13/09/2022

Si estas son vuestras fiestas no las queremos

Escrito por La prima de la Emma

Estoy quemada, mis compañeras están quemadas. Esto me recuerda a la navidad más rancia, las mujeres trabajando y los hombres dando más trabajo, copa en mano y pisando los fregaos. Y esto no está pasando en una familia nuclear al estilo de cuéntame, no. Esto está pasando dentro de colectivos sociales, políticos, sindicales, en comisiones de fiestas…

Esto, señoras, son nuestras fiestas populares, reivindicativas y participativas. Y es q no hay celebración en ambientes mixtos sin agresiones machistas.

Hace ya años que el feminismo se encargó de gestionar vuestros constantes ataques, prevención, denuncia y respuesta colectiva.

Ya lo conocéis de sobra, las pancartas q ya forman parte del paisaje txoznero, las cuñas, los puntos morados, los teléfonos 24 horas, cortar el bolo… añade a todo esto las txandas en barra y que las diosas nos libren de querer participar en la cuadrilla con las amigas en nada.

Es un trabajo físico y q lleva su tiempo, pero sobre todo es un trabajo emocional. De una manera u otra todas hemos sido agredidas y esto no hace más que hacernos revivir lo sufrido, ponernos en situaciones de una violencia brutal, violencias que nos comemos una y otra vez. Estar en alerta constante, siempre disponible y preparada, mirar el móvil por la mañana con la angustia de comprobar cuantas agresiones ha habido por la noche.

Me imagino a Sísifo, mejor imaginemos una Sísifa, explicándole a un compañero porqué hay que quitar la música de la txozna y poner la cuña, porqué eso que está pasando ante sus ojos es una agresión intolerable que merece una respuesta inmediata y colectiva, recordándole el protocolo acordado, noche tras noche, año tras año. Y es que ayudáis más bien poco, dais mucho trabajo y seguís haciendo como si la cosa no fuese con vosotros.

Las fiestas de Ortuella de este año se suspendieron ipso facto tras la denuncia de una violación. Pero al momento, sin titubeos. Me parece lo más adecuado, lo más justo, una respuesta modélica. No se le puede llamar fiesta a estar vigilando el vaso, pensando si estas mareada por las cuatro cañas que te has tomado o es que ese pinchazo en la pierna no ha sido un mosquito, porqué tarda tanto tu amiga en volver.

Si esta es vuestra fiesta no la queremos. Si en vez de liberar lo que hacen es perpetuar sistemas de opresión estoy más que dispuesta a llamar al cierre de fiestas, subir al escenario, tirar del cable, cerrar la txozna poniendo la cuerpa y enfrentarme a mis compañeros las veces q haga falta. Ya lo hemos hecho y lo seguiremos haciendo. Prefiero pasarme el verano rompiendo barajas que montando jaranas para nuestros agresores.

No pensamos parar hasta construir una fiesta que merezca la pena ser celebrada, que podamos gozar en libertad, que nos de alas para subvertir el orden establecido, que nos haga más conscientes mientras perdemos la consciencia, incluso las bragas si es lo que queremos, desde nuestra libertad inviolable y soberana. Ánimo a todas las compañeras!