Las ikastolas son un tema candente en estos momentos y quisiera explicar por qué considero que deben dejar de ser centros concertados subvencionados con dinero público, para pasar a publificarse. (1)
Antes de nada, como profesora de idiomas, subrayo la importancia de aprender euskera, usar el euskera en diferentes contextos más allá del académico y de que quien así lo decida tenga ya no sólo la oportunidad, sino el derecho, de vivir en esta lengua preindoeuropea tan especial. Pedagógicamente, huelga decir que conocer cuantas más lenguas podamos, es absolutamente beneficioso. ¿Quién podría estar en contra de tener acceso a la misma realidad con diferentes códigos comunicativos? ¿Quién podría estar en contra de tener acceso a diferentes realidades con códigos comunicativos distintos? Conocer múltiples idiomas y llegar a ellos desde la inmersión lingüística es fabulosamente enriquecedor. Para lxs vascoparlantes desde la cuna, es una reafirmación, pero para el resto, disfrutar de centros donde la lengua vehicular no sea la lengua materna del alumnado, es un regalo y sólo trae ventajas: convivir con una lengua que no es la que usa sen casa, además de abrirnos horizontes insospechados, es un reto diario y eterno donde jamás dejamos de amasar conocimiento. A veces, nos equivocamos y pensamos que el objetivo de la escolarización es llenar a rebosar recipientes humanos menores de edad con contenidos y temarios. Pero no, el objetivo de la escolarización, al menos de la obligatoria, es socializarse, aprendrer a aprender, crear curiosidad por el conocimiento, facilitar la capacidad de análisis y fomentar el pensamiento crítico. Preguntar la lección y que la repitan como papagayos, eso de los deberes de miles de horas, los exámenes y las notas, es parte de un sistema educativo obsoleto. Que sí, que no lo puedo negar, que para desgracia de todxs, aunque por ley esto esté caducado, se sigue usando estas metodologías arcaicas, porque todavía nos queda mucho por aprender a lxs adultxs. Evidencia más que suficiente de que nosotrxs no tuvimos la suerte de que nos fomentaran la autocrítica, la curiosidad o la constante actualización cuando hicimos nuestros másters capacitadores en pedagogía. Pero repito: hablar de educación y referirse a cuando nos sentaban de unx en unx en silencio haciendo dictados y problemas sobre un tren que sale de Valladolid, es un despropósito. Digo esto, porque hay quien cuenta historias rocambolescas en las que “x alumno salió del modelo D y en modelo A empezó a sacar fabulosas notas”. Este argumento a mí como profesora me hace aguas por todas partes: porque las notas son el método de evaluación más inexacto que conozco y la culpa/responsabilidad del “fracaso escolar” así como concepto general que engloba “vaya usted a saber qué”, suele ser del sistema y no del euskera o del alumnado.
Dicho esto, por supuesto, quiero poner en valor la función social, cultural y lingüística que llevaron a cabo en sus inicios las ikastolas. Estos pseudopolémicos centros educativos merecen todo nuestro reconocimiento, por ser una forma de lucha contra la imposición de una cultura mayoritaria impuesta de mala manera, intentando asimilar cualquier otra realidad que no fuera “una, grande o libre”. Desde la vanguardia educativa de entonces, con métodos pedagógicos innovadores para la época y con la mejor intención, las ikastolas hicieron una labor digna de ser aplaudida. Tiempo después, fueron muy útiles para vivir en euskera, en aquel momento en el que había más gente en modelos A y B, que en modelo D. (2)
Afortunadamente, en este sentido, ahora ya no es antes. El euskera no está prohibido y se implementan políticas de normalización que con más éxito o con menos, hacen que esta lengua, gracias a sus hablantes, siga adelante. Pero seamos realistas, contextualicémonos y aterricemos donde estamos: en medio de una pandemia mundial, de una ola de frío, con personas ahogándose en el Mediterráneo, gente al borde de la congelación en tiendas de campaña intentando cruzar fronteras en chancletas, las reservas planetarias de agua flaqueando mientras por otro lado el H20 cotiza en bolsa, con la flora de la Amazonía más escasa de lo que la conocimos , el calentamiento global haciendo estragos y un largo etc de desgracias. Pongamos que hablo de 2021 y que de aquí en adelante tiene pinta de que vamos a ir cuesta abajo y sin frenos. El mundo se va a la mierda y la gente, por lo tanto, se mueve a otros lugares en busca de lo que presupone que es una vida mejor. Hace años fueron lxs maketxs que venían de fuera de País Vasco. Ahora la gente no está encerrada en compartimentos limitados por barreras geográficas y circula ya no sólo entre fronteras autonómicas, sino que cruza océanos para vivir entre nosotrxs. Ya he dicho que el euskera me interesa y me importa, pero el bienestar de quienes me rodean me interesa y me importa bastante más. Quiero que todas las personas que viven en la Comunidad Autónoma Vasca tengan las mismas oportunidades, llamadme loca. La realidad de Iparralde y Navarra es diferente y por lo tanto allí las ikastolas me parece que siguen teniendo sentido. Pero insisto: aquí no.
Como exalumna y exprofesora de ikastola, me sorprende que haya quien siga defendiendo subvencionar un modelo educativo desactualizado que hace que su alumnado viva en un mundo paralelo, rodeado solamente de personas de su realidad cultural y socioeconómica, donde se piden firmas de otros socios como aval para entrar y asegurarse de que se tiene X nivel adquisitivo, mientras se cobran cuotas que presuntamente son sólo para autobús y comedor (pero luego no tanto). La labor de la escolarización obligatoria actual es preparar a la infancia para la vida y educarla en valores. ¿Cómo se hace eso rodeada del mismo tipo de gente desde los 3 a los 18? Pregunto. Se les pueden mostrar todos los mapamundis que se quiera, y ponerles todos los documentales que nos apetezca sobre lugares remotos y culturas distintas. Podrá fomentarse el trilingüismo y los intercambios con centros internacionales, pero ¿no será mejor y más útil rodear a la chiquillada de gente estándar que sea de todos lados y dejarnos de gilipolleces? Porque a veces parece que no, pero hay más mundo ahí fuera, a la vuelta de la esquina. Las ikastolas concertadas, en un ataque de egocentrismo patético, se empeñan en seguir sólo preocupándose, formando con calidad y dando cobijo a los suyos y en mantenerse monolítica y rígidamente impertérritas. Cuando se les invita a que se publifiquen y permitan que alumnado de cualquier realidad tenga acceso a lo bueno que tienen para ofrecer (vivir íntegramente en euskera, que sería lo deseable también en los centros públicos y en ello estamos trabajando) , tuercen el morro, y se niegan con desconfianza. Pareciera que renegaran de ciertas compañías y que el alumnado estándar les atemorizara. ¿A qué tienen miedo realmente las ikastolas? ¿A que sus retoñxs se junten con la chusma? ¿A que la chusma tenga acceso a los mismos medios y métodos que las clases pudientes? ¿A que la meritocracia de repente sea algo real? Yo creo que sí.
Entiendo las reticencias de antaño a perder el euskera. Pero hoy en día, salvo escasos casos aislados, le enseñanza en la C.A.V es íntegramente en euskera, porque la norma es el modelo D. Dejémonos de chorradas y hablemos con claridad. No creo que a estas alturas se me pueda refutar con argumentos reales que los centros concertados, se hable el idioma que se hable, no sean lugares elitistas y segregadores. Además, desde el momento en el que pagas un dinero, te conviertes en consumidor y en la concertada el profesorado tiene doble clientela: el alumnado y las familias. Teniendo en cuenta que estos centros viven de su reputación y necesitan el dinero de sus contribuyentes, cooperativistas o llamémoslo como queramos ¿qué esperamos? ¿Que los resultados que se muestren sean fiel reflejo de la realidad? ¿O que se modifique la realidad de los centros con marketing a tope para que responda a los criterios de excelencia que se espera de tales lugares? ¿Porque qué se hace con el alumnado que no encaja, va a bajar la nota de selectividad general y da mala imagen? ¿Acaso no se le invita a abandonar el centro? ¿Qué se hace con bachilleratos artísticos o humanísticos que no dan como fruto ingenieros industriales ni economistas, sino supuestos hippies pies negros piojosos que hablen en latín, fiolosofeen y hagan esculturas? No se oferta. Y bueno, como profesora de inglés quiero dejar muy claro que si todo el mundo sale hablando inglés divinamente de las ikastolas y de cualquier centro concertado, no es por el genial nivel docente, sino porque las familias se dejan una pasta en academias, en estancias en el extranjero y en viajes por el mundo para que sus retoñxs sean gente experimentada y culturalmente rica. Y aquí se cierra el círculo de nuevo: porque si en vez de irte a Birmingham un mes en verano y pagar mil euros, en clase haces una amiga con familia de Ghana, puedes hablar inglés todos los días de tu vida GRATIS. Pero claro, ¿igual ese inglés no es el inglés que nos gusta, porque preferimos el acento de Oxford? Insisto: a las ikastolas no se cierran en banda por preservar idiomas, se cierran en banda por preservar su status social y forma de vida.
Volvamos a la calidad de la enseñanza. Yo he sido profesora de ikastola y soy profesora de la pùblica. La titulación que se me requería en ambos casos era idéntica. Mi compromiso con las lenguas, como es de imaginar, trabaje donde trabaje, es simpre el mismo. Supongo que no se pensará la gente que si doy clase a ricos soy más maja y más eficiente que si doy clase a pobres. ¿No? ¿Entonces? ¿Cuál es el problema? ¿A qué se le teme? En las ikastolas, en teoría, se utiliza el método EKI y el aprendizaje cooperativo. La tendencia en los centros públicos, es poquito a poquito ir llegando a algo del estilo, así que si publificaran podríamos aprender e implementar sus métodos más rápidamente. Se dice que la implicación del profesorado en las ikastolas para con la calidad y el euskera es superior a la que tenemos en los centros públicos. Pero esto ya no es verdad. He trabajado en cuatro ikastolas y hay de todo: quien usa euskera puro impecable que haría las delicias de Sabino Arana y quien habl coan entoncación del español y palabras en euskera, metiendo expresiones y muletillas en castellano. Supongamos que este segundo perfil nos interesa menos que el primero (que yo creo que no, porque es gente que ha adquirido una lengua que no es la suya y puede comprender al alumnado que esté en la misma situación o muchas veces transmitir de forma más eficiente que quien lleva el euskera de serie e incluso funcionar de referente y ejemplo a seguir), ¿qué hacemos? ¿Privar a la infancia residente en EAE de vivir en euskera y tener acceso a estudiar en ikastolas poniendo peajes de X euros al mes? ¿O por el contrario formar al profesorado que tenga limitaciones y necesite mejorar sus competencias lingüísticas para asegurarnos de que todo el mundo tiene las mismas oportunidades académicas dentro de lo que cabe?
¿Vivimos en la sociedad feudal todavía? ¿Acaso nos gustan las castas? ¿Por qué queremos una mejor formación para algunos y menos oportunidades para otros? ¿Ni siquiera vamos a disimular? ¿Ni por buenismo? ¿Ni por decencia? ¿Ni por justicia social?
Las ikastolas deben publificarse porque todo el mundo tiene derecho a vivir en euskera si quiere, y porque si la descendencia de la gente pudiente se mezcla con la estándar, todos los fondos y esfuerzos de sus progenitores cagadineros serán destinados a la mejora de la escuela pública para todxs, porque de sobra sabemos que los ricos no van a permitir que traten a sus hijxs como escoria, y sus secretarias tienen todo el tiempo del mundo para dar la matraca a los mandamases y asegurarse que los lugares donde aparcan a sus hijos los tienen entre algodones con los métodos más punteros. Como Gobierno Vasco no es responsable de motu proprio (a la vista está en los centros con modelo A), habrá que ponerles un perro guardián que les controle. ¿No es eso lo que hace de Finlandia un lugar puntero en lo que a educación se refiere? Por lo visto lo de que se habían prohibido los centros privados era un bulo, pero es cierto que sólo representan un 2% de la totalidad de la oferta educativa.
En fin, pues ya estaría: he dicho Finlandia en un texto de educación, así que he ganado el argumento y tengo total credibilidad. Publifiquemos las ikastolas, y democraticemos el derecho a la educación de calidad sin guettos ni élites.
NOTAS AL PIE:
(1)He estudiado en una ikastola desde los 3 hasta los 17 años. Fui a una Universidad Privada Jesuita. De los 23 a los 26 trabajé en Universidad Privada, en el extranjero. Volví y paralelamente con dar clases particulares en B a niños de familias del Opus, trabajé en academias, en Centros de Inmersión Lingüística subcontratada por Gobierno Vasco cobrando una miseria y en Kristau Eskola. Desde los 26 hasta los 30 trabajé en cuatro ikastolas de Bizkaia en zonas muy diferentes: Encartaciones, Margen Izquierda, Txoriherri y Gran Bilbao. En estos momentos llevo 5 años trabajando en la Pública, que siempre ha sido mi objetivo. Para mi suerte o desgracia, puedo decir que mi experiencia docente es completa. Y cuando comparo y doy mi opinión, lo hago con conocimiento de causa.
(2)Para quienes no sepan a qué se refieren estas letras: modelo A es el modelo educativo que imparte sus asignasturas en español, salvo los idiomas inglés, euskera, francés o alemán qu ese impartitían en los propios idiomas. Modelo B es el modelo educativo en el que se cursan asignaturas como matemáticas, informática o ciencias naturales en euskera, y el resto de las asignaturas se cursan en español: una especie de mitad y mitad. El modelo D es el modelo educativo que usa el euskera como lengua vehicular para relacionarse con el alumnado e imparte las asignaturas que no sean idiomas, en euskera. Hoy por hoy, en la Comunidad Autónoma Vasca los centros de Modelo A son lugares donde Gobierno Vasco ha decidido que de una forma muy sibilina y aparentemente condescendiente, coexistan sobre todo personas con bajo poder adquisitivo de entornos de personas migradas y del pueblo gitano.