22/12/2020

Vacuna contra la democracia

Escrito por Ander Serrano

Desde que comenzó la pandemia del coronavirus, diferentes farmacéuticas y centros de investigación públicos, donde se incluyen principalmente las Universidades, se han echado a la carrera para conseguir una vacuna que pueda inmunizarnos contra este virus. Los países que previamente al virus contaban con una importante inversión en investigación, sin ninguna duda, se han visto aventajados independientemente de obtener o no, a día de hoy, un resultado tangible. Las farmacéuticas están todavía limpiándose la baba ante semejante manjar. No obstante, conviene recordar que, por lo general, las investigaciones se suelen realizar en gran parte en Universidades, a pesar de que luego sea una empresa privada quien produzca y comercialice, en este caso, una vacuna.

Hemos sido testigos, por un lado, de cómo los medios nos han hecho rechazar la vacuna rusa y china en pro de las vacunas de occidente y, por otro lado, de cómo los países del norte opulento nos hemos ido repartiendo todas las vacunas antes de que sean producidas. Una vez más, los países ricos vamos a acumular la riqueza en nuestras propias manos dejando a su suerte a los países pobres; el 54% de las dosis previstas para los próximos meses se van a repartir en el 14% de la población mundial y se calcula que los países más pobres no podrán contar con una vacuna hasta el año 2023 o 2024. Hay quien pudiera pensar que “esto es el mercado amigo” o que, si las vacunas son producidas en el primer mundo, lo lógico será que primero nos las repartamos entre los países pertenecientes a éste. Pero es que ni siquiera estamos hablando del reparto de las dosis necesarias para la población del primer mundo; los países ricos como Japón, EEUU, Canadá o los países de la UE están acumulando dosis como para vacunar a su población hasta casi 3 veces.

Existe, afortunadamente, un mecanismo internacional llamado COVAX que está realizando una reserva de vacunas para los países de rentas más bajas. Sin embargo, éstas no van a ser suficientes. No obstante, existe una tercera vía. India y Sudáfrica han impulsado una propuesta en la Organización Mundial del Comercio (OMC) en la que se pide una supresión de las patentes de las vacunas. La OMC funciona por consenso y esta propuesta, como cabía esperar, no ha convencido precisamente a los países más poderosos que están acumulando las dosis de la vacuna contra el COVID-19. Se trata de una decisión política a nivel mundial y una vez más esta decisión va a ser influenciada, por no decir directamente tomada, por poderes privados y con una gran influencia en la salud pública como son las empresas farmacéuticas.

Estamos ante una pandemia a nivel mundial que no entiende de fronteras ni de rentas. Allá por el año 1948, tras haber finalizado la segunda guerra mundial, se firmó la Declaración Universal de los Derechos Humanos en la que se incluye en su artículo 25 que <<Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia sanitaria y los servicios sociales necesarios>>. Se trata de un documento histórico en el que participaron todas las naciones del mundo con el fin de prosperar como una especie en conjunto eliminando las desigualdades y la explotación del hombre por el hombre. Pero como bien sentenciaban los cerdos de la novela de George Orwell “La rebelión en la granja” de 1945, <<todos los animales son iguales, pero algunos son más iguales que otros>>.

Muchos dirigentes de diferentes países han afirmado durante esta pandemia que la vacuna contra el COVID-19 debe ser un bien público global, pero a la hora de la verdad ni tan siquiera se han sonrojado en posicionarse en contra de la propuesta de la supresión de patentes. Está claro que donde manda capitán no manda marinero y que cuando hablamos de intereses privados el vestido de la democracia, que tanto nos gusta lucir, queda en el fondo del armario. El poder de ciertos organismos internacionales queda, como siempre, en entredicho. Se supone que hemos creado ciertos organismos y mecanismos para que todo no sea mercantilizable y que las democracias puedan poner freno a las grandes corporaciones. Pero no nos engañemos, los tentáculos del capitalismo llegan a todos los rincones.

No estamos hablando siquiera de producir de forma “altruista” vacunas para países con rentas bajas y medias; estamos hablando de hacer públicas las patentes de las vacunas para que éstas puedan producirse en cualquier parte del mundo y así poder inmunizar a toda persona ante este virus. ¿Qué clase de mundo hemos creado en el que permitimos que el interés económico de unas pocas personas prevalezca sobre la salud de 7.700 millones de personas?

Si te estás preguntando si el gobierno más progresista de la historia de la democracia del Reino Español (no he sido capaz de escribir esto sin reírme) ha obedecido a pies juntillas lo que dictan sus socios europeos para rechazar esta propuesta, por supuesto, no te equivocas. Y es que cuando juegas al juego del amo, no queda otra que cumplir sus reglas. Pero aquí, en la aldea gala que resiste al invasor, no nos quedamos atrás. Resulta que para financiar la investigación para hacer frente al COVID-19 la televisión pública, ETB, está haciendo una campaña sin parangón para recaudar fondos a través de un maratón televisivo. ¿WTF? La verdad que no se me ocurre mayor atrocidad que jugar con los sentimientos y solidaridad de la gente para pedir limosnas para investigar una enfermedad que está afectando a toda la población, mientras con dinero público y fondos europeos (como ya comenté en el pasado artículo: http://www.cnt-sindikatua.org/es/noticias/el-futuro-se-escribe-hoy) se están financiando obras faraónicas y se está repartiendo dinero a los amiguetes de Iberdrola y Petronor, entre otros.

La verdad que uno pierde toda esperanza cuando conoce estas noticias. Pero esto no hace más que afirmar que el cuento de la democracia parlamentaria y representativa cae por su propio peso. Y es que las estructuras que llamamos democráticas son de todo menos eso, democráticas, y como ya nos dijo Quevedo <<poderoso caballero es Don Dinero>>.

 

Fuente: https://www.publico.es/sociedad/paises-ricos-rechazan-supresion-patentes-vacunas-compran-mitad-dosis-disponibles.html


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