En estos últimos meses me he encontrado en la situación de defender mis derechos como trabajadora, habiendo tenido que demandar judicialmente a la empresa para la que trabajo, y a la vez, he tenido la oportunidad de formarme en medios alternativos de gestión de conflictos.
Desde entonces, no dejo de preguntarme sobre la coherencia que pueda haber entre la lucha sindical y la posibilidad de poder gestionar o resolver las diferencias en el ámbito de la empresa a través de la negociación, de la comunicación.
¿Es válido creer que se puede producir un cambio mediante la comunicación eficaz entre las personas? Pues evidentemente, un cambio a nivel social, global, no.
Ahora bien, si nos situamos en un ámbito más próximo, a nivel de relación laboral trabajador@/empresari@, creo que SI.
El conflicto no es algo negativo, como se suele entender. Tenemos la idea equivocada de que cualquier desavenencia, es un conflicto. La aparición de un conflicto es positivo, en cuanto que contribuye a visibilizar situaciones que generan insatisfacción, malestar y confrontación. Lo importante es poder obtener un beneficio de esa situación, y para eso, la mejor de las alternativas es disponer del espacio y la oportunidad sobre todo, de hablar y explicar con claridad qué ha llevado a esa situación.
En el ámbito del trabajo, normalmente, la posición de inicio de las dos partes enfrentadas es desigual, por lo tanto, la conversación se va a dar desde una situación de desequilibrio. Pero incluso eso es positivo, ya que la manera de lograr la equiparación de las posturas es desde la RAZÓN.
Como trabajador@s reclamamos lo que es justo, lo que nos corresponde, logros laborales alcanzados ya por otr@s que nos precedieron, y nos defendemos de los ataques e imposiciones que la empresa lleva a cabo, pero si ambas partes obtenemos ventajas de nuestra relación laboral, entonces, ¿por qué no partir desde esa postura?
Al llegar a la situación final de encontrarse en un juzgado, la mayoría de las demandas se resuelven en el acto de conciliación. Entonces, ¿por qué no empezar por hablarlo?
Se habla de JUSTICIA, cuando en realidad, en los tribunales, lo que se imparte es “LEGALIDAD”.
En la década de los sesenta, se empiezan a plantear medios alternativos en la resolución de disputas, con una clara estrategia ganar-ganar, centrada en la consecución de los objetivos planteados por l@s partes, y en la adopción de acuerdos. No es algo novedoso, ya hace tiempo que alguien cayó en la cuenta de que es más provechoso, y económico, hablar y conversar, que litigar.
No dejo de preguntarme por qué nos obligan a llegar a esa situación como vía para hacer valer los derechos de las personas trabajadoras, encontrarnos frente a frente en un juzgado, si nos vemos a diario.
La comunicación genera entendimiento. Es imprescindible que se den esos espacios de comunicación, donde poder encontrarse las personas implicadas directamente, tratando de evitar la judicialización de cada disputa, y el malestar y el desgaste que eso nos provoca.
Y no solo es válido de cara a la defensa de las condiciones laborales, sino que entre equipos, compañer@s…. también se puede lograr una mejora de las relaciones y las condiciones de nuestro puesto de trabajo, evitando los ambientes nocivos y alienantes, porque, ya que tenemos que trabajar, que sea, al menos, en un sitio en el que estemos a gusto, un sitio en el que se pueda expresar y comunicar, un lugar en el que poder desarrollarnos como personas y como profesionales.
Soy sindicalista, soy trabajadora, pero sobre todo, soy persona, y como tal, busco la justicia social por y para tod@s, y a la entidad en la que trabajo le toca aguantar mis pataletas, mis peticiones y mis quejas, porque están fundamentadas, porque llevo RAZÓN, y porque soy representante de la sección sindical. No quiero legalidad en los actos, quiero justicia, y la voy a pelear. Que, ¿hablamos?