17/09/2021

Elitismo Cutural

Escrito por Nata

Hoy vengo aquí a hablar de un tema que me ronda hace tiempo y me parece interesante contároslo. Es algo que siempre ha estado presente, pero permanece casi oculto. Aunque en ciertos círculos es más evidente.

Se trata de una especie de elitismo cultural. Una competición por creerse con el don de la ilustración. Snobistas de la erudición que dan rienda suelta a su clasismo hacia todo aquel que no haya tenido el contento de hallar el saber necesario en cierto tema, escogido siempre por el propio clasista.

Los hay de todo tipo e intentaré hacer un breve resumen con los diferentes perfiles que me he ido encontrando. Si al final echáis de menos a alguno, los poneis en los comentarios y quizás más adelante hagamos un estudio en profundidad sobre el tema.

Un clásico, es el clasista ortográfico. Valora a las personas en base a su ortografía. Si escribes mal, puedes ser digno de su desprecio o mofa.

Se puede encontrar fácilmente en un breve paseo por comentarios en Twitter, con sesudos debates políticos cuyo argumentario son respuestas como: aprende a escribir; vuelve a la escuela y después hablamos, etc. Incluso se dicen entre ellos cuántas tildes y comas se han dejado. Diálogos con un nivel de argumentación apabullante. Digno solamente de mentes privilegiadas como las suyas.

Otro clásico, en mi opinión, más chungo aún, es el clasista académico. Valora a las personas en base a sus estudios. Me resulta más rechazable porque rezuma elitismo. Sin tener en cuenta las circunstancias de las personas, solo valora los diplomas firmados por el rey que tengas en casa.

A ver, gente: que igual no todo el mundo ha tenido las mismas oportunidades para estudiar en buenos colegios o de haber podido tener una crianza en condiciones. Soy de barrio obrero y aquí raro es quien tenga estudios superiores. Pero sé, que en la mayoría de los casos tenemos más corazón que todos los doctorados de la CEU San Pablo.

Lo mismo ocurre con quien podríamos denominar clasista cultural. Valora a lxs demás en base a su consumo cultural y de ocio. Si escuchas ciertas músicas, léase reggaetón, eres algo así como un choni iletrado. Vaya por delante que detesto el reggaetón, pero lo que la gente escuche para evadirse y bailar no determina nada. Así como escuchar punk o cantautores no te hace un revolucionario.

Lo mismo con cine y televisión. Si ves Telecirco y su basura, también eres un inculto. Es mejor la sexta noche para estar bien informado. De igual modo, para ser un buen cultureta no se ha de ver cualquier cine. Preferiblemente cine francés de autor. La masa inculta que ve cine palomitero no tiene criterio ninguno. Mal, error. Que sea una mierda no determina el buen criterio del espectador. ¿Y, quién determina el buen criterio? Otra vez haciendo de jueces.

En este mismo grupo podrían entrar los que te reputan en base a cuántos libros has leído o cuántos autores conoces. Ya me entendéis. Si no has leído a " tal o cual", no has visto la luz. Recordamos desde aquí, que no todo está en los libros.

Es fácil tirar de clichés, y reconozco que yo también lo he hecho. Pero en el fondo, se nota un regustillo a clasismo que yo ya no quiero saborear más.

Ya si vas a museos o al teatro estás en la cúspide de la cadena trófica cultural y podrás mirar desde arriba a todos los pobres incultos, cual Águila Real viendo conejillos consumidores de telemierda.

Hay más ejemplos, pero he de continuar y me quedo sin espacio. Así que hablaré de mi grupo favorito.

Este grupo lo conforman todes les que se oponen al lenguaje inclusivo o al género neutro. Esta categoría es aún peor. Apelan a la pureza de su bendecida lengua y supuran intransigencia contra todo aquel que ose profanarla. Cual Pérez Reverte después de un copazo, se erigen como los guardianes de la Sacrosanta Lengua Española escupiendo odio hacia todo aquel que ose modificar su estructura alfabética.

Y es que todxs sabemos que el castellano es una lengua concedida por el Creador desde que el mundo es mundo y por tanto inmutable e inquebrantable. Y así ha de seguir, aunque gran parte de la población no se sienta identificadx con ella. Así que, para ello, existe la RAE, esa institución retrógrada y anacrónica manejada por 46 señoros que dictaminan cómo ha de comunicarse la plebe. Digo señoros porque a pesar de haber ocho mujeres, intuimos que también se encuentran entre lxs individuxs del párrafo anterior.

Oscuros personajes como Vargas Llosa, Reverte, Cebrián (fundador de El País), Luis María Ansón (fundador de La Razón) y otros individuos de dudosa reputación que figuran en su nómina, deciden cómo hemos de comunicarnos entre nosotrxs. (risas)

Así que nada, solo por ellxs, todxs a hablar como nos dé la gana.

Juro por Durruti que este esperpento aquí narrado no va dirigido a nadie en concreto, sino que intento que sea una crítica a todo tipo de discriminación. Juzgar y valorar a las personas en base a su nivel cultural, es una muestra clara de falta de empatía y denota una necesidad de validación hacia lxs demás. Además de ser un buenísimo indicador para detectar cuñados. Si te has visto reflejadx en algún punto, no pasa nada, tiene solución. Yo parto de todos y aquí estoy.

Porque aquí entramos todxs. Tendemos a pensar que las cosas que sabemos, conocemos, o nos gustan, las debería tener todo el mundo, per se. Y no es así. Aquí cada cual ha sobrevivido como ha podido y ha aprendido lo que le ha interesado. He dicho.