12/09/2022

BUEN CAMINO

Escrito por Inma Iglesias Guerra

Caminante son tus huellas el camino y nada más; caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Al andar se hace camino y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. Antonio Machado dixit y con toda la razón.

No hace ni un mes estuve en Coillure, pueblo de la costa mediterránea francesa a unos 30km al norte de la frontera, en el que están enterrados Antonio Machado y su madre desde noviembre de 1939; de hecho murieron con tres días de diferencia; y a donde habían llegado pocos meses antes huyendo del franquismo que perseguía sus ideas republicanas. Es un bonito lugar para el descanso eterno y su camino le había llevado hasta allí, así que su familia nunca quiso mover de allí sus restos.

A escasos kilómetros de Coillure se encuentra Argeles-sur-mer, donde el gobierno francés construyó en 1939 un campo de concentración para “albergar” a parte de los 550.000 refugiados que huyeron de España tras finalizar la guerra civil, y donde se calcula que unas 100.000 personas vivieron y muchas también murieron en unas condiciones de vida infrahumanas. Es un episodio muy desconocido para mucha gente de la historia reciente de Europa y de España, un episodio que lamentablemente se sigue repitiendo a día de hoy, en otras playas y con otras guerras.

Casualmente, a la vuelta de ese viaje, me embarqué en la aventura de caminar; y digo casualmente porque yo voy organizando mi verano un poco por impulsos, y lo de hacer tres etapas del Camino de Santiago fue eso, un impulso. Desde que un amigo lo hizo integro hace más de 25 años, siempre me había tentado la idea. El tema religioso que lo acompaña me echaba para atrás, pero el componente espiritual del que mucha gente habla, me atraía mucho; y este año llegó el momento de probar. Tres etapas solo dan para probar, pero la prueba ha resultado muy satisfactoria; realmente me lo había planteado como un reto personal, sin más. Tres etapas por el camino del norte, viendo acantilados, monte y mar desde Llanes hasta Villaviciosa. El primer día ya te das cuenta de que no es una broma, 25km caminando por terreno con bastante desnivel, para alguien ni tan joven ni tan deportista como yo te hacen sentir el cuerpo al límite, y como tu cabeza no este fuerte y no logres concentrarte te vienes abajo. Al día siguiente hay que seguir y no te ves preparada para ello, pero si logras motivarte y entrar, ya está. De repente caminas y caminas, hacia adelante… estás en una realidad paralela, vas pasando por lugares a los que de otro modo seguramente no llegarías, muchas horas de soledad en las que mirarse el interior, llegar a la meta, descansar, reponer fuerzas junto al resto de caminantes, preparar tu cuerpo y tu cabeza para la siguiente etapa del camino…

Mi idea no es contaros mis vacaciones, obviamente… es compartiros la reflexión que estas dos paradas de mi verano han suscitado en mí. Sin haberlo preparado Machado se hizo presente en mi caminar con su maravilloso poema porque realmente lo que viene a significar esta experiencia del camino no es más que una metáfora de la vida, al menos es lo que yo he sentido en muchos momentos; la soledad, el tirar para adelante, el control de la mente, el compañerismo entre las que estábamos caminando, la fuerza y el ánimo que te transmiten las mayoría de las personas que te ven desde fuera y que saben que el esfuerzo es terrible. La vida sin adornos ni artificios, dura y primaria…, la vida en esencia. Es muy revelador darse cuenta de ciertas cosas, cosas que ya sabía pero que conviene recordar; el poder que nuestra mente tiene es brutal y aunque es algo que de todos es sabido, cuando tú notas como tu mente te falla, es interesante para también un poco ponernos en nuestro sitio, para bajarnos un ratito del pedestal.

El mirar hacia dentro en una sociedad en la que cada vez más solo miramos hacia afuera porque vivimos sobrecargadxs de estímulos, la introspección es muy saludable y muy necesaria para saber quiénes somos realmente, que es lo que queremos y lo que no queremos. El valor del compañerismo, constatar que si nos apoyamos unas en otros el muro no se cae; que si alguien a tu lado tiene sed y tú tienes agua, no debería haber ningún problema.

Y volviendo a Machado, al final sólo es eso…un camino por el que vas avanzando y por el que no vas a volver, un camino en el que lo único que va a quedar de ti son tus huellas. Lo que viene siendo la vida, avanzar, compartir, ayudar… o más bien lo que debería ser, perdón por este exceso de flipamiento. Sé que la realidad que vivimos no tiene nada que ver con estos valores, por desgracia; y que es bastante difícil que esta realidad vaya a cambiar a corto plazo; pero como la esperanza es lo último que se pierde y el camino no queda más huevos que andarlo, yo por lo menos en el mío voy a intentar que nadie pase más sed de la necesaria.