Lanzar palabras al viento y que el viento las recoja, las arrastre y las esparza por las cuatro esquinas de este mundo que se devora a sí mismo sin remedio y se desmorona entre los gemidos de aquellos que ni vemos ni oímos, aquellos que, inservibles hoy, han sido arrojados a un lado del camino. Palabras que vibren de revuelta y de esperanza, que abran los ojos a los que no quieren ver y hagan oír a los que se niegan a escuchar, que exalten los ánimos y calienten los corazones, que embriaguen las mentes de deseos y alegrías, que…