08/11/2020

¿Por qué defender, de nuevo, la Filosofía en las aulas?

Escrito por Javier Arkotxa

Hace unos días por iniciativa del grupo CNT Irakaskuntza hemos difundido, después de un debate interno, el comunicado de la REF (Red Española de Filosofía) ante la eliminación de la Ética y la Historia de la Filosofía en las aulas (comunicado que puede consultarse en su página web). Sirva este texto para justificar ese apoyo o al menos, que no es poco, para dejar caer por aquí una reflexión sobre el tema.

Volviendo a la pregunta del título, ¿por qué desde un sindicato anarcosindicalista como es la CNT defendemos la Filosofía y la Ética? ¿Qué nos aporta para nuestra lucha diaria en el sindicato la defensa de una asignatura en concreto? ¿Por qué, insisto, tiene tanta importancia para nosotrxs la Filosofía? Quizá desde una organización que se plantea una transformación radical de la sociedad podríamos ser más valientes y arriesgados, alguien podría pensar, proponiendo grandes cambios revolucionarios en la forma en la que está planteada la educación, poniendo en cuestión sus objetivos reales, metodologías, etc. Podríamos, sí, y es, de hecho, algo sobre lo que debatimos a menudo en el grupo, pero en esta ocasión hemos elegido posicionarnos a favor de algo mucho más humilde, de un pequeño objetivo que creemos importante: defender que la Ética y la Filosofía tengan el lugar que tenían antes de la Ley Wert.

Desde CNT Irakaskuntza hemos decidido defender la Filosofía precisamente porque en esas clases se abre un espacio para la reflexión, para la duda, para el diálogo razonado y el pensamiento crítico. «Siempre que enseñes, enseña a la vez a dudar de lo que enseñes», como diría Ortega y Gasset (por dejar hablar a uno de los autores que se tratan en las aulas de Bachillerato). Pues bien, ¿qué mejor que las asignaturas de Filosofía para seguir el consejo de Ortega? ¿Es posible, acaso, impartir Filosofía sin enseñar a reflexionar sobre ella misma, sin que la Filosofía se convierta, más bien, en un más humilde filosofar? Tenemos la suerte (¡no todo está perdido!) de contar con profesorado y personal educativo volcados en la educación y que, entendiendo que el pensamiento crítico y la duda son condiciones fundamentales de todo conocer, tratan día a día de labrar ese espíritu en sus aulas. Además, complementan eso con todo lo que tienen sus asignaturas de enriquecedor y con todo lo que nos aportan desde sus diferentes ámbitos. Y, sin embargo, creo que es totalmente necesario defender lo que la Filosofía aporta en específico.

Brevemente, en las aulas de Filosofía la duda y la reflexión no son sólo algo que puede fomentarse por parte de algunxs profesorxs comprometidos con ello, ¡sino que forma parte de la propia disciplina que se enseña! Dudar sobre lo enseñado no depende del buen hacer del profesor o profesora, es, más bien, parte indispensable e ineludible de la Filosofía. Los propios contenidos hacen dudar de ellos mismos, la razón se vuelve contra sí misma y la crítica se vuelve autocrítica, pues, ¿cómo compartir, por ejemplo, los argumentos en contra de la democracia que elabora Platón y al mismo tiempo creer en la defensa de ésta que hacen los sofistas? Son los propios contenidos, independientemente del mensajero de turno, los que entran en contradicción entre ellos, lo que implica, de hecho, un posicionamiento crítico. Por mucho que nos empeñáramos en defender un autor o corriente filosófica concreta, nada nos impide ver todo un universo de diferentes perspectivas filosóficas que se han presentado durante la historia y que siguen presentándose y prestándose a discusión. Será labor del alumnado, por tanto, sacar sus propias conclusiones.

En fin, a nadie se le escapa a estas alturas que, al igual que en el resto de sectores, vamos hacia un modelo que prioriza la economía y la rentabilidad, dejando de lado el cuidado de la vida y de otros aspectos que nos aportan como seres humanos. Las políticas actuales nos hacen avanzar hacia un paradigma en el cual la educación es reducida a su labor como reproductora de fuerza de trabajo. Enseñamos cosas, vaya, para que la juventud se adapte al mercado laboral. Y seamos honestxs, la Filosofía, según este modelo, no produce nada. La racionalidad capitalista se impone y todo lo que escapa a su lógica es visto como innecesario, un lujo superfluo que no sirve para nada. Así, el ser humano queda empequeñecido, empobrecido y reducido a su función de trabajador y consumidor. Sólo aquello que sirve a este doble fin de producir y consumir es visto positivamente, sólo aquello es digno de ser desarrollado, trabajado y enseñado.

Frente a este escenario, tenemos que sentar prioridades. No creamos en su dogma unilateral, defendamos todo aquello que creemos bueno y necesario para una vida digna y feliz y una sociedad deseable, aunque no sea compatible con la «necesidad» de que la rueda de la economía capitalista siga girando. Y, precisamente, ¿no es la Filosofía algo que deberíamos defender por su valor para el ser humano? ¿es alguien capaz, acaso, de imaginar una sociedad en la que querría vivir y en la que no existiera el pensamiento filosófico y crítico? Pues no nos engañemos, no creer en el discurso hegemónico y declararnos «antisistema» no es prueba ninguna de nuestro espíritu crítico, como muestra el variopinto y extravagante abanico de grandes Verdades a las que nuestra sociedad se aferra en los últimos tiempos, desde el terraplanismo hasta chifladuras sobre la pandemia que no voy a comentar aquí. Nuestro statu quo pierde credibilidad, se resquebrajan los valores a los que nos aferrábamos («lo sagrado es profanado», como escribió Marx y, al hilo de éste, Bauman) y en vez de aprovechar la ocasión para tomar perspectiva, nos lanzamos lo más rápido posible en brazos de nuevas Verdades y respuestas (¿no es este el contexto que ha aprovechado la extrema derecha para poner sobre la mesa algunas simples soluciones y algún que otro chivo expiatorio?). Es por esto por lo que debemos defender la Filosofía desde CNT Irakaskuntza y desde donde podamos, pues –aun admitiendo que es costoso– tenemos que acostumbrarnos a vivir en la duda, en la crítica y en el análisis, en la argumentación y en la búsqueda de la verdad, y no instalados en la Verdad absoluta. Demasiado daño han hecho los análisis sencillos y las ortodoxias...

En definitiva, la lucha es la de siempre, la que tantxs compañerxs están llevando a cabo en CNT y en otros muchos colectivos: la defensa de la vida frente a la imposición totalitaria de la economía. Esta vez será la Filosofía la que sucumbirá frente a la lógica capitalista, pero ¿qué sorpresas traerá la próxima reforma educativa? ¿qué será lo próximo en caer? Defendamos esta vez que el pensamiento crítico tenga su lugar en las aulas, hagámosle un hueco en nuestras vidas, en nuestro sindicato y en nuestras escuelas a la Filosofía.

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