03/06/2022

LO QUE YO TE DIGA…

Escrito por Inma Iglesias Guerra

Este mes iba a hablar de la educación, de cómo cuando yo era pequeña en mi pueblo había varias escuelas públicas y luego estaban el cole de las monjas; al que sólo iban niñas y el de los curas, al que sólo iban niños. De cómo a partir de 1985 y gracias a la Ley Orgánica Reguladora del derecho a la Educación (LODE), ideada por el gobierno de Felipe González y en teoría con la finalidad de fortalecer la educación pública en España, los colegios religiosos que quisieran recibir subvenciones del estado deberían cumplir ciertos requisitos, entre ellos el de renunciar a la educación diferenciada por sexos. Así nacen los colegios concertados.

Iba a hablar de cómo en España, la fuerte influencia de la Iglesia había impedido que el Estado asumiera la educación y formación de un sistema educativo como en el resto de Europa; de cómo el franquismo entregó a la iglesia toda la educación en pago a su apoyo durante la guerra civil, y de cómo no fue hasta 1970 y presionada por la UNESCO, cuando España decide implantar la educación gratuita y obligatoria entre los 6 y los 14 años (nuestra querida EGB), de cómo la Iglesia decide no renunciar a su trozo del pastel y controlando el Ministerio de Educación se autoregala subvenciones cada vez más elevadas.

Iba a hablar de cómo el cachondeíto llega hasta nuestros días por increíble que parezca, de cómo los colegios concertados siguen recibiendo pasta de nuestros impuestos para organizar su negocio; aunque parece que con la llegada de la LOMCE, también conocida como Ley Celaa, están empezando a ver la espada sobre sus cabezas y las previsiones auguran su desaparición en los próximos 10 años. Iba a hablar de que ojalá se cumpla la previsión y todo el dinero que a día de hoy se llevan estos colegios se destine a la EUCACION PUBLICA de verdad, y la educación privada no sobrepase el 10% del sistema educativo, como en el resto de Europa (a día de hoy en España alcanza el 30%).

Iba a hablar de todo esto cuando un tema aún más apasionante se ha cruzado en mi camino. Quienes tengáis cerca a adolescentes seguro que sabéis que hace cuatro o cinco años se implantó en la ESO la jornada continua, con un horario que va más o menos de las 8 de la mañana a las 14:30 del mediodía, media hora arriba o abajo dependiendo de los centros, imagino. Esta medida llevaba implantada años en el resto del estado, incluso en infantil y primaria en varias comunidades autónomas, por ejemplo en Extremadura; que lo conozco de primera mano; lleva siendo así desde hace muchos años. A mí me parecía extraño que siendo una medida que a todas luces interesa y mucho a los profesores, aquí no tuviera eco; pero tampoco era un tema que me preocupara excesivamente. Como ya he dicho, hace cuatro o cinco años se pone en marcha la jornada continua a partir de la ESO, yo hasta ese momento trabajaba en el comedor de un instituto, pero tuve la suerte de que el curso que entró en vigor esta medida a mí me trasladaron de centro, a un puesto con más horas de jornada que yo llevaba tiempo pidiendo; y digo que tuve suerte porque en el instituto donde yo estaba pasaron de siete a tres empleadas en el servicio de comedor (al no haber clase por la tarde, la mayoría de lxs chavalxs se van a sus casas a comer).

Ahora resulta que para el curso que viene, el Gobierno Vasco vuelve a querer poner la jornada partida en toda la ESO, sin el beneplácito ni de alumnxs, ni de profesorxs, ni de madres/padres; cosa que en principio es un poquito surrealista. Hace unos días, y hablando de este tema con una conocida que es profesora de instituto, me dice que se vuelve a la jornada partida por la presión de las empresas que gestionan los comedores; en principio yo me quedo ojoplática porque no me parece que puedan tener tanto peso; no lo entiendo muy bien y me voy con ese run-run en la cabeza.

Al día siguiente lo comento con mis compañeras de trabajo y una de ellas me cuenta que le ha llegado información en la que parece ser que en Comunidades Autónomas en las que hace muchos años tienen jornada continua en los colegios, la brecha de incorporación al trabajo entre mujeres y hombres es mucho más elevada que en las Comunidades en las que se sigue con la jornada partida, además de que los comedores escolares proporcionan trabajo a muchas personas, la mayoría mujeres, por cierto. Me parece una reflexión súper interesante, porque además es totalmente cierta; pero yendo más allá de los datos; lo realmente importante para mí es que en muchos foros se siga diciendo que la igualdad de género es ya un hecho y que prácticamente ya no hay diferencias, que la lucha de las mujeres ya no tiene sentido. Señoras y señores, mientras siga siendo la mujer la que mayoritariamente se queda en casa para el cuidado de lxs hijxs, mientras que los casos en los que lo hace el hombre se vean como algo anecdótico, mientras eso siga suponiendo la desincorporación de las mujeres de sus puestos de trabajo y de sus metas profesionales, mientras esto siga pasando no me jodan con que ya somos todxs iguales.