El otro día en el Malatesta le comentaba a un compañero cómo echaba de menos aquello de leer el periódico y su revista suplementaria del domingo, mientras me tomaba algo en ese día señalado y comentaba los artículos, al calor de un buen debate.
Y es que, los tiempos han cambiado y todo va tan rápido que sólo tenemos tiempo para torcer la cara con un meme, que nos están idiotizando no es ningún secreto.
Es por eso, que quisiera compartiros brevemente una pequeña historia de lo que fueron las publicaciones libertarias en el estado.
Desde un primer momento, allá en el siglo XIX, las publicaciones libertarias tuvieron una importancia fundamental en la difusión de las nuevas ideas.
Se decía que allí donde se juntaban 2 o 3 anarquistas veía la luz una publicación libertaria.
Los periódicos tuvieron gran importancia y fueron los primeros en publicarse, y en sus columnas se debatía fervientemente en contra o a favor de los diferentes posicionamientos de una idea u otra, pero , sin duda, la revista , como siempre ha sido un órgano de mayor envergadura en sus reportajes, dando más extensión y profundidad a sus artículos.
En esta presencia extendida de nuevos periódicos y revistas de naturaleza política e intelectual en las ciudades,sobre todo destaca, la revista madrileña llamada La revista blanca la cual publicaba muchos ensayos críticos sobre temas políticos, sociales y literarios.
La Revista Blanca fue una publicación anarquista individualista quincenal de sociología, ciencias y artes que publicaron en Madrid Joan Montseny (Federico Urales) y Teresa Mañé (Soledad Gustavo) de julio del 1898 al año 1905, y en Barcelona del 1 de junio de 1923 a 15 de agosto de 1936.
Por cierto,que eran los padres de la histórica dirigente anarquista Federica Montseny, la cual fue ministra (la primera mujer ministra de Europa)durante la guerra.
En la primera etapa, a pesar de la significación anarquista de sus fundadores contó con la colaboración de gran número de intelectuales de ideología diversa, como Leopoldo Alas Clarín, Miguel de Unamuno, Manuel Cossío, José Nakens, Francisco Giner de los Ríos, Jaume Brossa o Pere Coromines.
Escribieron también regularmente Anselmo Lorenzo, Ricardo Mella, Fernando Tarrida del Mármol, Leopoldo Bonafulla y Teresa Claramunt. Facilitaba la aproximación de los intelectuales al anarquismo, pero poco al mundo obrero.
Llegó a tener una tirada de 8000 ejemplares y este éxito le permitió editar conjuntamente el Suplemento de la Revista Blanca de 1899 a 1902, posteriormente renombrado Tierra y Libertad, con un carácter más combativo y menos doctrinal, especialmente dedicado a campañas por la reorganización de la Federación de Trabajadores de la Región Española (1900-1901), la revisión de las actuaciones judiciales por los hechos de Jerez de la Frontera de 1892 o de La Mano Negra de 1882-1883. La revista desapareció tras fuertes críticas contra su protagonismo por parte de líderes importantes como Ricardo Mella, Josep Prat y Leopoldo Bonafulla.
Los dos fundadores volvieron a editar la revista en Barcelona en junio del 1923, donde definían un anarquismo puro y filosófico, crítico hacia el sindicalismo de la CNT y, a partir de 1930, defendió a la FAI pero sin identificarse del todo con ella.
Entre los colaboradores más regulares en esta segunda etapa figuraron Federica Montseny, Max Nettlau (con reseñas históricas en el tiempo de la Primera Internacional), Adrià del Valle, Charles Malato (desde París), Diego Abad de Santillán ( desde Berlín), Jean Grave, Rudolf Rocker, Sébastien Faure, Luigi Fabbri o Camillo Berneri. Hacia el final de la dictadura de Miguel Primo de Rivera se incorporó a la redacción Germinal Esgleas, que se encargó sobre todo de los temas sindicales.
A partir de 1924 se publicaron suplementos críticos con los sindicalistas de la CNT, en el cual escribieron, además de Urales, Casimir Pla, Juan Gallego Crespo, Jaume Aragón, Joan Ferrer, Valentí Obach o Felipe Alaiz. Este suplemento fue sustituido en 1931 por El Luchador.
La Revista Blanca dejó de publicarse en 1936.
Por otro lado, alrededor de la revista surgió una valiosa tarea editorial, con colecciones literarias de gran éxito popular, como La Novela Ideal o La Novela Libre.
A principios de siglo las imprentas libertarias siguen con su labor pero será un poco más tarde cuando surgirá otra cabecera de enorme importancia…
La revista más importante de Valencia, donde el movimiento anarquista siempre había tenido un cariz más artístico, será Estudios, una revista de talla intelectual y cultural destinada a la regeneración física y humana, subtitulada Revista ecléctica. El germen de esta revista lo encontramos en Redención de 1921-23 en Alcoy siendo su director J.J Pastor y que viendo el éxito de la revista se embarcaría en Generación consciente, una publicación higienista , científica y neo-malthusiana iniciada tambien en Alcoy en 1923 y trasladada a Valencia en 1925 donde en 1928 cambia su cabecera por la de Estudios. Su difusión era bastante amplia (entre 65 y 70.000 ejemplares, algo impensable en la era de las “stories” de 2 segundos).
Destacó por sus campañas en pro de la educación sexual, el neomaltusianismo, la eugenesia y la liberación de la mujer.
Los grandes intelectuales anarquistas encontrarán aquí su espacio y también los grandes artistas e ilustradores, que más tarde serán reconocidos en su labor propagandistica durante la guerra.
En conexión con la revista tenían una distribuidora de libros (con más de mil títulos) de las más diversas tendencias (políticas , literarias, científicas, etc ), significando verdadera vanguardia difusora y traductora de las corrientes de pensamiento y literarias más avanzadas de Europa.
Pero además también tenían una editorial con varias colecciones propias (ayer, hoy y mañana, Conocimientos útiles de medicina integral, Antología de la felicidad conyugal).
Todo esto en un momento histórico donde el velo negro de la iglesia católica más recalcitrante intentaba cortar todo lo que supusiese avance y progreso, contrario a sus dogmas. Iniciales fue una revista anarcoindividualista ecléctica y naturista.1 El primer número aparece en Barcelona en febrero de 1929. Sucesora de la revista barcelonesa Ética (1927-1929).1 Tuvo una periodicidad mensual y quincenal.
Otra revista de impostancia fue la cabecera INICIALES que fue dirigida por el anarcoindividualista José Elizalde, traductor de Han Ryner y de Émile Armand, y miembro del grupo «Sol y Vida» que se reunía en el Ateneo Naturista Ecléctico de Barcelona. Colaboraron Isaac Puente, Federica Montseny, David Díez, Han Ryner, María Huot, André Lorulot, Juan del Pi, Leon Drovar, Tato Lorenzo, Medina González, Miguel Giménez Igualada, entre otros.
Después, con el título de ÉTICA, salió en Valencia entre 1935 y 1936, con una redacción formada por Felipe Alaiz, José Alberola, Progreso Fernández, T. Ruiz y Gonzalo Vidal.
Entre abril de 1936 y abril de 1937 se suspendió la publicación, y volvió a editarse con el nombre de Iniciales en Barcelona, a partir de abril de 1937. El último número es el de mayo de 1937.
Como revista ecléctica que era, trataba diferentes temas: anarquismo doctrinal, pedagogía, individualismo, educación sexual, procreación consciente, naturismo, nudismo, amor libre, excursionismo, danza, lucha contra los vicios, etc.
Con la II república y sobretodo con el estallido de la revolución social del 36 estas revistas se multiplicaron tal y como lo hicieron todos los medios obreros de izquierdas como pudieron ser ORTO, libre-studio o umbral.
Tras la larga noche del franquismo, el cual dejó al movimiento libertario hecho ascuas, pocas revistas pudieron salir en el estado, pero en cambio si hicieron aparición en los lugares donde se fueron aposentando los exiliados y exiliadas.
Pero con el fin del franquismo, comenzaron a surgir nuevas propuestas que revolucionarían la calle. Es el caso de Ajoblanco, Bicicleta, Orto (que volvió a la carga) o El viejo topo,aunque éste último derivó enseguida hacia posiciones más marxistas.
Ajoblanco se publicó entre 1974 y 1980 en su primera etapa y entre 1987 y 1999 en la segunda. Junto a otras cabeceras como Star, Nueva Lente y Ozono, Ajoblanco fue uno de los primeros puntos de encuentro y difusión de la contracultura en España.1 2 La revista supuso todo un revulsivo cultural en su época.
La revista apareció por el impulso de un colectivo libertario y de Pepe Ribas, un estudiante barcelonés de Derecho, de ideología también libertaria y procedente de una familia burguesa, que aglutinó a su alrededor a filósofos, poetas, arquitectos, artistas y dibujantes de cómics de la escena contracultural de Barcelona de los 70.
Todos ellos participaron en un proyecto que aunaba la oposición al regimen franquista con la independencia de los partidos de izquierdas de la oposición . Junto a la política, los intereses de la primera etapa de Ajoblanco incluyen contenidos sociales inéditos hasta entonces en España como la anti-psiquiatría, el ecologismo, las comunas, el movimiento gay y el urbanismo sostenible. Además de textos narrativos periodísticos que destacaban por originalidad y renovación.
Alrededor de Ribas se estableció un equipo de redacción no jerarquizado que incluía a Toni Puig, Fernando Mir (Ribas, Puig y Mir son, en realidad, el núcleo duro de Ajoblanco), Luis Racionero, Quim Monzó, Maria josé Ragué, Santi Soler, Juanjo Fernández, Nuria Amat o Karmele Marchante.
A ellos se sumaron las contribuciones de los lectores de la revista, hasta 2000 a lo largo del periodo 1974-1980. En su momento de mayor éxito (hacia 1977) Ajoblanco contó con un millón de lectores (según estimaciones alternativas Ajoblanco llegó a un tiraje máximo de 65000 ejemplares y no existen datos fiables del número de lectores), a pesar de que sus estructuras nunca llegaron a profesionalizarse del todo. Su idea era promover una cultura libertaria que condicionara un cambio social.
De hecho, fueron frecuentes las disensiones dentro de la redacción de la revista, donde convivían el impulso ácrata de Ribas (que llegó a afiliarse a la CNT) y Racionero, con otros miembros del equipo, más cercanos al comunismo o al catalanismo.
A partir de 1978, la revista entró en una crisis que se acentúa cuando, en 1979, Ribas (que pretendía trasladar una parte de la redacción a Madrid) abandona Ajoblanco.
Un año después, la revista dejó de publicarse por culpa de sus problemas financieros y de la realidad de su consejo de administración lejos de la línea editorial de la revista, que provocó el abandono de la mayor parte de sus colaboradores y del equipo de administración causados por las imposiciones de una nueva gerencia a cargo de Antonio Aponte.
Ajoblanco volvió en 1987 hasta el 99, decidiendo dar su paso a Internet, aunque en 2012 hubo un amago de volver a la calle.
Bicicleta fue una revista de información y comunicaciones libertarias. Bicicleta comenzó su carrera en Madrid ( N° 1, noviembre de 1977.) anunciando con un boletín n°0 sus orientaciones ecologistas y anarcosindicalistas. Bicicleta es la sigla de Boletín Informativo del Colectivo Internacionalista de Comunicaciones Libertarias y Ecológicas de Trabajadores Anarcosindicalistas.
Se trasladó luego a Valencia,su etapa más fértil, y finalmente a Barcelona, donde dejó de editarse a mediados de los años 1980. Fue una referencia por encima de las profundas diferencias existentes entre las diversas facciones del movimiento libertario en la península.
Con la llegada de los 80 y hasta los 90 la incorporación de nuevas generaciones, un tanto más alejadas del anarco sindicalismo e influenciadas por el movimiento autónomo surgen nuevas revistas con planteamientos más actuales, y que siguen hoy en día o que nos han dejado hace poco.
Es el caso de La lletra A, en Catalunya, Ekintza zuzena en Euskadi o Amor y rabia en Vallladolid.
En cuanto al caso de Ekintza Zuzena, que significa "acción directa" en euskera, es una publicación anarquista surgida en Bilbao en 1988. El grupo editor asume la referencia libertaria en su dimensión social, como algo no cerrado y en permanente cuestionamiento y crítica, y considera que dicha referencia es más una forma de entender el mundo y un método de actuación colectiva que una ideología que se conserva a buen recaudo.
En este sentido, la revista no se concibe como un fin en sí misma, no pretende crear o ser portavoz de ninguna organización ni agrupar a nadie alrededor de su “ideología”. Ekintza Zuzena trata, por el contrario, de ser un espacio de reflexión, debate y crítica que permita conocer e interrogar las luchas sociales y comprender los acontecimientos que nos rodean, sin un afán de perdurar más allá de una ponderada valoración de su utilidad.
Muchas de estas publicaciones siguen en la actualidad…todo esto a pesar de la explosión digital, en cuyos medios también están representadas las ideas ácratas. Pero sin duda, el concepto de revista en sí, el de artículos extensos de reflexión y no solo de noticias, parece que resulta difícil de digerir hoy en día en un mundo de estómagos ególatras donde el dedo no se mete en la llaga sino en la pantalla táctil.