El Fuerte de San Cristóbal fue construido en el monte Ezkaba con fines militares durante las guerras carlistas. Tras la fallida revolución de octubre de 1934 fue usado como cárcel política. De hecho, en septiembre de 1935 se produjo la muerte de un preso cenetista natural de Santander, lo que provocó una serie de paros en Iruñea. “Tras la sublevación militar de 1936 -en Nafarroa no hubo guerra, solo aniquilación- fue usado nuevamente como cárcel política de exterminio”, ha recordado CNT.
El fuerte se convirtió entonces en un sitio aún más esperpéntico, donde los presos morían por las palizas, el hambre, las enfermedades y el frío. No en vano, entre 1937 y 1945 hubo 305 presos muertos que fueron debidamente identificados, mientras que otros 200 todavía figuran como “desaparecidos”. También hubo un número indeterminado de fusilados en las terroríficas “sacas” del franquismo. “A estos números del horror –ha remarcado el sindicato- habría que sumar los 225 presos asesinados tras la fuga”.
El sindicato también ha querido recordar a su militante Jovino Fernández, el minero leonés que logró salir con vida de aquel infierno: “tras vivir situaciones límite, el 4 de junio de 1938 alcanzó la muga y cruzó a Iparralde. Desde allí fue trasladado a Barcelona, donde habló en radio CNT y mantuvo una entrevista con el periódico Solidaridad Obrera”. “Entre los presos predominaba el elemento republicano y socialista. Confederales llegaban pocos al penal. A los anarquistas los liquidan sin más trámites”, relató Jovino en la entrevista publicada por Solidaridad Obrera.
Cabe destacar que otro de los cenetistas que estuvo preso en Ezkaba fue Rogelio Diz Fuentes, un melómano que no paraba de componer canciones. Entre sus obras figura el himno de la fuga que se canta todos los años en el homenaje a sus víctimas. “Sé rebelde y jamás te acobardes ante el enemigo opresor / Triunfarás en la vida cuando aplastes al fascismo cruel, siempre traidor”, dice una de sus estrofas.
“Prueba contra el genocidio”
En la concentración de este domingo, CNT también ha recordado que “entre 2008 y 2009 el ejército español realizó irregularmente una serie de derribos y destrozos en el Fuerte de San Cristóbal, aún tratándose de un Bien de Interés Cultural”.
“Mediante el derribo de algunos muros, los militares han pretendido borrar la imagen de prisión de este lugar”, ha lamentado el sindicato. “De hecho –ha puntualizado-, el gobierno de Navarra, el Ministerio de Defensa y el grupo cultural Iñigo Arista han organizado visitas guiadas de arquitectura militar, obviando su uso como cárcel política de exterminio”.
Por tales motivos, CNT se ha sumado a la petición realizada por parte del movimiento memorialista navarro en aras de preservar el penal de San Cristóbal “como lugar de memoria y prueba de cargo contra el genocidio”.