23/09/2023

O BAJAN LOS PRECIOS O SUBEN LOS SALARIOS.

Escrito por

Escrito por Soni.

 

El Banco Central Europeo ha subido los tipos de interés a máximos históricos, en medio de su persistente preocupación por la inflación y la posibilidad de una futura recesión en la eurozona. Por supuesto, los responsables de estos males seríamos las trabajadoras y las clases populares, que en cuanto pillamos pelín de pasta, despilfarramos a manos llenas, comprando alegremente y viviendo por encima de nuestras posibilidades.

Menos mal que Christine Lagarde, Christian Noyer, y demás élites financieras del BCE, mirando por nuestro bien, rápidamente encarecen el dinero, aumentan los tipos de interés, contienen los salarios, acrecientan los márgenes empresariales y consiguen que compremos menos, que salgamos menos, que vivamos menos… Lo suyo es rescatar bancos, no personas y menos mindunguis, como la mayoría de nosotras.

El neoliberalismo, actual fase del capitalismo, permite a las empresas maximizar sus beneficios sin límite alguno, mientras trabajadoras y trabajadores debemos limitar nuestros ingresos, para no comprometer aquellos.

Así, el salario medio de los ejecutivos de las empresas en España supera en más de 15 veces el salario medio de los trabajadores, claro que los salarios de los presidentes ejecutivos y CEOs de las empresas del Ibex 35, superan hasta en 54 veces el salario de sus trabajadores, que para nada están mal pagados.

Con la literatura de la meritocracia y del emprendimiento, las élites favorecidas del capitalismo quieren hacernos creer que cada una tenemos lo que nos merecemos, lo que creamos, lo que ganamos, como si sus oportunidades y las nuestras hubieran sido las mismas. Patrañas que, bien difundidas por sus medios de convicción de masas, consiguen penetrar en amplias capas de la sociedad.

Mientras tanto, los precios de la bolsa de la compra no hacen más que subir, incluso por encima de la media de la UE, y mientras en Francia, Alemania, Inglaterra y otros países de esa Unión Europea, los sindicatos se movilizan por la contención de los precios y el aumento de los salarios, amenazando y presionando a sus respectivos gobiernos sin ningún tapujo, los de aquí, se limitan a lamentar, a dar consejos de austeridad y a esperar…

Aunque es verdad que el sueldo medio creció en casi 800 euros, este crecimiento se muestra claramente insuficiente para mantener la capacidad de compra de los mismos, ante la imparable escalada de los precios.

La pérdida de la capacidad de compra de los salarios en España no tiene parangón en el resto de países de la UE: es 10 veces superior a la de Francia, más del doble que la de Italia e, incluso, supera en 1,4 puntos a la de Alemania, que tuvo un índice de precios de consumo medio muy similar al de aquí. En otras palabras, lo que nos diferenció de nuestros vecinos no fue el hecho de haber tenido una inflación mayor, sino que nuestros salarios han subido menos, mucho menos. En Italia, por ejemplo, aumentaron alrededor de 1.800 euros, en Francia, 2.100, y en Alemania, 2.200.

Si bien la mayor parte de esta diferencia se debe a la cicatería de los empresarios, que pelean un solo euro a sangre y fuego, mientras suben sin ningún pudor sus márgenes de beneficio, también otra gran parte de la responsabilidad debemos depositarla en esos sindicatos conformistas, que temen la movilización social por la pérdida de control sobre las trabajadoras y trabajadores que puede evidenciar, y que prefieren plegarse a patronales y gobiernos. Para enfrentar esta situación las buenas intenciones no bastan, hay que movilizarse, hay que luchar, y para eso, esos sindicatos no valen.

Si no confrontamos con decisión estas situaciones, actuando en ciudades, barrios, pueblos y fábricas, organizándonos y cortándoles el rollito, rompiendo sobre todo, con esas continuas recomendaciones del BCE, de austeridad y contención, pero sólo para los de abajo, estaremos allanando el camino a esos populistas como Milei, Trump o Abascal, que se presentan como la solución, y que la gente, trabajadoras sobreexplotadas y jóvenes sin futuro, ante la falta de otras opciones, los aúpen.

Es necesario afrontar una confluencia de las luchas que se están desarrollando, de las y los militantes dispuestos a impulsarlas, del sindicalismo de clase y combativo. Como decía no hace mucho un comunicado conjunto de los sindicatos CNT, CGT y Solidaridad Obrera, apostar por la unidad para luchar y para construir una nueva sociedad es el trabajo que el futuro espera de nosotras, las personas militantes. Y, aquí y ahora, ese es el único camino.