Con éste articulo pretendo como objetivo la divulgación del cine como campo revolucionario. Sin embargo, hemos de tener en cuenta que si bien el celuloide es el narrador imprescindible del siglo XX, nuestro siglo, el XXI, quizás pertenezca a los vídeos de 2 minutos lanzados contra nosotros/as como si fuera artillería, aturdiéndonos y haciéndonos perder el gusto por la contemplación y la necesidad de reflexión.
Si, hoy en día, pareciera que te puede fusilar hasta la cruz roja, nenes.
Por supuesto, también nos auto-invadimos con atracones de series a la llamada del consumo exacerbado: la ves, la olvidas, otra. Con esto no quiero que penséis que soy un primitivista ávido de infusiones relajantes, sino que pretendo advertir hacia donde nos dirigimos inexorablemente: es como si se escapara la arena entre nuestros dedos. Pero vayamos al asunto, y para ello, voy a dividir la cuestión en tres apartados, a saber:
a )El cine revolucionario-experimental, aquel que quiere revolucionar el lenguaje mismo del cine, que transgrede, y en esto, no habrán pocos libertarios y otros socialistas.
b) El cine colectivizado, osea, el cine hecho en revolución, con medios socializados o colectivizados por los/as trabajadores/as.
c) El cine político, es decir, el cine que habla de hechos revolucionarios o sociales.
Debido a la extensión del texto, he decidido dividirlo en dos partes, para que no os reviente la cabeza con tanto dato e información, necesarios, sin embargo, para tener referentes culturales a los que agarrarnos en un momento histórico en el que los referentes parecen ser dados por logaritmos de posicionamiento digital.
Cine revolucionario experimental
Es significativo que el cine comience con la entrada de los obreros a la fábrica, de los hermanos Lumiére, propio de la Era Fordista-taylorista en la que fue concebida: Ojo, porque hoy también estamos en un proceso de Taylorismo digital. En los comienzos, la línea que separaba el cine revolucionario-experimental del militante político era más estrecha. No hay más que ver los films soviéticos del principio de la revolución, influidos por las vanguardias artísticas, con el director Eisenstein a la cabeza. Sin ambargo, hay otro director del que se ha hablado menos, Dziga Vertov, que será el creador del cine experimental que se conoció como “Cine-ojo” o “Cine-verdad”.
Otro de los grandes de los años 30 será Jean Vigo, anarquista francés, que supo combinar el cine onírico con la poesía simbolista (L'Atalante, 1934) y también extraños encuadres con la denuncia social (Cero en conducta, 1933). Pero Vigo, falleció pronto: de tuberculosis con tan solo 29 años, sin ver estrenar su obra cumbre. En esto me recuerda a otro gran artista, Juan Salvat-Papasseit, dadaísta anarquista catalán, muerto con tan sólo 30 años: de tuberculosis. Ambos son, sin duda, Ángeles caídos, pues es en el momento de su mayor creatividad, uno con el cine llamado a ser de culto y el otro con la revolución de las formas poéticas, que ambos encontrarán la muerte fulminante de manera abrupta. Precisamente serán directores como Vigo, los que influenciarán a la siguiente generación, los franceses de la Nouvelle vague, los cuales también son revolucionarios cinematográficamente hablando ya que renovaron el propio lenguaje cinematográfico.
También es conocida la deriva marxista-leninista y luego maoísta (incluso se dice que libertaria), de su director más conocido, Jean-Luc Godard (La Chinoise,1967). Pero sin embargo, quisiera citar a una directora, Agnés Varda, pionera del cine feminista, y que quizás ha quedado un tanto eclipsada por sus compañeros de movimiento.
En Gran Bretaña, encontramos mientras tanto, el Fee-Cinema, que destacará por su inconformismo social, su denuncia y su realismo, su heredero más conocido es Ken Loach, del que hablaré más adelante.
Paralelamente, el cine experimental político alcanzará cotas inimaginables con el situacionista Guy Debord, el cual consagrará su obra en el film La sociedad del espectáculo de 1975, y llegará aún más lejos con In Girum imus nocte et consumimur igni de 1978. En todo caso, se trata de películas filosófico-políticas con gran crítica, pero a veces, difíciles de ver, quizás sea más asequible el docu-film Llámalo dormir, creado en los 80 por la sección norteamericana de la Internacional Situacionista.
En fin , hoy en día hay numerosos festivales internacionales de cine experimental , vinculados en muchos casos con el arte, aunque otros medran con elementos políticos.
Cine colectivizado
En este apartado voy a tratar el cine cuando éste ha sido colectivizado/socializado por la revolución, además de tratar el cine cooperativo de ciertos colectivos que ansiaban la transformación social a través del cine.
Tras la revolución bolchevique, el estado nacionaliza la industria (Como harán luego el resto de países socialistas), y la vanguardia artística soviética (Eisenstein, Pudovkin, Vertóv o Aleksandrov) verá en el cine un vehículo donde experimentar con las formas a la vez que se ensalza el ideal socialista. Pero esto no duraría mucho, y esta Escuela soviética se desharía sobre 1928. A partir de entonces, Stalin impulsará el Realismo soviético, donde se trataba de exaltar al obrero y la sociedad socialista. La URSS exportó el realismo socialista a otros países, y fue imitado en todos los países comunistas, aunque actualmente solo existe en Corea del norte.
Sin embargo, hubo resistencias al realismo, y no siempre todo el mundo del cine en el campo socialista se volcó en él. En algunos países de particulares características, como en la RDA, se llegaron a hacer incluso films de cowboys, o series copiadas de otras realizadas con éxito en la RFA.
En la disidente Yugoslavia, incluso algunas de sus películas fueron nominadas a los Óscar, además surgió una escuela de cine experimental, formados en los cine-clubs estatales entre los 60 y los 80,y con contenidos antimilitaristas o feministas: algunas cintas fueron victimas de la censura, pero otras muchas no. No en vano, será el germen del actual período de cine “yugoslavo” con grandes cineastas como Emir Kusturica o Zelimir Zilnik.
En cuanto a China, tras la revolución se potenció el cine bélico y patriótico, casi como que en los otros paises socialistas, aunque durante la revolución cultural la censura llegó a niveles de paroxismo y la producción cinematográfica se redujo drásticamente. Tras ello, con la apertura capitalista de Den Xiaoping, llegó la llamada Quinta generación, una generación de cineastas , muchos de los cuales habían pasado por campos de re-educación de los 80, que se caracterizaron por realizar cine de entretenimiento, con tintes aperturistas.
Cuba, es algo un poco más complicada respecto al típico esquema del cine socialista, debido, quizás al carácter idiosincrático de los/as isleños/as. Aunque hubo ciertas censuras de las que hablaré más adelante, y aparte del cine realista, también se realizaron algunas películas de culto, como Soy Cuba, de 1964, producción soviético-cubana, y en la cual se distinguen varias proezas técnicas cinematográficas. Pero hay más films, ya que en Cuba siempre hubo una lucha interna-no pública-entre los realistas y los experimentales.
El caso de la revolución en España es paradigmático. Por un lado, los comunistas crearon Popular Films, que importaba fundamentalmente películas soviéticas, aunque también realizó documentales, por otro lado, la Generalitat de Catalunya monta Laya Films, la cuál doblará varias películas soviéticas o de producción anarquista al catalán, y por último la producción colectivizada por CNT y UGT, aunque la producción de nuevos films recaerá ideológicamente en la CNT-FAI. Esta producción anarquista, casi toda radicada en Catalunya, tiene unos 41 títulos entre documentales, cortometrajes o ficción, y se considera precursora del neorrealismo italiano, creando un pequeño Hollywood libertario. Entre las películas de ficción podríamos destacar Aurora de Esperanza de 1937 o Bajos fondos, del mismo año. En ambas, la argumentación gira entorno a los problemas obreros y la moral anarquista. Todas formaban parte de la producción del SIE. Films (Sindicato de la Industria del Espectaculo), controlado por la CNT. En todo caso , si queréis más información sobre esto, os remito al documental Celuloide Colectivo realizado por Óscar Martín en 2009, y el cuál podéis encontrar con facilidad en la red.
En diferentes lugares de occidente, posteriormente, se crearán también cooperativas de cine. La inspiración viene dada siguiendo el modelo del colectivo de Nueva York de 1941, Cine 41, el cual funcionaba como un cine club donde pasaban sus propias películas de vanguardia experimental.
A principios de los 60, se crea en NY el Film makers cooperative, la cual fue clave para el apogeo del cine experimental de vanguardia, el underground estadounidense, de los 60-70. Algo importante es que producían y distribuían sus películas, además de exhibirlas en sus cine-clubs. Hoy en día, siguen existiendo, potenciando la cultura alternativa y no-comercial. Su ejemplo, se repetirá por varios lugares, como muestra un botón: en el París post-68 funcionarán simultáneamente cuatro cooperativas de tendencia izquierdista, como el grupo Dynadia (vinculados al PCF), el grupo Medvedkin (de la CGT), SLON (antimilitarista), o el mítico Dziga Vertov (donde funcionaba el mismo Godard), pero hubo muchos más. Hoy, quizás, si es que queda esperanza para un cine colectivista , se halle en algunas productoras alternativas que funcionan en modo cooperativo, o también en las cooperativización de salas de cine recuperadas por quiebras derivadas de las crisis.
Pero, repito, todo depende del modelo que nos hagan seguir mediante la tecnología que está por llegar tras la irrupción de Internet, en ésta cuarta-quinta revolución industrial.
En todo caso, respecto a lo expuesto, seguro que hay muchos más ejemplos de directores y movimientos. Como siempre, son todos los que están, pero no todos los que son. En la siguiente parte nos adentraremos en los films de significancia política, los cuales son imprescindibles desde el punto de vista de la historia del cine revolucionario y por supuesto, para las mentes curiosas ansiosas de escapar de una cultura oficial de la estupidez que en ocasiones está llegando a límites catastróficos para el alma.