El 20 de abril se organiza una protesta en todas las islas de Canarias que expresa los problemas generados por el turismo en el archipiélago: cada vez más dificultades para acceder a la vivienda, amenazas al medio ambiente, escasez de agua potable (priorizando el suministro a zonas turísticas), contaminación de aguas marinas... No es algo nuevo, las protestas se llevan sucediendo durante décadas, incluyendo la oposición a esperpentos como el proyecto de vaciar la montaña de Tindaya (diseñado por Chillida), aunque quizás el caso más reciente es el del Complejo Turístico de Cuna del Alma, en La Tejita, Tenerife. El boom de la construcción se cebó especialmente con Canarias, intensificando el proceso de turistificación y aumentando las desigualdades en el acceso a la vivienda, centrándose cada vez más en la creación de viviendas turísticas y hoteles, a la par que precariza el mercado laboral, agravando el problema. La situación ha llegado al punto de la zonificación como áreas turísticas a otras que antes tenían uso mixto, desplazando a la población local.
En los últimos años se han añadido la llegada de población europea con mejor poder adquisitivo que compra segundas residencias, así como inversores que convierten las viviendas en alquiler turístico, y la llegada de los denominados “nómadas digitales” que extendiendo el problema a zonas más rurales. Los partidos políticos y las instituciones del archipiélago se muestran totalmente favorables al desarrollo de este modelo, incluyendo la pasividad ante situaciones de abuso de los turistas, sobretodo en espacios naturales sensibles.
El 25 de mayo se organiza en Baleares una protesta en líneas similares a la de Canarias. A nadie se le escapa el carácter eminentemente turístico de islas como Eivissa, el mayor exponente de la situación, habiéndose convertido en poco más que la zona de fiesta de media Europa.
En los casos insulares los límites materiales son más claros ya por la propia geografía, pero la península ibérica no se libra de la situación. Quizás el caso más conocido en torno a la proliferación de viviendas vacacionales y la gentrificación es Barcelona, repitiéndose la situación en otros puntos de la costa mediterránea.
Quién me esté leyendo se preguntará en qué afecta esto a Euskal Herria, y al propio norte peninsular, pero ya hay muestras de que el modelo se podría estar extendiendo hacia estos territorios más allá de la “simple” gentrificación de barrios céntricos, empujado por el agotamiento de otros territorios y el cambio climático.
Un territorio en el que nadie esperaría masificación turística como Cantabria podría estar encaminándose hacia ese horizonte. Si ya la situación es llamativa con la presencia masiva de segundas residencias en el oriente de la región, sobretodo de población vizcaína, los valles del interior llevan un camino similar, expuestos a una nueva ley de suelo que permite la construcción en suelos rústicos, que añaden a la ecuación población procedente de la Meseta y la extensión de viviendas turísticas.
El 18 de mayo se convoca una manifestación para oponerse a la construcción de la “Ibiza del Norte” en Loredo, un macrocomplejo turístico promovido por inversores baleares. Sin embargo, aunque haya motivado la protesta, no es el único proyecto de este tipo en Cantabria.
Bilbo ya es víctima de la turistificación, que se palpa claramente en la extensión de viviendas turísticas en Zazpikaleak y San Francisco, al igual que Donosti. Pero el proceso sigue, según el Gobierno Vasco el turismo se desestacionaliza en la CAV, con aumentos del 11,3% en el primer semestre de 2023 respecto al año anterior, un 19% el turismo internacional, creciendo fuera de las capitales. Con el proyecto del nuevo Guggenheim en Urdaibai y estos datos nos podemos imaginar hacia dónde puede encaminarse la situación, desplazando poco a poco a los demás sectores productivos.
Canarias puede ser el caso más extremo en el Estado español, pero los avances en otros territorios del norte podrían ser una señal de lo que está por venir.
Cuando las barbas de tu vecino veas cortar… sal a luchar.