Hace unos días se celebró el día contra la violencia de género y curiosamente ese mismo día leo una noticia en la cual se quiere desahuciar a una mujer que vive con su hija con discapacidad y sus dos nietas. Esta vivienda sería para su exmarido condenado por violencia de género, vaya que la vida sigue igual o peor. No voy a escribir sobre este asunto, pero sí que tiene mucho que ver. Así que, ahí voy.
A la sombra de esta pandemia han crecido otros problemas y bien graves, como la violencia a las mujeres. No se habla ni en redes, ni en los medios de comunicación ni en ningún sitio otra cosa que no sean, contagios, vacunas y covid y el caso de las agresiones a mujeres y niñas son una grave “violación de los derechos humanos”. Desgraciadamente, una de cada tres mujeres sufren violencia física o sexual y la mayoría vienen de sus parejas y a causa del confinamiento. Hay informes y datos en los cuales se presenta la intensificación de todo tipo de violencia contra las mujeres y las niñas y mayormente en el hogar.
Con la sobrecarga de los servicios de salud, los esenciales como refugios y lugares de atención a las mujeres que padecen violencia, han dejado de dar servicio a este colectivo para dar salida sólo al covid y por tanto ellas han quedado desangeladas sin que se doblen los esfuerzos para poder seguir dando este esencial servicio. A la sombra del covid, las mujeres y niñas han quedado más aisladas de las personas y los recursos que pueden ayudarlas. Las supervivientes no disponen de información y desconocen los medios a los que podrían acudir para recibir apoyo. Y esto sigue creciendo, el acoso y otras formas de violencia, en redes, espacios públicos, en la calle, en los hogares y sin embargo todos los recursos y esfuerzos que se usaban para dar respuesta a este gravísimo problema se han destinado a aliviar los efectos covid. No os parece algo terrorífico ¿?
Como leí hace poco “la violencia contra las mujeres es un problema de salud mundial de proporciones epidémicas” sólo llevado al contexto de las relaciones de pareja, cada año, unos 770 millones de mujeres son agredidas por sus parejas y exparejas en el mundo y curiosamente esto no despierta una reacción proporcional al problema que supone.
Cuando se habla de pandemia o epidemia se tiene en cuenta la combinación de su magnitud en el tiempo de evolución en un determinado contexto geográfico y la violencia de genero se trata de un problema histórico y de conductas en todo el contexto geográfico y nunca se le ha dado la importancia tal que tiene.
Esta violencia tiene como resultado, lesiones físicas, psíquicas incluso la muerte. Por ejemplo, el control y sometimiento de la mujer a las imposiciones de su agresor a partir de los elementos estructurales de la sociedad y la cultura, por ello, es continuada en el tiempo. También el aislamiento, dentro de este control, el agresor aísla a la mujer de sus ayudas externas y así consigue impunidad en la violencia que ejerce y como consecuencia, en muchos casos son invisibles y se denuncia un porcentaje muy bajo. De hecho un estudio dice que; creció el número de llamadas al 016 y una disminución de las denuncias.
Esta violencia tiene una repercusión muy grave en las mujeres y niñas que lo padecen, como, suicidio, muerte por homicidio, contusiones, traumatismos, heridas, quemaduras, pérdida del deseo sexual, enfermedades de transmisión sexual, infecciones urinarias, embarazos no deseados, depresión, baja autoestima, trastornos del sueño, ideas de suicidio, abuso de alcohol, drogas, psicofármacos, podría seguir así pero necesitaría mil artículos para referenciar la repercusión de esta terrorífica pandemia de la cual ni se habla, ni se escribe, ni nadie parece querer saber nada.
Como sabemos, el objetivo principal de la violencia de género es el control de la mujer, cosa que el agresor gracias al confinamiento ve como limita la salida del hogar de la mujer y la creencia de que lasposibilidades de que ella rehaga su vida, se vean muy limitadas por las circunstancias sociales y económicas derivadas de la otra pandemia.
Nos hemos vuelto cómplices de todo esto al mantenerlo en silencio y así el reforzamiento de los estereotipos hacia la mujer. Esta violencia se ha normalizado y como consecuencia se ha vuelto invisible. Los agresores y las agresiones no se perciben como tal ya que se ven normalizadas y algo “no” fuera de lo común.
Nadie debería sufrir esta violencia, ningún gobierno debería pasarla por alto, la sociedad deberíamos quitarnos el antifaz. Creo que es una lucha que existe de que existen las personas y pasa y pasa el tiempo y sigue sucediendo mientras la sociedad miramos a otro lado, mientras los gobiernos sacan leyes de mierda que ayudan bien poco o nada. Esta pandemia/confinamiento ha atrapado a muchas mujeres y niñas y ha liberado a sus agresores. Hagamos algo y ya ¡!