Un año más, como siempre por estas fechas, llega la campaña de la declaración de la renta. Otra vez nos toca volvernos majaras con papeleos y burocracia absurda para monitorizar nuestras vidas, en este caso nuestros dineros. No voy a extenderme en lo mucho que me jode que me controlen pues hoy quiero hablar de otra cosa mas pragmática.
Así que hoy utilizaré estas líneas para hablar de la objeción fiscal. Seguramente la mayoría de vosotrxs ya habréis oído hablar de ella y otrxs muchxs la practiquéis, pero como nunca se sabe, siempre está bien recordar ciertas cosas llegado el momento.
La objeción fiscal es una herramienta que tenemos la ciudadanía para plantarnos ante un gasto militar desmesurado, innecesario y en mi opinión, criminal. Un dinero que solo sirve para sembrar la doctrina del terror y mantenernos a todxs a raya. En el caso de las unidades antidisturbios este último concepto sería en plural. Obviedades aparte, la realidad es que los presupuestos en reprimirnos superan con creces a los destinados a cuidarnos. No voy a poner datos pues soy muy vago y además camuflan las cifras en diferentes apartados para que gente como yo no se entere de lo que lee. Además, como buen señor de mediana edad que soy hablo desde lo que me sale de mis huevos toreros. Ya me lo decían mis mpadres, cuando seas Boomer comerás huevos, y aquí estoy. Resumiendo ,es una campaña de desobediencia, desviando parte de nuestros impuestos a fines de interés social en vez de a alimentar al negocio armamentístico.
La crisis COVID ha puesto de manifiesto que el gasto en sanidad y educación es claramente insuficiente. Ya hace un año veíamos estupefactxs como hordas de militares se afanaban en limpiar aeropuertos y lanzar loas a la virgen por nuestras calles. Mientras, los hospitales colapsaban y nuestrxs hijxs se apiñaban cual ganado en los centros educativos. Así que cualquiera que no esté cegado por su sucia bandera o patriotismo, concluirá que sobran militares y falta personal sanitario y docente.
Con lo que nos cuesta un caza F-35 (75M€) podríamos dotar a nuestros hospitales con más de 3.240 camas UCI. Luego el cacharro tiene que volar, lo que cuesta 37.000€/hora. Empezad a echar cuentas. Un submarino clase Virginia cuesta la friolera de 2.800M€. Solo pensarlo me mareo. Solo con eso se podrían adquirir 10.000 ambulancias completamente equipadas. Una sola fragata clase Fremm asciende a 790M€,lo que equivaldría a 10.700 medicxs. Para resumir todo esto, diremos que el gasto por habitante en el Estado asciende a unos 800€ por cabeza. Un auténtico despropósito.
Así que valgan estas líneas para animar a quien lo lea a informarse sobre el tema y si se da el caso empezar a practicar tan gratificante actividad como mostrar al poder que no nos gustan sus políticas y nos oponemos a ellas activamente. Puede que de momento solo sea algo simbólico y casi residual, pero por algo hay que empezar. Y este tipo de campañas son muy buena iniciativa.Si lo hacemos diez ya es algo, si lo hacemos un millón pondremos de manifiesto que la sociedad no quiere un mundo militarizado.
No quiero acabar sin recordar que si no sabemos por dónde empezar, hay un colectivo antimilitarista KEM-MOC, aunque hay más , que te asesoraran de manera muy didáctica y amable e incluso te ayudarán a confeccionar tu declaración con objeción fiscal. Todo un chollo. Así que ya sabemos, en cuanto recibamos nuestra carta de Hacienda, rechaza tu declaración y ponte en contacto con la oficina de objeción fiscal de tu territorio. El mundo y quienes lo habitamos lo agradeceremos.
Dejo aquí un enlace con información más detallada sobre el tema y donde poder dirigirse en caso de que interese el tema.
- BIZKAIA: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. / 609 469 599
- GIPUZKOA: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. / 943 359 592
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