Por estas tierras, siempre hemos tenido un gran problema con los excesos policiales cuando hacen uso de eso que llaman "el legítimo uso de la fuerza", pero en estos oscuros tiempos de pandemia, el problema se ha agudizado de una manera preocupante.
El despliegue policial asfixiante y multicolor que venimos observando cada día desde que empezó esta extraña situación, está siendo acompañado de ya demasiadas situaciones de acoso, brutalidad y abuso de poder.
Se sienten con autoridad plena para hacer lo que les viene en gana y los excesos son habituales. Disfrutan demasiado del poder absoluto que les han concedido desde las instituciones y eso se está traduciendo en una borrachera de autoritarismo absolutamente demencial.
Quizás alguien debería explicarles la diferencia entre "emergencia sanitaria" y "dictadura militar". No parecen tenerlo del todo claro.
El problema se agrava cuando se dan situaciones de conflicto y recurren a los nunca moderados ni diplomáticos antidisturbios. Esos que no se cortan un pelo en dar orden de "entrar con todo" y "tirar a dar" a la primera de cambio.
Si no he contado mal, en los últimos tiempos, la Ertzaintza ya lleva dos mandíbulas fracturadas con las "menos lesivas" balas de foam.
Esa insistencia en la "menor lesividad" de estos proyectiles está resultando en un relajo aún mayor que el que ya tenían con las pelotas de goma a la hora de disparar a la cabeza a corta distancia.
Es evidente que un proyectil capaz de destrozar una mandíbula puede resultar letal si impacta en un punto vital.
Si partidos y medios de comunicación siguen dando cobertura y apoyo a la violencia descontrolada de la Ertzaintza, calificándola sistemáticamente como "actuaciones proporcionales e impecables", es cuestión de tiempo que tengamos un nuevo caso Cabacas.
La sensación de impunidad de los ertzainas tras la sentencia del caso Cabacas, sumada al apoyo incondicional de ciertos partidos y medios de comunicación, se acabará traduciendo, más pronto que tarde, una vez más, en una desgracia irreparable.
En estos momentos, tenemos muchos, demasiados problemas de todo tipo. Y uno de ellos lleva uniforme, va armado y está totalmente fuera de control.