Sí, anarkofeminista, abolicionista, dicen que somos radicales o que se yo, y radical, esto no significa más que “ir a las raíces” que no es más que, no quedarse sólo con lo aparente sino que ir a la raíz del problema. Creo firmemente que en cierto modo tenemos que ser radicales y profundizar, ya que el patriarcado es radicalizado en todos sus ámbitos, laborales, familiares, amistad, trata de seres humanos, prostitución, etc… y en este sistema tan enquistado no hay más remedio que ir a la raíz del problema para poder hacer algo y no dejarlo a medias tintas.
También como anarkofeminista, como mujer, como persona, no puedo aprobar la esclavitud y por tanto la trata y la prostitución. Pienso que es algo terrible, es una “no relación” es sexo a cambio de dinero o en la mayoría de los casos de esclavitud por esas “deudas” contraídas desde los orígenes y que finalmente nunca acaban de ser saldadas debido a la invisibilidad de estas mujeres y no tener a nadie que les apoye o ayude a salir de ese mundo. No tienen opciones porque nadie sabe que existen. A estas personas que dicen sí a la regulación, les preguntaría, ¿regularías la esclavitud? Y por otro lado, alguien cree que sí podrían elegir entre ser administrativas o prostitutas, elegirían la prostitución ¿?¿ No, no lo creo.
Sí, me considero una mujer anarkofeminista y abolicionista. Desde hace muchos años he tenido la suerte, el privilegio de hablar y compartir momentos con mujeres que han o están en el mundo de la prostitución, unas conversaciones que ciertamente a cualquiera le pondría los pelos de punta, por no decir incluso llorar. Tienen unas historias tan terriblemente duras, tristes, tienen tan interiorizadas esas vivencias, que francamente, no sé cómo se puede vivir con eso dentro. Cuando hablo con ellas, te miran, pero parece que están mirando más profundo que a tus ojos, parece que no te ven y que ellas no están ahí contigo. Te cuentan como un minuto de trabajo se les hace como un día entero, como han salido de sus pueblos, poblados, chabolas para poder tener una vida mejor y como no, poder enviar dinero y ayudar a sus familias en sus países de origen, todo lo que han pasado hasta llegar aquí, vaya ni a mi propia enemiga se lo desearía. Por esto y mil cosas más que me cuentan, me hace mucha gracia cuando se defiende la regularización, evidentemente, es muy sencillo hablar cuando no hemos pasado ese viaje desde sus lugares origen hasta el destino, los maltratos, violaciones y demás vejaciones que sufren una y otra vez y que encima una vez llegadas a su destino, todo igual, siguen las violaciones, los maltratos, la esclavitud y sí, es muy sencillo hablar desde la lejanía por eso invito a todas estas personas a que se sentasen un momento antes de dar su opinión, reflexionar y sobre todo, ponerse en sus zapatos.
Creo que como sociedad deberíamos empezar a cambiar el chip de las cosas que nos parecen normales y realmente son aberrantes. En esta sociedad sufrimos una “violencia” dentro de los medios de comunicación, redes, calle etc… que hace que veamos lo anormal, normal, parece que la prostitución es algo normal de siempre, que el abuso de fuerza y poder de lo masculino sobre lo femenino es lo normal. Siempre nos han vendido, la mujer en casa, al cuidado de las hijas, el marido, la madre y el padre, supeditada al marido,…en cambio el patriarcado da vía libre para que el hombre para lo que quiera cuando quiera, trabajar fuera de casa, ir de bares, ocio, amigos, etc.. y esto nos lo han hecho interiorizar tanto durante tanto tiempo que nos parece normal y no lo es, esto es arbitrario y se llama “machismo”.
Como conclusión, creo que se debería educar emocionalmente a niñas y niños desde muy temprano, educarles en cooperación, amor, buen rollo, empatía,…y trabajar en la educación sexual para poder crear un mundo mejor.