No es novedad la idea de que las enfermedades mentales son la marca del siglo XXI. Según datos del INE, los trastornos mentales y del comportamiento son la quinta causa de todas las muertes en España, siendo la principal causa no natural de muertes en el Estado. Como respuesta, se incrementa la inversión en salud mental y se desarrollan nuevos programas y enfoques para abordar el problema, pero el suporte institucional, aunque importante, es incapaz de solucionar un problema del que hace parte. A fin de cuentas, siendo el beneficio económico una de las claves de nuestro modelo económico, resulta difícil creer en la efectividad de la creación de nuevas plazas en Osakidetza dedicadas a la salud mental1 cuando las trabajadoras de la sanidad pública vasca llevan años denunciando el desmantelamiento de la salud pública vasca2.
El perfil de las personas afectadas por cuestiones de salud mental nos muestra que esta no es solamente una cuestión individual de salud. Como casi todas las demás condiciones que tenemos, la salud “de la cabeza” también tiene que ver con nuestro entorno socioeconómico. Afecta a los jóvenes ante la incertidumbre de un mundo intensamente cambiante3, ante la falta de oportunidades y perspectivas de futuro4, y, cómo no, a trabajadores expuestos a presión de tiempo o sobrecarga de trabajo5. Y las respuestas, que resultan de unas estructuras de asistencia donde predomina la psiquiatría, son dadas a partir de la patologización y farmacología. Tampoco es novedad el hecho de que las farmacéuticas sean las grandes beneficiarias de las soluciones patologizantes de nuestra salud mental.
Pero, y aquí sí entramos de cabeza en el siglo XXI, algunas de las soluciones que se presentan como “comunitarias” y (agárrate) “revolucionarias” son ahora nuevos modelos de negocio: cuatro grandes empresas tecnológicas mundiales (Alibaba, Apple, Amazon y Alphabet Verily) están invirtiendo grandes cantidades de dinero en cuestiones de salud mental. Al menos una de ellas, Alphabet Verily, considera que la salud mental ya es su prioridad. El jefe del equipo de salud mental en esta última empresa fue Thomas Insel, psiquiatra y neurocientífico que también fue director durante más de una década del NIMH (National Institute of Mental Health), en Estados Unidos. En su libro publicado recientemente (Healing: Our Path From Mental Illness to Mental Health, 2022), defiende lo que dice ser la revolución Community 2.0, “basada en técnicas como Woebot, un chatbot que proporciona una versión de terapia cognitivo-conductual en línea; una ‘re-volución’ que, según su perspectiva, debería basarse en el conjunto de técnicas que llama ‘Digital Phenotyping’, que suponen la entrada masiva en la salud mental comunitaria de los negocios tecnológicos y las empresas tecnológicas”6.
Asusta, pero no sorprende, que la clasificación de nuestros sentimientos, comportamientos y acciones lleven a la creación de estereotipos que, organizados sistemáticamente, resulten en nuevas formas de hacer negocio de nuestro sufrimiento. Ya lo vimos en el siglo XX con la salud física, cuando miles de personas – habitualmente las más deshumanizadas, sobre todo habitantes del llamado “sur global”7 – fueron sometidas, sin saberlo, a lucrativos ensayos de medicamentos experimentales. No cabría esperar que, en el siglo de las “enfermedades” mentales, fuesen también las empresas del siglo (las tecnológicas) quienes encontraran la manera de lucrar con nuestra miseria8.
1 https://efe.com/pais-vasco/2023-11-21/euskadi-reforzara-la-salud-mental-y-se-centrara-en-los-jovenes/
2 https://www.naiz.eus/es/info/noticia/20240219/convocan-manifestaciones-el-16-de-marzo-contra-el-desmantelamiento-de-osakidetza
3 https://www.deia.eus/ejes-de-nuestra-economia/2023/11/29/salud-mental-menores-jovenes-trabajo-7578213.html
4 https://www.ehu.eus/es/web/guest/-/suizidio-portaerak-ohikoak-dira-harrera-egoitzatako-nerabeengan?utm_source=newsletter&utm_campaign=Campusa-newsletter-255&utm_medium=email&utm_content=Ikerketa_es
5 https://www.infocop.es/que-factores-impactan-en-la-salud-mental-en-el-contexto-laboral/
6 Según lo cuenta Jorge Luis Tizón en “Cuidados de la “psicopatología” en el siglo XXI: tres modelos y dos alternativas en rumbo de colisión”, p. 44. (El texto es capítulo de La atención a la salud mental en Euskadi: modelo de abordaje, recursos existentes, necesidades detectadas y coordinación entre sistemas, Ararteko 2022. Disponible en https://ararteko.eus/es/la-atencion-la-salud-mental-en-euskadi-modelo-de-abordaje-recursos-existentes-necesidades-detectadas-y-coordinacion-entre-sistemas-0). Algunos psicólogos ya muestran preocupación por este uso específico siendo confundido con una alternativa al tratamiento psicoterapéutico: https://www.straitstimes.com/world/united-states/people-are-using-ai-for-therapy-even-though-chatgpt-wasn-t-built-for-it
7 Véase, por ejemplo, https://www.saludyfarmacos.org/wp-content/uploads/2021/01/InformeCostaRicafinal-1.pdf y https://elpais.com/diario/2005/01/10/sociedad/1105311603_850215.html#
8 Y no se equivoquen, ya está aquí: https://www.publico.es/sociedad/son-fast-food-psicologia-empresas-online-lucran-salud-mental.html