28/11/2021

DE COPIAS, COPLAS Y REVOLUCIONES (I)

Escrito por Josecrust

Hoy os vengo a contar una pequeña historia oculta, la de la copla revolucionaria: anarquista, comunista o republicana. Por razones de espacio y para no haceros dormir, me veo obligado a dividirlo en dos partes.


Durante mucho tiempo, en los estertores del franquismo, la copla se vió como la música de la dictadura. Sin embargo, hemos de puntualizar sobre ello.


La copla, con sus tonadillas, sus pasodobles o su folklore andaluz, fue la música popular por antonomasia en el estado español. Y además en un período muy largo, desde prácticamente los años 20 hasta los 50. Por supuesto, hemos de tener en cuenta que en ese lapso de tiempo hubieron una guerra y una posguerra muy duras junto a un aislamiento internacional que hizo que no penetraran excesivas novedades musicales en un país más preocupado en no morirse de hambre o pudrirse en la cárcel.


Sin embargo, la copla nació mucho antes del franquismo y tendrá una primera época dorada en los años 30. Para muestra un botón, la conocidísima canción “Suspiros de España”, fue compuesta en 1902, y se hicieron varias versiones. La de Estrellita Castro, la más famosa, fue realizada para la película “Suspiros de España “ que los ideólogos del franquismo supieron explotar. Sin embargo, también fue un símbolo para el exilio republicano y la pérdida de la tierra herida, con los campos abarrotados de muertos y las cárceles llenas de ignominia. Sin duda alguna, el franquismo se apropió de la copla de la misma manera que el nazismo fagocitó a Wagner.


La copla se escuchaba también en la radio clandestina comunista española, Radio Pirenaica, que emitía desde Praga o Bucarest. No pocas veces, de hecho, tras la sintonía sonó precisamente “Suspiros de España”. Y es que, en ambos bandos se usaron las mismas canciones, a veces cambiando la letra y por supuesto de cantante, según su filiación política.


Por otro lado, no quisiera dejar pasar que los tiempos cambian, y que la referencia a España en la primera parte del siglo XX será algo común a prácticamente todas las ideologías excepto a los nacionalismos más independentistas, que en ésta época no serán tan definitivos como en la siguiente mitad del siglo. No será hasta entonces, con la influencia de Cuba y las llamadas luchas anticoloniales de liberación nacional que la extrema izquierda se imbrique con las luchas independentistas ya en los 60.


Por tanto, esperemos que entendáis el contexto en que las coplas fueron hechas, y que no os refugiéis en un presentismo fuera de lugar.


Otra emisión clandestina comunista será Radio París, en activo desde 1946 hasta la muerte del dictador. Es de justicia y a manera de homenaje nombrar a esta emisora que tantas noches abrigó a los vencidos del exilio interior. Y además, sirve para introducir aspectos de la copla más politizada, y es que quien locutaba estas emisiones, sobretodo en horario nocturno, no era otra que Adelita del Campo. Durante la guerra fue miembro de las Juventudes Libertarias y Mujeres Libres en el frente de Aragón. Su paso por varios campos de concentración le valió el sobrenombre, Adelita del campo, en ellos cantaba copla, bailaba, hacía campañas de alfabetización o recitales poéticos. Desgraciadamente, no hay ninguna grabación de sus canciones. Tras los campos, se quedó en Francia y participó en la Resistencia francesa, y al finalizar la II Guerra mundial se casó con el comunista Julián Ramirez, el cual influiría en su posterior ingreso en el PCE.


Pero vayamos un poco más atrás y permitirme hablaros de Enriqueta Serrano. Enriqueta popularizó el tema “Viva la república” en 1931. Sin embargo, la andadura de la apodada “La incorregible”, comienza mucho antes, en los años 20, llegando a hacer un par de pelis para la Paramount. Durante esa época vestía de cosaca con unas llamativas katiuskas en referencia clara a la revolución bolchevique. Otro de sus exitos fueron “Es mi manuel (Azaña)”, todo un verdadero chotis político. Su hijo fue el intelectual, fotógrafo y músico comunista Pablo Sorozabal, el cual también se relacionaría con los libertarios Chicho Sanchez Ferlosio o Agustín García Calvo, ya en la transición.


Otra de las grandes de la copla “roja” será Carmelita Aubert, está si, de filiación comunista, tuvo coplas políticas y otras tan hilarantes como “Mi vida con cocaína en flor” o “Varón dandy”, ambos temas, canciones publicitarias de dichos perfumes.


Son los años del pistolerismo en Barcelona, los cabarets de la Avenida del Paralelo, donde hoy se erige la discoteca Apolo, los grupos de afinidad, anarquistas armados, y los gangsters pagados por la patronal. Tiros, politica, prostitución, homosexualidad encubierta, adulterío, delincuencia y pobreza en los bajos fondos...estos serán los temas de la copla.


Allí, en el numero 69 del Paralelo, se ubicaba el Bar “La Tranquilidad”, lugar histórico de activistas anarcosindicalistas entre 1915 y 1939, antro por antonomasia de la FAI, la Federación Anarquista Ibérica. En este garito se sorteaban pistolas semanalmente según la leyenda, durante los años 20, para seguir combatiendo a los pistoleros de la patronal. Un gran mural de Ferrer y Guardia, el pedagogo anarquista presidía la estancia. Este bar fue citado en obras de Pío Baroja, “El cabo de las tormentas”, o en “L'éspoir” de André Malraux. Por supuesto, tenía un pianista cada noche y cabían unas 200 personas, así que ya os podéis imaginar que música sonaba.


Ante tanta insurrección libertaria en 1932 y 1933, las redadas fueron algo común. Pero si cerraban “La tranquilidad” también estaba enfrente el Bar Chicago y sino, el Bar Rosales, todo junto a los cabarets y teatros, en éste peculiar “Broadway” libertario no exento de peligros.


Aparte, hemos de pensar que la copla entonces está totalmente imbrincada con las nuevas músicas marginales pero vanguardistas, músicas rebeldes como el swing jazz o el tango. De hecho, Carmelita Aubert estará especialmente conectada con la tanguera Libertad Lamarque y con la Big Band de jazz barcelonesa , los Crazy Boys.


Por un lado, además la argentina Libertad Lamarque era hija de anarquistas y de hecho comenzó su andadura en obritas de teatro solidarias con los presos libertarios, y ya en 1920 se unió al grupo de teatro libertario “Los libres” , los cuales participaban en el ámbito sindical de la FORA, la anarcosindical argentina.


Por otro lado, los Crazy Boys, fueron de las primeras bandas de swing jazz,y no tenían nada que envidiar a bandas yankees a las que imitaban.Y no fueron los únicos : a fines de los 20 en el Paralelo barcelonés había una verdadera fiebre por el jazz. Pero la que era reina indiscutible de la noche del paralelo era la bella Dorita, que cantaba aquello de fumando espero al hombre que yo quiero ya en los años 20. Dicen que cuando los anarquistas establecieron el salario único e igual para todos y todas durante la revolución, la bella Dorita les contestó “muy bien, pues que enseñe el culo el acomodador”. También regentó durante un tiempo la mítica sala de espectáculos sexuales Bagdad en el Paralelo catalán. Pero lo del Paralelo barcelonés es extrapolable a otros barrios parecidos en composición como las Cortes o La Palanca en Bilbao, El Chino de Valencia o Lavapiés en Madrid. En el caso del centro sevillano o las cuevas granaínas, la cuestión andaria más entorno a los tablaos flamencos.Curiosamente todos estos barrios, tendrían una segunda edad dorada en los 60.


Pero vayamos con Carmelita Aubert, pues en su tema “Comunista”, en la letra aparece nombrado un tal Andrés, el cual parece ser Andeu Nin, líder del partido trotskista POUM, el cual era amigo de la cantante, además de su vecino en las calles del Eixample.


Por otro lado, uno de sus temas estrella va a ser “La colegiala”, el cual graba con Antonio Matas, que es quien había organizado el primer festival de jazz de Barcelona en los años 20, la conexión de la cual os hablaba. Este tema en un principio era una composición hecha para el film “Abajo los hombres”, basado precisamente en un tema de jazz. Posteriormente haría una de las versiones del Romance del Cuartel de la Montaña, en 1937. A principios de los años 30 siguió vinculada al tema del jazz, colaborando con los Crazy Boys Big Band, como por ejemplo en su tema “Singing danzón”, en una clara referencia castellanizada al temazo “Sing, Sing, Sing” del maestro Benny Goodman.


Otro tema paradigmático de la Carmelita Aubert será “Clemencia” ; dicho tema sufrió censura, pues en la letra pide la amnistía para los presos de la insurrección obrera de octubre de 1934. Además de esto, la Carmelita participó en varios films: sin ir más lejos Valentin R. Gonzalez, vinculado a la CNT-FAI, la escogió para el film musical “Nuestro culpable”, de 1937. Detengámonos un segundo en este film, “Nuestro culpable”, realizado por la industria cinematográfica colectivizada por los anarquistas encuadrados en la CNT-FAI. Este film es un verdadero disparate entrañable.


Tras las derrotas constantes del precario ejercito popular republicano, desde el Comité del Sindicato de espectáculos se decidieron a hacer, visto que la guerra iba a ser larga y dura, un tipo de cine menos panfletario y más escapista, una forma de evadirse de la guerra.


Es decir, que llegan a priorizar los criterios tecnico-artisticos por encima de los postulados ideológico-sindicalistas. De hecho, es una locura surrealista con escenas y diálogos fuera de lugar que no se repetirían hasta quizás los años 80. Para ello, imitaron las películas jazzisticas de Hollywood, incluyendo el primer “flashmob” de la historia del cine.


(CONTINUARÁ)