Javier Nagore comenzó a ejercer como abogado de CNT hacia 1994. Se afilió a la Federación local bilbaína en julio de ese mismo año. Fue un excelente abogado, muy serio y experimentado, que sabía valorar tanto la justicia de cada una de las demandas que atendía como las posibilidades legales de ganarlas. En estos 20 años desempeñó una gran labor jurídica al servicio de esta organización y de las y los trabajadores, afiliados o no, que acudieron a su despacho. También ha sido importante su contribución al conjunto de CNT a nivel del Estado español, como por ejemplo en el capítulo de la formación jurídica o en la defensa de los encausados en acciones reivindicativas del patrimonio histórico y sindical.
Pero, por encima de su profesionalidad, hay que destacar la personalidad del compañero: su cercanía, franqueza, modestia, cultura y su facundia. A Javier le interesaba mucho conocer en profundidad a las personas que trataba. Por eso, en su despacho no existía el tiempo. Los modestos honorarios que percibía del sindicato no eran lo más importante y por ello, dedicó muchas más horas al trabajo que las remuneradas. En él primaba su vocación de servicio en defensa de los más desfavorecidos, tanto en el despacho de CNT como en el suyo particular.
Otras cualidades notables, aparte de su honda sensibilidad social, eran su perseverancia, capacidad de sacrificio y entrega apasionada en casos de flagrante injusticia, lo que a veces le ocasionaba un gran desgaste físico y psíquico. Así sucedió con el sonado caso de las tiendas “Fancy” al que dedicó muchos años. Pasaba muchas noches y días de fiesta sólo en el local, dándole vueltas a los expedientes y libros de leyes. Recordamos su entretenida conversación y su gusto por la polémica. Era una persona muy culta, que disfrutaba, en su escaso tiempo de ocio, del cine, la música y la lectura, sobre todo de libros de temática social y filosófica.
En CNT no desarrolló el tipo de militancia acostumbrado. Su labor la llevó a cabo en despachos y juzgados. No obstante, con cierta frecuencia asistía a los actos confederales -manifestaciones, charlas, excursiones, etcétera- y en distintas ocasiones impartió cursillos de jurídica. No se consideraba anarquista ni anarcosindicalista. Más bien defendía la senda de la socialdemocracia, el avance del derecho y del Estado del Bienestar. Ante todo era un humanista que creía en el progreso del género humano hacia mayores cotas de cultura, bienestar y libertad. En la Confederación encontró la plataforma y libertad de acción necesarias para dedicar su vida a los más desprotegidos, que casi siempre suelen ser los trabajadores y trabajadoras. Su pérdida deja un vacío difícil de llenar.
El funeral religioso -dispuesto por la familia- tuvo lugar en la iglesia parroquial Santa María, de Iturribide, el día 27 a las 7 de la tarde, ignorando además el ofrecimiento de nuestra organización de prepararle la despedida que se merecía. El sábado 6, CNT le rindió un sentido homenaje en Artxanda.
Federación Local de Bilbao