Me gusta leer cosas antiguas sobre política, economía, sociedad, etc....., siempre con la perspectiva de cómo se equivocaba el autor, otras personas y yo mismo sobre acontecimientos que se vivían en ese momento, y como cambia la perspectiva viéndolo ahora. En este caso, repasando un viejo artículo(1) sobre la traición del primer ministro izquierdista Tsipras al pueblo griego, justo en el momento en el que Podemos iniciaba su andadura política. Una vez más, la Historia pone en su sitio a todo el mundo y que cualquier participación política dentro del mercado electoral, no es más que un mecanismo de alienación, separación entre representante y representado, para que este último no pueda tener influencia alguna sobre el primero, de forma estructural. En ese sentido, la degradación reside en el sistema electoral, sea cual sea, la catadura moral del electo, porque las estructuras y dinámicas previas son siempre superiores a la voluntad individual del político. Porque este, cuando es elegido no está sometido a ningún mecanismo contractual con sus electores, no responde ante ellos. Y teniendo en cuenta que el sistema político está sometido por una arquitectura legal previa hecha para favorecer los intereses del Capital, sólo pueden administrar lo que previamente se ha decidido fuera de los ámbitos políticos. Una vez elegido, y con el acta del cargo político asignada, este se convierte en clase dominante, siendo su voluntad individual totalmente irrelevante. La lucha fuera de las instituciones políticas es el único camino.
Y por eso, aquí y ahora, en la escena política hispánica, todo el enfrentamiento actual entre derecha e izquierda, con esas maneras groseras y torpes del neofascismo y de la derecha conservadora, con amagos de enfrentamiento, para lo único que sirve es para montar un espectáculo de pseudo-izquierda dentro de un gobierno del Partido Socialista, con hilillos de un progresismo bien pensante y, conseguir nula resistencia y oposición en la clase trabajadora con las decisiones de un gobierno neoliberal, que se describe como el gobierno más “progresista” (¡?) de la historia de España. Y teniendo en cuenta la historia de España, tampoco creo que sea algo difícil de conseguir. A pesar de las repetidas veces, que a nivel histórico la participación electoral ha llevado a sucesivas y diferentes formas de traición, la izquierda del Capital sigue insistiendo en las propuestas melíficamente técnicas para no tener que cuestionarse el modelo en su conjunto, y no tener que hacer lo que decía Nietzsche, que cuando tú miras al abismo, el abismo te mira a ti. Y la izquierda del Capital, no tiene ni el valor ni la intención de ni siquiera planteárselo. Hoy en día, no puede haber ningún cambio real, sin esa mirada, sin esa lucidez, a pesar del miedo que podamos sentir. Y hay que entender que esa mirada tiene que ser holística, integral en el que confluyan diversas disciplinas, ciencias y técnicas que nos lleven ineluctablemente al imperativo moral filosófico de apego a la Verdad. Y que ese apego debe estar por encima de cualquier proyecto, de cualquier Intención, de cualquier deseo. Y que debemos armarnos de herramientas prácticas para un escenario nuevo, pero que se va a parecer demasiado a lo que había antes de la Revolución Industrial. Y ya sin ninguna necesidad de entrar en escenarios apocalípticos, la pregunta ya no es: ¿ Qué hacer ahora?, sino, tal vez…….¿qué deshacer ahora?