25/10/2020

Memoria histórica, memoria viva

Escrito por Luis Fuentes

La memoria histórica es memoria viva, porque no estamos hablando de la época de los romanos, estamos hablando, hablamos de lo sucedido a nuestros aitites y amamas, a nuestros aitas y amas, es decir, ayer.

En el año 2007 el Gobierno de Jose Luis Rodriguez Zapatero sacó adelante una ley denominada de Memoria Histórica. Sin duda fue un paso más en la recuperación de esa memoria. Si bien es cierto que los movimientos memorialistas y las Organizaciones Históricas llevábamos años trabajando y peleando con las instituciones para llevar adelante exhumaciones, reconocimientos y homenajes etc... en definitiva, Verdad Justicia y Reparación. Pero también es cierto que dependía de la voluntad de los que rigen esas instituciones que, como se ha demostrado, no han tenido mucho interés o, más bien, como el Gobierno de Rajoy, que prevaricando presumía de no cumplir con la Ley de memoria dando 1 euro para su desarrollo.

Ahora, el Gobierno actual da un paso más y presenta un anteproyecto de Ley de Memoria Democrática, en principio suena bien, ya que deja atrás una Ley de Memoria Histórica pobre que, como se ha demostrado, ha servido de poco. Como digo, suena bien, los enunciados de los artículos son interesantes, abarca casi todo, pero no entra en la judicialización de los crímenes del FRANQUISMO, fundamental para una ley que pretende cerrar una etapa de este país; siempre se suele decir que el papel lo aguanta todo, por lo que habrá que esperar a lo que realmente se apruebe.

Sin duda tendremos que esperar a que vea la luz esa ley y, también me temo, tendremos que esperar a que se ejecute y se ponga en marcha. Demasiado esperar, demasiado tiempo esperando porque los que lo sufrieron no pueden esperar más, la mayoría no podrá recibir ningún homenaje, ni reconocimiento.

Llevamos 43 años de "democracia". ¿Cómo es posible que se necesite tantos años para llevar adelante una Ley de Memoria que diga lo que sucedió desde 1936 hasta 1978? En la que se habría investigado todos los crímenes del Franquismo y se hubiera juzgado a los criminales con vida en ese momento, se habrían exhumados los cuerpos de las cunetas y de las fosas comunes y se habría dignificado a los que lo merecian. Si no fuera tan triste, tan dramático podríamos decir, que los parlamentarios de todos esos años han sido unos vagos, tambíen podemos decir que han sido unos cobardes. Suena fuerte, pero si no ha sido así, solo queda algo que se nos repite y se nos vende constantemente "La Transición ", esa cosa que se habla ahora bastante, ¿pero que es la Transición?

Todos los partidos políticos del arco parlamentario han vendido (y venden) la transición como un modelo a seguir en materia de reconciliación. La reconciliación, como el perdón, es una decisión personal y ninguna ley puede obligar a un ciudadano a reconciliarse con nadie ni a perdonar a nadie si no quiere. Si bien esta claro que la Transición se fragua antes de 1976, se concreto en los meses anteriores a la muerte del Dictador y Genocida, en la conocida como la Platajunta, nacida de la unión entre la Junta Democrática del PCE y la Plataforma de Convergencia Democrática del PSOE, a la que se sumaron diferentes corrientes y partidos. Su papel era el de avanzar con los reformistas del Franquismo, con el apoyo del Rey, como no, y de Adolfo Suarez en la Comisión de los Nueve.

Ademas de las luchas obreras y políticas, con muchos sacrificios y muertes contra la dictadura, también había otra realidad de la que partían los reformadores del Franquismo. La banca y los empresarios de las grandes firmas que eran conscientes de la situación económica, una inflacción desbocada ausencia total de la inversión, ya se comenzaba a hablar de Europa y tenían que ser competitivos; eso no podía seguir con una dictadura, pero si con algo diferente, que sin cambiar demasiado pudiera ser aceptado por el capitalismo europeo y sus gobiernos. Es decir, más que una Transición lo que se pactó fue una Transacción.

Se vendió el pueblo a los intereses de los bancos y las patronales; se vendió a la clase trabajadora, la memoria de todos esos hombres y mujeres que murieron defendiendo la libertad, la democracia, una sociedad más justa, la República. Hoy olvidados y todavía tirados en los campos y cunetas por miles a pesar de que los partidos que militaron han estado en el Gobierno. Esta venta tuvo un nombre: Pactos de la Moncloa, un pacto social.

Se nos impuso un Rey elegido solamente por Franco, que juró solemnemente los principios nacionales del movimiento del Dictador; por lo tanto, heredero de sus crímenes, además de responsable de las últimas penas de muerte del Franquismo. Se mantienen todas las estructuras de la represión como policía, guardia civil, ejército y judicatura, sin la más mínima depuración de responsabilidades como consecuencia de 40 años de dictadura y represión. Y todo quedó borrado en la Ley de Amnistía del 77, no se toca a la Iglesia Católica, auténtica colaboradora necesaria de tanto atropello desde 1936 hasta hoy.

LA AMNISTÍA del 77 ¿Amnistía o indulto? Se nos vendió como amnistía lo que en realidad era un indulto de todos los "delitos" de los luchadores contra el Franquismo, por ello los expedientes archivados no fueron anulados como corresponde. Si fue una amnistía para los responsables y ejecutores de los crímenes cometidos por la Dictadura desde 1936 hasta hoy, como recoge su artículo 2, que establece que no se podrá juzgar ningún delito cometido por miembros de fuerzas del orden, jueces, militares ni responsables políticos. Borrón y cuenta nueva, era según los firmantes el tributo que los demócratas debíamos pagar para esa "reconciliación nacional".

Sin la anulación de la Amnistía del 77, esta nueva ley seguirá coja.