • La Asociación Dianova, que trabaja para múltiples Administraciones Públicas, ha decidido cerrar el centro de trabajo de Zandueta (Nafarroa)
  • "El ERE no deja se ser una medida represiva por habernos organizado", señalan desde el sindicato

El pasado 15 de febrero de 2022, representantes de la Asociación Dianova se presentabaron en el centro de trabajo para comunicar el inicio de un proceso de despido colectivo que afectará a la totalidad de la plantilla, suponiendo el cierre definitivo del CET Zandueta.

Las trabajadoras y trabajadores del centro "llevamos años aguantando unas condiciones laborales pésimas, en unas instalaciones que han dejado mucho que desear a nivel sanitario y de riesgos laborales, totalmente desatendidos por la Asociación", señalan desde la sección sindical, pese a haber comunicado en numerosas ocasiones la problemática existente tanto a nivel laboral, como de instalaciones.

Han sido años en los que llegaban rumores de problemas económicos que podrían afectar a la viabilidad del proyecto. Sin embargo, en ningún momento se ha procedido a intentar mejorar la "nefasta gestión económica que nos ha traído hasta aquí, ni desde la dirección de Dianova, ni poniéndolo en común con los trabajadores y trabajadoras para poder encontrar soluciones", señalan desde CNT. En ningún momento se ha visto intención por parte de la Asociación de revertir esta situación, más si cabe cuando se ha ninguneado de manera constante a la Sección Sindical que representa a parte importante den la plantilla.

Con todo ello, se deja en la calle, sin voluntad negociadora para encontrar soluciones, a 19 profesionales que lo han dado todo en el día a día del centro, así como a las y los menores usuarios, a los que hay que buscar una solución de urgencia a toda prisa, sin tener en cuenta sus programas terapéuticos, afectando de manera grave a un colectivo tan vulnerable como éste.

En definitiva, CET Zandueta "no se muere, lo matan; más bien lo llevan matando años", acusa la sección sindical. Atrás queda todo el trabajo realizado y toda la ayuda prestada a este colectivo. Y, como siempre, no esperan que les den las gracias, desde una Asociación que, por mucho que intente vender, "carece de alma y corazón y ya no engaña a nadie".

Por todo esto, desde la sección de CNT en Dianova, denuncian que tras el cierre del CET Zandueta, y tras una fachada de ONG de acción social sin ánimo de lucro, se encuentra la lógica del máximo beneficio empresarial a costa de la precarización de los trabajadores y del bienestar de los usuarios.

  • La sección sindical denuncia la dejadez de y abandono del Gobierno Vasco en Osakidetza
  • “Hacemos un llamamiento a las plataformas a coordinarse, para hacer frente a los planes del Gobierno Vasco de desmantelar y privatizar Osakidetza”, señalan desde la sección

Tras una reflexión de las trabajadoras que integran la sección sindical de CNT en Osakidetza, han denunciado que “están hartas, de la constante presión de la dirección, del aumento de la carga de trabajo de la precariedad… de la que el Gobierno Vasco es directamente responsable”.

También han realizado una crítica a la respuesta sindical que se está dando en el Servicio Vasco de Salud. “Se convocan huelgas y movilizaciones que apenas llegan a la mayoría de los centros de trabajo, haciéndolo tarde y mal, y cuando por fin nos enteramos, con movilizaciones contradictorias, concentraciones en cada centro, a la misma hora y día que una manifestación centralizada por herrialdes”, señalan desde CNT. Además de denunciar que “en ningún momento están contando con nosotras, siendo esas movilizaciones decididas en despachos, aunque a quienes en participamos nos cueste salario y esfuerzo”.

Por último, desde la sección sindical apoyan a las diferentes plataformas y asambleas que se están creando en los diferentes centros con conflictos abiertos con Osakidetza. La sección les ofrece el sindicato porque “nos es útil y nos parece más fácil hacerlo así”, sin embargo, aclaran que desde CNT lo que realmente buscan es que “las trabajadoras nos organicemos”. Por eso llaman a las diferentes plataformas, a coordinarse, “y con nosotras o sin nosotras si así lo consideran”, para hacer frente a los planes del Gobierno Vasco para acabar con el Sistema Público de Salud, para desmantelar y privatizar Osakidetza.

En las siguientes líneas se puede consultar el comunicado completo.

ES HORA DE ORGANIZARSE, ES HORA DE CAMBIAR LAS COSAS. LUCHA POR TI, POR TODAS, CON NOSOTRAS

Las trabajadoras y los trabajadores de Osakidetza estamos muy cansadas, y estamos hartas.

Hartas de soportar plenamente y sin apenas apoyos la responsabilidad del funcionamiento del sistema. Hartas de la constante presión de la dirección sin dar nada a cambio, hartas del incesante aumento de la carga de trabajo, de la desorganización estructural, hartas y hartos de la precariedad y de la cada vez mayor falta de recursos.

Ya son más de 2 años de gestión de la pandemia del Covid, y en este tiempo ha quedado más que claro la dejadez y abandono del Gobierno Vasco, y de los partidos que lo sostienen, PNV y PSE- PSOE, al Sistema Sanitario Público, a Osakidetza, a sus trabajadoras y trabajadores y a la gran mayoría de la población que sigue dependiendo de ella para garantizar su salud.

Y reconociendo esto, que son el Gobierno Vasco y los partidos que lo sostienen los principales responsables del continuo deterioro y desmantelamiento de Osakidetza y sus servicios, estamos también hartas de una respuesta sindical sin contar nunca con nosotras, con nosotros, las y los trabajadores de Osakidetza. A veces dudamos, que cuenten siquiera con sus afiliadas y afiliados.

Así, convocan huelgas y movilizaciones que apenas llegan a la mayoría de los centros de trabajo, haciéndolo tarde y mal, cuando por fin nos enteramos, con movilizaciones contradictorias, concentraciones en cada centro, a la misma hora y día que una manifestación centralizada por herrialdes. Esto ocurre, como decimos, cuando no se cuenta para nada con nosotras y nosotros, cuando estas movilizaciones se deciden en despachos, y su intención es meramente propagandista, aunque a quienes en ella participamos nos cueste salario y esfuerzo, porque lo que no hagamos el día de la huelga, nos espera al día siguiente, pero ellos solo quieren reeditar la mesa negociadora, que la empresa les haga algo de caso, y seguir justificando su existencia.

Y es por esto, que también nos tienen hartas.

Entendemos por ello, que en diferentes centros se creen plataformas y asambleas de trabajadoras y trabajadores al margen de esos sindicatos, porque como trabajadoras, sabemos de la necesidad de la organización, de que sólo juntas, unidas, tenemos alguna opción para cambiar las cosas, para arreglar nuestros problemas.

Es por ello que apoyamos a las diferentes plataformas y asambleas que se están creando en los diferentes centros con conflictos abiertos con Osakidetza. Si ofrecemos el sindicato es porque nos es útil y nos parece más fácil hacerlo así, pero desde CNT lo que realmente buscamos es que las trabajadoras nos organicemos. Por eso llamamos a las diferentes plataformas, a coordinarse, y con nosotras o sin nosotras si así lo consideran, hacer frente a los planes del Gobierno Vasco para acabar con el Sistema Público de Salud, para desmantelar y privatizar Osakidetza.

Las trabajadoras y trabajadores de CNT en Osakidetza, que como el resto padecemos y sufrimos esta situación, sabemos que sólo la respuesta organizada y unida puede revertirla. Pero aún somos muy pocas, aún estamos muy difuminadas y dispersas para abordar directamente la confrontación con la dirección, pero estamos convencidas que somos una herramienta adecuada para hacerlo. En CNT todas y todos contamos, todas y todos nos cuidamos, todas y todos nos apoyamos, apostamos por la participación y la solidaridad, sin liberados, un sindicalismo entre iguales, con los medios y experiencias de más de 110 años de historia.

Hoy, organizarse, no es una cuestión de apetencia, sino de necesidad. Cuenta con nosotras, cuenta con CNT.

  • CNT denuncia múltiples irregularidades en Lanerako S.L., empresa que lleva el mantenimiento en Santurtzi
  • "El Ayuntamiento es responsable de cómo se gestiona el dinero y de las condiciones de trabajo en el servició", señalan desde la sección sindical

La plantilla de Lanerako S.L., empresa que realiza trabajos de mantenimiento para el Ayuntamiento de Santurtzi dentro de su plan de empleo 2021/2022, han constituido recientemente la Sección Sindical de CNT en la empresa para defender sus derechos.

Desde la Sección Sindical de CNT "queremos denunciar que el dinero público destinado para este plan de empleo, se está destinando a una empresa privada que, a su vez, ha propiciado la bajada de salarios y empeoramiento de las condiciones laborales, respecto a años anteriores".

Además, desde la Sección Sindical de CNT hemos interpuesto denuncia ante la Inspección de Trabajo en relación al precario estado de los vestuarios puestos a disposición de la plantilla, ya que disponen de un único vestuario para una treintena de trabajadores y trabajadoras. Por otra parte, también han denunciado la imposición de Lanerako S.L. a la hora de elegir vacaciones, ya que obligó a la totalidad de la plantilla a disfrutarlas al comienzo de su relación laboral.

Desde la Sección Sindical de CNT denunciamos públicamente las irregularidades cometidas por el Ayuntamiento de Santurtzi en el plan de empleo y defenderemos los derechos de toda la plantilla.

  • “La Dirección pretende aplicar un ERTE hasta finales de año para disponer la plantilla a su antojo”, ha señalado la sección sindical
  • En marzo finalizó el periodo de consultas sin acuerdo, y desde la central anarcosindicalista se oponen a la medida.

Tras finalizar el periodo de consultas sin acuerdo entre la parte social y la dirección de la empresa, el plan de aplicar el ERTE sigue vigente. “La empresa quiere aplicarlo hasta final de año; así, puede estar mandando gente a casa en temporada baja, y en temporada alta, mantenernos trabajando”, ha señalado la sección sindical. Así, Ercilla Hoteles se ahorra dinero “a costa de los y las trabajadoras”, denuncian las trabajadoras.

Según CNT, no han dado una planificación realista de la carga de trabajo, ni han justificado la idoneidad de la medida. Un ejemplo está siendo la semana santa, que “tiene el hotel casi al completo”, resaltan las trabajadoras. “Se escudan en que 2020 y 2021 han sido malos años; pero lo han sido para todas, por la pandemia”, han subrayado desde la sección. “Es posible reorganizar el trabajo sin aplicar un ERTE, pero lo que quieren es ahorrarse dinero, nada más”, han concluido desde CNT.

La central anarcosindicalista va a tomar medidas en caso de que la empresa siga con su plan adelante.

Entrevista de Juanjo Basterra publicada en Sare Antifaxista. Imagen de Unai Arraiza.

Endika Alabort, economista y miembro de CNT, disecciona en esta entrevista en Sare Antifaxista lo que está ocurriendo en el ámbito de la economía y la situación sociolaboral en estos momentos de crisis para los de siempre: las clases populares, la clase trabajadora, mientras que la élite económica y empresarial siguen acaparando grandes beneficios. A su juicio, “la forma para volver a generar crecimiento económico parece que va a ser mediante los conflictos bélicos, que generan grandes beneficios a la industria armamentística y al mundo financiero”. 

Alabort destaca, de todas maneras, que ya partíamos de una situación crítica para la clase trabajadora con las reformas laborales que no se han derogado. Mantienen las amenazas contra trabajadores y trabajadoras. Según él, “lo peor de todo ha sido que se ha vendido de manera obscena la derogación de la reforma laboral de 2012, cuando no es así” y afirma con rotundidad que “se puede estar teniendo beneficios y despedir barato. Esto no deja de ser una bomba de relojería que estalla cuando el empresario desea, a costa del empleo de los y las trabajadoras”. 

Lo que tiene muy claro es que “estamos en una guerra entre el capital y el trabajo, y quién decide subir los precios, es el capital” y, en este caso, añade que esa intención de fijar  un ‘pacto de rentas’ “es algo similar a los Pactos de la Moncloa: moderación salarial a cambio de algo que no sabemos muy bien qué es, con el objetivo de que el ‘Régimen del 78’ sobreviva”. Aunque ve difícil el panorama, admite que hay esperanza en el mundo laboral. “El sindicalismo y solidaridad de clase, dejando de lado las políticas de pacto social y dependencias de partidos políticos, son las herramientas que nos pueden facilitar esa visión en conjunto que aúne las luchas de clase. hay esperanza, que nos hace falta”.

El conflicto entre Ucrania y Rusia nos mete, de nuevo, en una crisis económica, ¿qué debemos de saber de la crisis? ¿Hay motivos para alarmarse o nos están metiendo el miedo en el cuerpo para evitar que las clases populares reclamen la parte que les corresponde de la riqueza que se crea, de nuevo?

Estamos en una dinámica económica que, para las clases populares de Europa Occidental, la situación negativa se está acelerando; para las de otros territorios, ya era negativa por sí. Tal como comentábamos en febrero del año pasado, los ciclos económicos se están acortando cada vez más, y parece ser que la salida que las élites están proponiendo, es la de una posible “regionalización” de la economía, en bloques; esta puede ser una de las interpretaciones de la actual fase de la globalización económica. Es algo que desde medios académicos ya se manejaba, la posible deriva de la globalización de finales del siglo XX a una globalización regionalizada. Si bien, a día de hoy todavía no está claro si esta vía es la que se impondrá.

Lo que sí está claro es que, para el caso europeo, las políticas de austeridad no han ayudado a la economía en general, aunque sí a las élites financieras. La respuesta ante la pandemia ha sido una barra libre de financiación que las clases trabajadoras tendremos que pagar más adelante, ya que, de proseguir con las políticas de austeridad, el riesgo de impagos habría afectado directamente al sistema financiero, y eso es algo que de momento no van a tolerar desde Europa. Sin embargo, lo que tenía que haber sido un nuevo Plan Marshall, parece que no acaba de arrancar, ya que las tasas de crecimiento del PIB siguen incumpliendo las previsiones tan optimistas que había a finales de 2020.

Ante esta situación, la respuesta incentivada desde (sobre todo) Estados Unidos y los estados europeos está siendo un neokeynesianismo de guerra. Neokeynesianismo porque el Estado interviene en el mercado, pero no se está apoyando los controles estatales a las empresas, entre otras cuestiones; de guerra porque la forma para volver a generar crecimiento económico parece que va a ser mediante los conflictos bélicos, que generan grandes beneficios a la industria armamentística y al mundo financiero, como elementos clave a la hora de tirar de la economía.

Lo que se encuentra detrás de esta deriva es el posicionamiento del capital para controlar recursos y mercados, ya que son conscientes de los problemas ecológicos y sociales que nos vienen encima.

Tras este contexto general, si aterrizamos en la calle, más allá de los cambios de estrategia económica que puedan realizar las élites, lo cierto es que la guerra ya está siendo propuesta como excusa para atenuar las exigencias de los y las trabajadoras, como antes lo fue “la crisis” (de 2008) y luego la pandemia. Siempre hay una excusa para no redistribuir la riqueza, y las perdedoras somos las de siempre: los y las trabajadoras.

Sí hay sectores que se van a sentir afectados, sobre todo derivado del aumento del precio de diversos productos, entre ellos los energéticos. Si atendemos a empresas, el Gobierno Vasco ha detallado que son 32 las empresas con implantación en Rusia, del que la Comunidad Autónoma es importadora neta. Aún así, mi intuición dice que esto no es más que otra fase de la crisis permanente en la que nos encontramos, por lo que para las que llevamos desde 2008 en crisis, nos lo quieren pintar muy mal, cuando la situación ya era mala. Estos augurios no dejan de ser otro dique de contención para que no nos apropiemos la riqueza que nos corresponde como clase productora, creadora de la riqueza.

Si antes la excusa de los incrementos de luz, gas, gasolina, productos de primera necesidad…era la crisis del Covid 19, ahora es la guerra, ¿los paganos siempre son los trabajadores, las capas populares?

La maquinaria propagandista bélica se ha puesto en marcha y es evidente que todo lo que no sea apoyo a la guerra, es censurado: hay que cerrar filas en favor de la guerra, esgrimiendo la defensa de supuestos valores “democráticos”, la defensa de un país agredido, haciendo vergonzosos símiles con la guerra civil española para justificar el envío de armamento, que, como ha quedado en evidencia, muchas de las veces ha ido a parar a manos de ultraderechistas.

¿Quién gana y quién pierde con la guerra? Es un tópico decirlo, pero quienes mandan ir a la guerra (o la fomentan o financian) no son los que empuñan las armas o acaban bombardeadas y desplazadas. Era evidente que un conflicto de este calibre afectaría a los precios de muchos elementos básicos, entre ellos la energía, pero se ha convertido en la excusa perfecta para aumentar el gasto militar, en detrimento de las necesidades más básicas de toda la población.

El rearme y mayor destino de recursos al ámbito militar y policial van a ir en aumento, por cuestiones de control social, tal como ha evidenciado la pandemia, como por razones geopolíticas, como lo está siendo ahora. A los gobernantes les faltaba una excusa que ahora tienen y la van a convertir en razón de Estado. Como ejemplo tenemos las declaraciones de Josep Borrel y Ana Patricia Botín pidiendo esfuerzos a la ciudadanía para asumir los costes de la guerra.

Quienes financiamos las guerras somos los y las trabajadoras, y también quienes sufrimos sus consecuencias. No deja de quedar en evidencia la lucha de clases, en la que las últimas crisis no han hecho más que desequilibrar la balanza a favor del capital. Sin organización, somos las clases populares las que asumiremos estos costes.

¿Por qué los gobiernos no se atreven a tomar medidas reales de apoyo a la mayoría de la población, puesto que seguimos viendo que la riqueza sigue creciendo para los ricos y va de manera imparable en el siglo XXI y, por el contrario, la pobreza también sigue creciendo?

Por un lado está la propia debilidad de los gobiernos en general, que en los últimos 30 años, bajo las premisas ideológicas neoliberales, que en el caso europeo se condensan en el Tratado de Maastricht y a nivel global en el Consenso de Washington, se han ido despojando de herramientas que les podría haber dado cierto margen de maniobra en lo que corresponde a la economía. La política monetaria está en manos del Banco Central Europeo, en la que los estados miembro no pueden incidir; la política fiscal también está limitada, al seguir las recomendaciones de los organismos internacionales y las autoridades de la Unión Europea. Y sobre el gasto público, más de lo mismo: ahora se ha dado cierta flexibilidad, pero habrá que ver si se mantiene la misma en los próximos años y a cambio de qué.

Por otro lado, los gobiernos no controlan la totalidad del Estado. El caso de los poderes judiciales es evidente, y no por su independencia, sino por su parcialidad. Pero no debemos olvidar a los altos funcionarios, las fuerzas policiales y militares, entre otros, que pueden tener una agenda diferente a la del gobierno y torpedear todo avance social que se legisle.

Además, está la dependencia en los diferentes poderes económicos: con un bombardeo mediático pueden tumbar gobiernos con facilidad, con un bloqueo financiero pueden generar muchos problemas o, con cierres patronales, intentar acosar a un gobierno.

En resumen, si tenemos sólo en cuenta al gobierno, hay una debilidad manifiesta, una dependencia de los poderes reales y una incapacidad para tomar medidas tajantes. Así se puede explicar que un 25% de los niños y niñas de la Unión Europea sean pobres, en la que el Reino de España está a la cabeza (30%) y un 26,7% en la CAPV, y no se aborde este problema desde ya. La política del mal menor nos lleva a estas crudas realidades.

Sin embargo, eso no quiere decir que no se pueda revertir la situación. Por muy progresista que sea un gobierno, si ese gobierno no siente la amenaza popular, jamás tomará medidas que pongan en riesgo al poder. Y digo amenaza, que no presión. Solo bajo una organización popular, independiente de partidos políticos, con una hoja de ruta anticapitalista y antiautoritaria, se puede coaccionar a un gobierno a obtener concesiones a favor de las clases populares. Un sindicalismo independiente y de intención revolucionaria; organizaciones barriales y de pueblos, movimientos sociales no subvencionados… pueden forzar situaciones en las que las clases trabajadoras salgan ganadoras, a pesar de la intención que tenga el gobierno de turno. Es así como se debería entender que un gobierno tomase medidas drásticas en contra de la pobreza y del abuso empresarial; si estamos esperando que un número determinado de diputados tomen ese tipo de medidas, delegando, pues lo que tenemos es la realidad actual.

Llegar a ese punto no es fácil, pero es posible. Y llegado a este caso, la cuestión quizás debería ser si realmente necesitamos un Estado, o nos podemos organizar de otra manera, más democrática, antiautoritaria, participativa y con una orientación transformadora de la sociedad.

Cuando debiéramos de estar hablando de la reforma laboral y sus consecuencias, ha aparecido el conflicto Ucrania-Rusia. ¿Crees que la reforma laboral va a mejorar las condiciones de trabajo?

Ha habido grandes disputas sobre si supone mejoras o no. Los sindicalistas y expertos que han defendido sus bondades, entre los que se encuentran personas que estimo y respeto, han subrayado ciertos avances.

Yo diferenciaría dos niveles, uno jurídico y otro que afecta directamente a los y las trabajadoras. La mayor controversia se ha producido en primer nivel. Los firmantes han defendido las bondades de la misma, afirmando que supone un gran paso adelante; sin embargo, en mi opinión, esta reforma puede ser profunda, pero no efectiva. Y es una opinión avalada también por juristas.

Para confirmar que supone un avance, habría que analizar todo el contexto: la Reforma Laboral de 2010 abrió la puerta a la flexibilidad interna, mientras que la de 2012 la amplió en toda su extensión. Lo que hacen estas dos reformas laborales es situar a la clase trabajadora en la más absoluta debilidad en el ámbito de la relación laboral. Esta última reforma no lo invierte; las medidas planteadas en la reforma han tratado la flexibilidad en el acceso a las empresas y los tipos de contratos, pero no se ha reducido la flexibilidad en el despido, que es la que refuerza la situación de la clase trabajadora.

El segundo nivel es el que afectará directamente a los y las trabajadoras, que es lo que en verdad importa. Se pueden modificar el turno, el lugar de trabajo y el horario, a la vez que se despide al trabajador libremente y con indemnizaciones ridículas. Por tanto, en esta situación es muy difícil que las trabajadoras hagan cumplir a las empresas una serie de normas, aunque estas estén recogidas en el Estatuto de los Trabajadores. Esto, que ni se ha tocado, es la base de las Reformas Laborales de 2010 y 2012. Por eso afirmo que esta reforma laboral no es eficaz.

En resumen, lo que se ha hecho es el juego del trilero. Se han dado algunos avances insuficientes, algunos de ellos ya aprobados previamente por los Tribunales, como la ultraactividad; se han adoptado otras medidas de maquillaje para aumentar estadísticamente los contratos indefinidos, aunque se mantiene vigente el despido libre; y la flexibilidad interna y externa no se han tocado. Por eso no se puede afirmar que sea una mejora sustancial.

Lo peor de todo ha sido que se ha vendido de manera obscena la derogación de la reforma laboral de 2012, cuando no es así. Además se ha jugado a confundir, al señalar desde el Ministerio de Trabajo que no era técnicamente posible, desdiciéndose posteriormente. Yo puedo entender que, en un momento dado, sindicatos firmantes y Trabajo digan que este acuerdo es el único posible vista la correlación de fuerzas actual (cosa que no es cierta y que no comparto), pero decir que se ha derogado la reforma de 2012 es un engaño en toda regla.

Yendo un poco a desmontar esa reforma laboral, quienes la han firmado nos dicen que creen los empleos fijos, pero la realidad es que en los primeros meses se han firmado muchos menos contratos fijos que un año antes. ¿Cómo ves la estabilidad del mercado de trabajo? Y ¿crees que todos esos contratos de obra y servicio, que en teoría desaparecerán, se van a convertir en fijos? ¿Hacia dónde van a ir esos contratos?

Habrá que ver. De momento, y si dejamos de lado la excepcionalidad del año 2020, el aumento de los contratos fijos se debe más a la conversión que a nuevos contratos; y además, el número total de contratos firmado ha sido menor en general.

Creo que la dinámica de despidos colectivos por EREs y por concursos de acreedores va a aumentar, porque con los ERTEs muchas empresas lo que han hecho es posponer este tipo de medidas drásticas. Por otro lado, si se confirma la ralentización de la economía, los despidos por causas económicas, descuelgues de convenio y no renovaciones van a aumentar. Hay que señalar que una de las causas que no se han tocado en la reforma, las económicas, dan barra libre para despedir casi gratis: un situación económica negativa, en casos tales como la existencia de pérdidas actuales o previstas, o la disminución persistente del nivel de ingresos o ventas. Esto es, se puede estar teniendo beneficios y despedir barato.

Esto no deja de ser una bomba de relojería que estalla cuando el empresario desea, a costa del empleo de los y las trabajadoras. Por eso, interpreto que el mercado laboral seguirá siendo un ámbito inestable para los y las trabajadoras, en las que probablemente aumente la rotación de personas del empleo al desempleo, y viceversa.

En lo que corresponde a los contratos por obra y servicio, se ha dicho que pasarían a ser indefinidos. Sin embargo, hay que puntualizar: los que estaban firmados antes del 31 de diciembre de 2021, seguirán igual hasta su finalización. Por lo que pueden duran 3 años, más la ampliación que le haya dado el convenio colectivo correspondiente. Tiempo de sobra para las empresas, que están utilizando con el objetivo de mantener unas condiciones similares o acabar despidiendo. Se sigue dando barra libre con la contratación temporal por circunstancias de la producción y, de hecho, se amplía, cuando es la fuente del mayor fraude empresarial en el Estado Español. Y por último, tenemos la contratación indefinida, en el que el número de contratos fijos discontinuos ya se han multiplicado; contrato precario por definición.

Es probable que buena parte del impacto de la reforma se demore hasta mediados o finales de año, y que el tipo de contratación por circunstancias de la producción y fijos discontinuos aumenten de peso. Pero lo que no va a reducirse es la rotación, para eso hacen falta herramientas como una Inspección de Trabajo con plantilla y recursos suficientes, y unos sindicatos que cumplan su papel en este ámbito, además de plantillas movilizadas.

La inflación creciente perpetúa la pérdida de poder adquisitivo de la población, ¿crees que hay que reclamar subidas salariales ligadas a la inflación?

Llevamos unos meses en los que los medios nos están alertando de una inflación cada vez mayor, remitiéndose a los años 80 y hablando de estanflación. Lo que no analizan es el origen de la misma y quiénes lo están fomentando.

A día de hoy, todavía se enseña en las facultades de economía la Curva de Phillips, que relacionaba desempleo y tasa de inflación: a menor desempleo, mayor inflación. Ha sido la excusa durante decenios para que hubiese un alto desempleo, como peaje para bajar la inflación y, sin embargo, la realidad empírica le ha quitado el peso a esta relación.

La cuestión es, ¿por qué hay ahora una inflación relativamente más alta que en la década previa? Estamos en una guerra entre el capital y el trabajo, y quién decide subir los precios, es el capital. A partir del verano de 2021 los beneficios empresariales han repuntado rápidamente, y con una situación de disminución real de salarios, cualquier excusa vale para aumentar los precios, aprovechando para recomponer márgenes. Esto es, hay crecimiento económico, estancamiento salarial… pues otra vía de aumentar beneficios (a costa de la clase productora) son la subida de precios.

A nivel internacional, se está especulando con los productos básicos y con los energéticos; dentro del Estado, también. Han quedado en evidencia grandes cadenas de distribución alimentaria; mientras los rentistas pujan por subir el precio de los alquileres.

Ante esto, ¿los y las trabajadoras nos quedamos quietas? No. Durante los años más duros de la crisis muchas empresas han tenido beneficios; otras utilizan la legalidad para aparentar que apenas los tienen. Ya hemos perdido capacidad adquisitiva, al menos desde que entró el Euro, y todavía no la hemos recuperado. ¿Vamos a perder más para que ganen unos pocos? No. Es por ello que hay que defender la subida salarial ligada al incremento del coste de la vida.

Desde la patronal y las empresas se nos dirá que, entonces el negocio no es viable. Ahí hemos de tener una propuesta clara: la eliminación de gastos superfluos como los altos cargos, directivos y similares. Entrar a debatir el mismo funcionamiento de la empresa, con el objetivo de su recuperación por parte de los y las trabajadoras.

No hay que olvidar que a la inflación se le ha llamado el impuesto de los pobres y golpea más fuerte a las rentas más bajas. 

¿Qué opinas del supuesto ‘pacto de rentas’ que se empieza a hablar mucho para limitar el aumento salarial ligado a la inflación? Es algo así como los Pactos de la Moncloa, que perpetuaron la transición y el régimen del 78. Desde años ochenta los trabajadores han sufrido más de 50 reformas laborales, que han impuesto condiciones de temporalidad y peores contrataciones, que nos han llevado a un mercado laboral superprecario.

Por lo que he podido leer, el planteamiento es algo similar a los Pactos de la Moncloa: moderación salarial a cambio de algo que no sabemos muy bien qué es, con el objetivo de que el ‘Régimen del 78’ sobreviva.

En los últimos años se ha referenciado a la Transición, pasando los “críticos del sistema” de denostarla a ponerla en valor, una vez han tocado poder. La realidad es que este régimen lleva en crisis desde 2011, y todavía no se ha cerrado con una alternativa estable para los poderes reales, que es lo que se está intentando acordar.

Si hacemos un resumen de lo que ha supuesto este Régimen, fue el desarmamiento de la clase trabajadora a cambio de participar en el poder (y de su corrupción sistémica) sin tocar los elementos clave del franquismo: unidad nacional española, amnistía para los crímenes de lesa humanidad y mantenimiento en el aparato del Estado del franquismo.

Desde 2011 esto está en crisis, y lo que se propone es un engaño en toda regla. Es el enésimo intento de relegitimación de ciertos partidos políticos y sindicatos pactistas. Sólo que ahora partimos de una situación de mayor desorganización y debilidad por parte de la clase trabajadora.

Aún así, creo que un pacto de este tipo ni siquiera serviría para que el régimen superara la crisis que padece. Si en los 70 existía la posibilidad de mejorar el nivel de vida con esa transacción, a día de hoy habría que ser muy ingenuo para creerlo. Además que partimos de más de una década en la que las empresas han hecho lo que han querido, a costa de un recorte brutal en el escasamente desarrollado Estado del Bienestar y una devaluación salarial enorme.

¿Qué te parece que las pensiones hayan aumentado con la media del IPC anual y no como lo hacía antes de su intervención por el Gobierno del PP que se incrementaba sobre el IPC de noviembre? ¿El Gobierno español con quienes le apoyan están “atracando” a los pensionistas?

Las pensiones son una patata caliente para el gobierno de Madrid: por un lado, se quiere reducir su cantidad global debido al peso específico que tienen; por otro, cualquier reforma que aborde la sostenibilidad de las mismas, ha de afrontar la mejora firme de las condiciones laborales actuales, cosa que ni se han atrevido a hacer desde el ejecutivo de Madrid. Y luego tenemos las presiones del capital financiero para quedarse con todo el pastel, con sus cómplices en el gobierno y en la Administración. El punto de equilibrio que han elegido se encuentra al lado de los poderes financieros y no de los y las pensionistas.

Con esos mimbres, la política a largo plazo es el fomento de las pensiones privadas, y para eso hay que ir desinflando poco a poco las pensiones públicas. Así se entienden las propuestas de Escrivá, que ha trabajado en el Banco de España, Banco Central Europeo, BBVA y AIReF (órgano gubernamental de fiscalización de las cuentas públicas), de retraso en la edad de jubilación, aumento del periodo de cálculo de las pensiones, entre otras, no dejan de ser continuistas con las realizadas en los gobiernos del PP.

El hecho de tomar el IPC anual en vez del de noviembre, pues le supone un pequeño ahorro al Gobierno, pero desde el punto de vista del aumento del coste de la vida, se les complica a los y las pensionistas. Entiendo esta medida gubernamental como otro pequeño paso más para seguir erosionando el sistema público de pensiones, con cómplices directos y por omisión.

Por último, ya sé que no tienes la bola de cristal, pero ¿cómo ves el futuro cercano a nivel económico y laboral?

El titular sería tiempos convulsos. Los que verdaderamente tienen el poder económico están haciendo apuestas muy agresivas, tomemos como ejemplo el caso de la guerra ruso-ucraniana, las sanciones a Rusia y el papel que está jugando el gobierno de Estados Unidos en todo ello, con el alto coste en vidas y golpe a las economías involucradas. Por otro lado, muchos aplaudían el viraje de la Unión Europea con el Pacto de Resiliencia, sin entrar a analizar quién lo financiaba y el coste que acarreaba. Los supuestos beneficios van a mermar mientras las clases populares pagaremos por ello, ya sea vía reformas o recortes en derechos. En resumen, no veo un periodo estable de crecimiento económico a corto plazo, sino vaivenes constantes sin lograr un equilibrio; vamos, lo que ha sido el capitalismo de toda la vida, sin un control serio.

En el aspecto laboral, sin embargo, si veo una posibilidad de generar un clima en el que se puedan dar avances. La dinámica de luchas en empresas concretas, que han contado con la solidaridad de trabajadores y trabajadoras de otros centros, han encendido la chispa del apoyo mutuo que hace falta para empezar a revertir la situación. Es un inicio. El sindicalismo y solidaridad de clase, dejando de lado las políticas de pacto social y dependencias de partidos políticos, son las herramientas que nos pueden facilitar esa visión en conjunto que aúne las luchas, que las ayude a coordinarse. Hay camino por recorrer, pero también hay esperanza, que nos hace falta.

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