Quien me conoce o ha tratado conmigo el tiempo suficiente me habrá oído decir aquello de “soy pacífico pero no pacifista”. Creo que ha llegado el momento de sincerarme. Esa frase, tópico más bien, no me la creo ni yo, pero como vivo en una sociedad edificada sobre cimientos de plastilina en los que se apoyan infinidad de fachadas, a cual más falsa, qué menos que contribuir a esta mentira con una pose de buen tipo, un tipo que mola (modernizando el argot), y que, muy a mi pesar, las circunstancias de la vida me obligan en ocasiones a mostrarme…