27/06/2022

¿Tenemos el poder?

Escrito por H. V. Alonso

El pasado fin de semana se celebró en Vitoria-Gasteiz el Azkena Rock Festival tras los obligados dos años de parón debido a la pandemia. El sábado 18 se subió al escenario principal del festival Patti Smith acompañada de su banda. La artista estadounidense tiene 75 años, y la verdad es que sigue siendo una mujer con una fuerza especial y su voz sonó fuerte, clara y poderosa. Musicalmente hablando, no soy muy fan de Patti, pero reconozco que me gusta ella como mujer; su imagen ambivalente, su actitud nada pretenciosa y su determinación. Me da la sensación de que siempre se ha comportado sin importarle demasiado los cánones estéticos del momento o lo que los demás piensen de ella. Y eso mola.

Hubo dos momentos del concierto que me hicieron pensar y darle vueltas a una idea. En un momento del concierto, Patti recordó a la audiencia que el pasado abril se habían cumplido 25 años de la muerte del poeta Allen Ginsberg y pasó a recitar un poema suyo, el que se conoce como Nota a pie de página para Aullido. Lo hizo en inglés, obviamente, (me alucina este hecho: los artistas a menudo piensan que por estos lares todos dominamos la lengua de Shakespeare) y con pasión. Aullido (1956) es el poema más conocido de Ginsberg, y según la crítica, en él denunciaba las fuerzas destructivas del capitalismo y la conformidad en Estados Unidos. Ginsberg luchó contra el racismo, el militarismo y las guerras, la homofobia, las construcciones familiares tradicionales, y básicamente cuestionó todo lo que era sagrado en la puritana sociedad norteamericana de la época.

https://www.poetryfoundation.org/poems/54163/footnote-to-howl (en inglés)

http://gatopistola.blogspot.com/2011/01/nota-al-pie-de-pagina-de-aullido-por.html (en castellano)

En este poema final el poeta nos habla de todo lo que para él es ‘sagrado’, y por supuesto, no tiene nada que ver con lo que la mayoría de los estadounidenses consideraba sagrado.

El segundo momento fue el cierre del concierto con la conocida y aclamada People have the power (1988) (La gente / El pueblo tiene el poder).

The power to dream, to rule / To wrestle the Earth from fools / But it's decreed, the people rule / But it's decreed, the people rule / Listen, I believe everything we dream / Can come to pass through our union / We can turn the world around / We can turn the Earth's revolution / We have the power / People have the power…

El poder de soñar, de gobernar / Para arrebatarles la tierra de los idiotas/locos/ Pero está decretado, la gente gobierna / Pero está decretado, la gente gobierna / Escucha, creo que todo lo que soñamos / Puede llegar si estamos unidos / Podemos cambiar el mundo mundo / Podemos transformar la revolución de la Tierra / Nosotr@s tenemos el poder / La gente tiene el poder…

Me quedé pensativa y un poco contrariada porque mi primera y descorazonadora idea fue pensar que no, que la gente no tiene el poder. Y seguí dándole vueltas. Lo que es esencial para la gente no ha cambiado en todo este tiempo; todos aspiramos a tener un sitio decente donde poder vivir, alimentarnos de una manera saludable y estar rodeado de personas que nos hacen sentir bien. Necesitamos trabajar, ¡claro! Y aspiramos a ser respetados y a no volver a casa hechos polvo tras cada jornada. Porque de momento, es lo que hay, ¿no? Tanto Ginsberg como Smith nos hablaban de situaciones de injusticia y sufrimiento a nivel mundial. Y mi sensación es que seguimos ahí, en ese mismo lugar 35 o 70 años después. También reconozco que en ciertos aspectos nuestras vidas han mejorado; se ha avanzado en cuestión de derechos humanos en muchos países, aunque a veces la realidad y lo legislado vayan por caminos con diferentes asfaltados.

Pero volviendo a la pregunta, ¿realmente tenemos el poder? o ¿es solo una ilusión? Si en todo este tiempo nada ha cambiado sustancialmente, ¿pensamos que en algún momento lo hará? Siguen mandando los de siempre. Los que tiene el poder son ellos, la clase política y las grandes corporaciones (con la inestimable ayuda de la mayoría de los medios de comunicación, suyos también), y nosotros seguimos balando en el estrecho campo donde nos permiten pastar. Al mismo tiempo, porque somos pura contradicción y utopía, pensamos que puede que en algún momento esto pueda revertirse y que suceda algo que haga que despertemos y encontremos la manera de decir basta, hasta aquí hemos llegado, y seamos capaces de hacer que dejen de maltratarnos y matarnos, que dejen de despreciar nuestras vidas y nuestro bienestar. Mientras tanto, nos seguimos dando de bruces contra la máquina, a pesar de ver minadas nuestras esperanzas de que algo pueda cambiar. Supongo que es lo que nos queda si no queremos abandonarnos a la apatía y a la caverna, ese lugar donde nos hacen creer que tenemos la capacidad de soñar y de elegir, cuando lo que realmente hacemos es consumir y olvidar. Olvidar que tenemos que resignarnos a una vida condenada a trabajar en condiciones lamentables mientras todo se tambalea a nuestro alrededor y no podemos ni llenar el depósito. Ojalá la gente tuviese el poder. Ojalá lo sagrado fueran nuestras almas y nuestros cuerpos y todo aquello que hace que una vida merezca ser vivida plenamente, sin miedo y sin angustia, y con la certeza de que pase lo que pase existirá una comunidad que no te soltará de la mano. Ojalá nunca nadie tuviese que cantar, sino para celebrarlo, People have the power.