29/09/2024

Sombras del ayer

Escrito por Meltxor Guerrero

Por Meltxor Guerrero

Amalia Fraguela nació en Sedes, una pequeña parroquia del municipio de Narón, en la ría de Ferrol, A Coruña, en 1884. Como es habitual en tantas y tantos que pasaron gran parte de su vida en el anonimato, su existencia transcurre entre sombras con breves destellos de luz que nos permiten vislumbrar algo de aquello que permanece oculto. Uno de estos momentos de claridad lo encontramos en el periódico Tierra y Libertad, en 1912:

            “Con el bonito nombre de Luz Armonía ha sido inscripta en el registro civil de El Ferrol una niña de los compañeros Amalia Fraguela y Vicente Couce. Los cuales conmemoraron el acto con una suscripción para presos por cuestiones sociales” (Tierra y Libertad, 27 de marzo de 1912)

            Pocos meses después, el 21 de agosto de ese mismo año, el mismo periódico nos informa de la constitución en El Ferrol de “un grupo femenino” denominado “La Antorcha” que “se propone cooperar a la labor emancipadora”. Lo primero que hizo la agrupación fue publicar un manifiesto titulado “A las mujeres”. El grupo estaba constituido, entre otras, por Amalia Fraguela, Rosario Sardina y Emilia Cora, domiciliado en la calle San Eugenio, de El Ferrol y tuvo una notable importancia, ya que fue una de las primeras agrupaciones anarcofeministas de las que tenemos constancia. De todos modos, su existencia fue breve ya que una de sus principales animadoras, Amalia, se traslada a vivir a Barakaldo ese mismo año, localidad en la que militará y donde vivirá hasta que, ya en plena República, regrese de nuevo a Galicia. Su integración en las luchas sociales de la margen izquierda debió ser rápida ya que, tal y como recoge una crónica del periódico El Látigo de noviembre de 1912, la encontramos cerrando un mitin “pro-presos” en el local de la Sociedad Cargadores del Muelle de Barakaldo: “A tan simpático acto dio término la compañera Amalia Firguela (sic), de Ferrol, que leyó unas bien escritas cuartillas de su cosecha”.

            Al año siguiente, junto a otras compañeras, pondrá de nuevo en marcha un grupo anarcofeminista en la localidad fabril, el primero del que tenemos noticia en tierras vascas, “Luz y Armonía”:

            “En Baracaldo se ha constituido un grupo femenino con el nombre Luz Armonía para propagar los ideales anarquistas por medio de folletos y de prensa, tratando de educar y educarse. Desean tener comunicación con Isabel Barea y Teresa Claramunt. Dirección, Amalia Flagela (sic), San Juan, 8, 1º, Baracaldo (Vizcaya)” (Tierra y Libertad, 19 de marzo de 1913)

            Lamentablemente el colectivo, como ocurrió con tantos otros, tuvo una vida breve. En los periódicos de la época se recoge su adhesión a distintas campañas pero, tras unos meses de actividad, ya solo encontramos silencio. No sabemos cuando ni por qué  pero el hecho es que su rastro se desvanece en el tiempo. No así las colaboraciones de Amalia en la prensa de esos años, de las cuales conservamos una en El Látigo (“A la mujer”, 8 de marzo de 1913) y un par de ellas en Tierra y Libertad (“La sociedad actual”, 7 de mayo de 1913 y “A las mujeres”, 9 de julio de 1913).

            A principios de los años 30, con la proclamación de la República, regresa a Galicia, a El Ferrol, pero ya no nos consta militancia de ningún tipo. De aquí en adelante su nombre se sumerge en la oscuridad. Sí sabemos que su hijo, Vicente Couce Fraguela, militante de las Juventudes Libertarias y que se encontraba realizando el servicio militar en el momento del alzamiento militar, fue fusilado por su participación en un intento de liberación de unos presos condenados a muerte. Tenía 17 años.

            Lo último que sabemos de Amalia es que desde 1942 trabajó en el servicio de limpieza del ayuntamiento ferrolano y que falleció en aquella ciudad en 1958. Hoy, una calle de su pueblo, Narón, lleva su nombre. Pequeño homenaje, pero homenaje al fin y al cabo, para alguien como ella que soñó un mundo de mujeres y hombres libres e iguales y acabó viviendo la pesadilla de una dictadura católico-fascista en una España podrida que rezumaba odio y apestaba a sacristía.

“A las mujeres”

                        Romped, amigas mías, esa horrible cadena que os oprime; avanzad animosas y desechad esas rancias ideas que cada día aumentan más vuestra situación de esclavas y hacen más dificultoso vuestro camino.

Rebelarse contra esa clase de miserables que nos convierten en rebaño de ovejas robándonos la salud y la inteligencia.

Como no ignoráis, la terrible Inquisición ha torturado los huesos de miles y miles de infelices, que se rebelaban contra los verdugos que en nombre de un dios que no se ha comprobado su existencia, mataban sin compasión y eran las fieras más sanguinarias; ellos eran entonces los amos del pueblo, porque en aquella época la gente se hallaba más ignorante que hoy y los que se rebelaban eran víctimas de los mayores tormentos; más hoy, queridas mías, los ideales avanzan a pasos de gigante.

La Inquisición todavía no se ha terminado; la que ahora tenemos es más lenta y seguirá siendo mientras la mujer siga fanatizada por las religiones. Adelante, amigas mías; avanzad hacia la sociedad moderna donde todo será armonía y amor y en tiempos no lejanos la mujer no será esclava del hombre; será su compañera y juntos compartirán sus alegrías.

Amalia Fraguela

Baracaldo

(Tierra y Libertad, 9 de julio de 1913)