05/04/2025

La codicia sin vergüenza de la patronal

Escrito por Soni

Para esta columna tenía otros planes, otros temas. Quería olvidar la situación económica, esa lucha de clases inexistente, nos dicen, pero que llevamos ya muchos años perdiendo, y que parece no importar a esos sindicatos, mal llamados mayoritarios, como CCOO, CSIF, CSIT o UGT, que, en el colmo del cinismo, en la Comunidad de Madrid, firman sin pudor alguno, un convenio colectivo para el personal laboral de la administración madrileña, que incluye medidas que restringen el derecho a la protesta de los trabajadores afectados, durante la vigencia del mismo. Viva la lucha obrera.

Sin embargo, y entre otras, tres noticias se incrustan en mis retinas, cual astillas o virutas metálicas, que me devuelven a lo mismo, a lo de siempre, en bucle interminable.

La primera, el pasado martes, Confebask traslada a Pradales, lendakari de todas y todos, que puede contar con la patronal, desde la colaboración y lealtad para los retos de futuro. Le expone sus actuaciones a corto plazo en materias como absentismo y su visión ante la actual incertidumbre y la "guerra comercial" de Trump. Como buenos pedigüeños, han aprovechado, y en aras de la defensa industrial, solicitar una alianza financiera vasca con la intención de movilizar capital público y privado para invertir en empresas vascas, y la constitución de un fondo soberano, también público-privado, "con el que tratar de mantener el arraigo de empresas tractoras del país y retener el talento", más pasta de todas y todos para aupar sus ya abultados beneficios, sin preocuparles nuestro estado lo más mínimo, nada. Y el nuevo ejecutivo de Euskadi, pierde el culo en atender sus demandas. De su espantá de la mesa de diálogo para fijar un salario mínimo, por ejemplo, y del enfado de Pradales por ello, pues una regañina al hijo díscolo, y a sus órdenes mi brigada. No les vayan a cerrar alguna puerta giratoria de esas que tampoco existen.

La segunda y más dolorosa, estalló ayer mismo. Cinco nuevas víctimas obreras. Cinco mineros muertos y otros cuatro heridos, en un accidente de una mina asturiana. Pésames y condolencias de los reyes, del presidente del gobierno, de autoridades y demás políticos de Asturias y Castilla y León, incluso de los empresarios, y, después de lo previsible por reiterativo, investigar las causas, chequear la empresa de arriba abajo, promesas de más controles. Como si sólo hubiese ocurrido ese, como si fueran los únicos obreros muertos, como si no fueran miles cada año, desde hace muchos, desde siempre, y desde siempre, taparlo, como si no existieran, como si no se produjeran cada día. Hipocresía, fariseísmo, abulencia…por su parte, por la nuestra, indolencia, y mientras no demos rienda suelta a nuestra rabia, seguiremos poniendo, siendo, los muertos.

La última, de hoy mismo, Bridgestone Hispania Manufacturing anuncia 335 despidos en su fábrica de Basauri, se suma a los cierres de Mecaner, de Guardian, de BSH, de Astilleros Balenciaga y otras miles que las precedieron. Cierres y deslocalizaciones que son el pan nuestro de cada día, que gobierno vasco y políticos dicen siempre impedir, paliar, buscar nuevos inversores, pero que al final, inevitablemente suceden, y quienes lo sufren, lo sufrimos, volvemos a ser nosotras y nosotros, las y los de siempre. Y esa es la propuesta de la patronal vasca, mientras me garantices beneficios millonarios, paz social, invulnerabilidad, seguiremos el juego, pero cuando me ofrezcan mejores condiciones, pues el arraigo, ya, si eso…

El verdadero problema no es económico, sino político y moral. Es una estructura de poder construida para proteger los privilegios de los de siempre y silenciar cualquier intento de justicia redistributiva. La patronal vasca no teme por la economía; teme perder el control, teme que el pueblo trabajador despierte y deje de conformarse con las migajas. Porque cuando eso ocurra —y ocurrirá—, no habrá campaña del miedo ni discurso neoliberal que pueda frenar la dignidad de quienes ya no están, no estamos, dispuestos a vivir arrodillados. Demos rienda suelta a nuestra rabia, organicémonos en sindicatos de clase y combativos y recuperemos nuestra vida, nuestro futuro, y ya.