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Poco después de que el Senado del Reino de España aceptara la aplicación del Artículo 155, se tramitó otro de gran importancia: el polémico acuerdo comercial entre la Unión Europea (UE) y Canadá, conocido como CETA. En la práctica, ¿que supone su aceptación? Desde El Salto nos dan 5 ejemplos prácticos.
Carne clorada. Las regulaciones canadienses permiten que la carne de vaca y pollo sea lavada y procesada con agua clorada y otros químicos, algo prohibido en la UE. Los posibles efectos para la salud de este método siguen siendo una incógnita.
Fármacos de crecimiento en la carne. Uno de los secretos de esa industria alimentaria de superproducción se encuentra en los fármacos y hormonas de crecimiento. Uno de ellos es la ractopamina, prohibido en 160 países (incluida la UE) debido a la preocupación acerca de su impacto en la salud humana.
Alimentos genéticamente modificados. La “tolerancia cero” de la UE permite solo el 0,1% de material modificado genéticamente (GM) en variedades que no estén aprobadas, pero Canadá es uno de los tres grandes productores de alimento GM del mundo. La UE obliga a etiquetar cualquier producto que haya sido modificado genéticamente, en Canadá es voluntario.
Colorantes alimentarios. Canadá permite que los fabricantes puedan etiquetarlos utilizando su nombre común, pero muchos están prohibidos en la UE.