El Gobierno Vasco, y el PNV, siempre han mantenido que Osakidetza es la niña de sus ojos, que con creces, es en la que más dinero se invierte, y, presumen, de tener la comunidad autonómica del estado bananero español, en la que más se gasta en sanidad por habitante.
Y pudiendo ser cierto, que no lo negamos, evidenciamos, eso sí, que hecha la ley, hecha la trampa. Porque lo que no nos cuentan, ni gobierno ni partido, es que buena parte de esa inversión en realidad acaba en manos privadas, buena parte, también, en sus propias manos, en manos de ex consejeros, y otros ex altos cargos, que ahora trabajan en la privada.
Desde que el superhonorificado Iñaki Azkuna, del que un busto preside la clínica IMQ Zorrotzaurre, una entidad privada, se hiciera con el mando en Osakidetza, las vías de la privatización quedaron totalmente abiertas, disimulándolas, naturalmente, pero permitiendo el trasvase de fondos sin apenas control, y sin limitaciones de ningún tipo.
Los nombres que desarrollaron este sistema, inspirados en las reformas privatizadoras llevadas a cabo en Reino Unido por Margaret Thatcher, y que ya empezaban a hacer aguas por aquel entonces, además del citado Azkuna, fueron Rafael Bengoa, quién también fue Consejero de Sanidad en el Gobierno del socialista Patxi López, y ahora director de la consultoría privada Institute for Health and Strategy, que también ha fichado a otros altos cargos de Osakidetza, entre ellos, Patricia Arratibel, que fue directora de Financiación y Contratación Sanitaria*. Joaquín Estévez, ex director gerente del hospital Nuestra Señora de Aranzazu, y que fue director de hospitales del Grupo Quirón*. Gabriel Inclán, también Consejero de sanidad entre 1999 y 2009, trabaja como jefe de servicio en el Grupo Quirón*. Guillermo López, fue subdirector médico del hospital de Cruces, y ahora jefe de servicio en los grupos privados IMQ y Quirón. Otro ex consejero de sanidad, Jon Darpón, que tuvo que dimitir por irregularidades en la OPE de Osakidetza, que junto a la exviceconsejera de salud Fátima Ansotegi y la exsubdirectora de calidad de Osakidetza Mayte Bacigalupe, trabajan en Keralty, un grupo privado sanitario dirigido por otro exconsejero de sanidad, Jon Azua, y con ramificaciones internacionales*.
Estos, junto a otros muchos nombres que podéis encontrar en el ameno y revelador libro de Ahoztar Zelaieta, “Diagnóstico Tolosaldea. La privatización de la sanidad en el oasis vasco”, editado por Txalaparta, muestran el enorme caballo de Troya que dirige la supuesta joya de la corona del gobierno vasco, y sus partidos responsables, PNV y PSE- PSOE, que mientras niegan la mayor, el desmantelamiento y privatización de la sanidad pública vasca, de Osakidetza, abren, y permiten, continuas vías de agua que la facilitan, entre ellas, estas ya denunciadas puertas giratorias, donde ninguno de los citados ganará por debajo de lo que ya cobraban en Osakidetza, y, cómo sabemos, ninguna empresa privada gasta más de lo que obtiene.
Lo peor, que trabajadoras y usuarias de la sanidad hemos normalizado completamente este sistema de concertación, que permite la “externalización” de servicios: comedores, lavandería, cafeterías, limpieza, seguridad, impresión de documentos, archivo, transporte sanitario (ambulancias), control de accesos, y ahora van por los almacenes, el mantenimiento de aparatos de electromedicina, la informática…, y es un no parar, porque lo llamen como lo llamen, no es más que privatización, y muy descarada, además.
Y si le sumamos el cada vez mayor abandono y desaprovechamiento de los servicios de Osakidetza, cierre de plantas, quirófanos y otros servicios en hospitales, de servicios de urgencias ambulatorias, la no sustitución de profesionales, la precarización de los empleos, y mil otras fórmulas menos evidentes, obsolescencia y dejadez de materiales y equipamiento médico, contratación innecesaria de consultorías, desvío sistemático de pacientes a la privada,… asistimos al desmantelamiento planificado de la sanidad pública, ante nuestros propios ojos y sin llegar a verlo. Que para ello, también gastan ingentes cantidades de euros en campañas promocionales encubiertas, en publicidad que nos cuelan en los medios como noticias, pero que están pagadas, y muy bien pagadas, que encubrir y mentir, no sale barato.
Y ante esto, ¿qué podemos hacer? Pues lo que están haciendo ya cientos de ciudadanas y ciudadanos por toda Euskal Herria, organizarnos, crear plataformas de usuarios y usuarias de la sanidad en defensa de la Sanidad Pública, en defensa de Osakidetza, confluir con trabajadoras y trabajadores de Osakidetza que se están organizando en la misma línea, coincidir con sindicatos, organizaciones vecinales, movimientos sociales, feministas, de pensionistas… movilizarnos todas y todos unidos, y crear un enorme tsunami que deje bien claro que la Sanidad Pública, gobierne quien gobierne, se defiende.
*Todos los datos extraídos del ya citado libro de Ahoztar Zelaieta, “Diagnóstico Tolosaldea. La privatización de la sanidad en el oasis vasco”, editado por Txalaparta, y como ya hemos dicho más arriba, muy recomendable y de rápida lectura.