27/04/2021

La Super Liga, la vacuna, el litio… y la lucha de clases

Escrito por Ander Serrano

Cuando se menciona la lucha de clases parece que hablásemos de historia, de otra época, de otros tiempos donde existían clases sociales bien diferenciadas. Fue Maquiavelo quien definió por primera vez este conflicto social postulando que dicho conflicto se origina en los tipos de vida que se encuentran en un Estado organizado políticamente: el del pueblo y el de <<los grandes>> (los que gobiernan al pueblo). Bajo este paraguas, de hace 5 siglos, ya no parece que sea tan ajeno este concepto, pero cuando uno se encuentra tan sumido en su propia historia ha de abstraerse para tener una visión lo más clara y sincera posible. Digo esto porque siempre resulta más sencillo echar un ojo al pasado, y juzgar la historia desde una posición más avanzada socialmente, que tener el coraje de imaginar una sociedad nueva, más justa.

Como ya definieron Marx y Engels con el materialismo histórico, las sociedades vienen definidas por el sistema de producción de cada momento histórico y de las relaciones de poder que derivan de este sistema. Así, hasta la fecha, las sociedades han ido moldeándose bajo la tensión causada por pobres y ricos, hombres libres y esclavos, los patricios y la plebe, hombres feudales y siervos, maestros de corporaciones y oficiales, burguesía y proletariado. Por supuesto, como mencionaba hace un momento, en cada momento histórico estas distinciones no estaban tan claras como pueden definirse desde el momento actual, y las clases dominantes siempre hacen lo posible para hacer ver a las clases dominadas que no hay otras alternativas y que todas las decisiones que se toman van en pro de los intereses de los últimos. ¿Y dónde estamos en este momento? En este artículo me gustaría simplemente dar un paseo a través de diferentes hechos y citas que tal vez nos den alguna pista. Y es que vaya por delante que tal vez haya dudas en situarnos a nosotros mismos en este momento histórico, más aún desde una perspectiva Europacentrista, pero hay quien si tiene claro dónde situarse. Y es que como ya dijo Warren Buffett, uno de los hombres más ricos del mundo: <<claro que hay una lucha de clases, pero es mi clase, la de los ricos, la que lucha y la que la está ganando>>.

Comencemos pues por la actualidad: la super liga de futbol. He de decir que, en un principio, no me interesó demasiado toda la polémica que se ha producido alrededor de esta propuesta de crear una liga europea con los mejores, y por lo que sea los más ricos, equipos de futbol de este viejo continente. Pero cuando escuché a Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, de la constructora ACS, perteneciente al IBEX 35, y de esta super liga, amén de antiguo concejal del ayuntamiento de Madrid, delegado de Saneamiento y Medioambiente del mismo ayuntamiento, director general de Infraestructuras del Transporte del Ministerio de Transporte… vamos lo que viene siendo una persona de a pie, defender esta nueva liga me saltaron las alarmas. Y es que sin que se le cayese la cara de vergüenza comentaba que <<Lo hacemos para salvar el fútbol, que está en un momento crítico>>. Que digo yo, que si el fútbol ha de ser salvado podemos echar ya mismo la persiana porque todo se va a la mierda. A lo mejor es que el fútbol ha vivido por encima de sus posibilidades, tal y como nos hicieron hacer sentir a nosotros tras la crisis de 2008, y ha creado una élite de deportistas y clubes de la que hasta los jeques árabes no han querido perderse su cacho del pastel. Fichajes astronómicos que han pervertido este deporte y ha colocado a los clubes más ricos en lo más alto de las ligas, a golpe de talonario, concentrando a los mejores jugadores en manos de unos pocos equipos. ¿Te suena? El fútbol no es más que un reflejo, y bien grande, de la sociedad en la que vivimos. Además, como señalaba al principio del texto, el mantenimiento de los privilegios de los poderosos se vende como un beneficio para tod@s: << Lo que da dinero es la televisión y el dinero es para todos. Si los de arriba tenemos dinero, fluye hacia abajo. Es para salvar a todos, no solo al Madrid o a los grandes. No es para ricos. Esta es la única manera de salvar a los modestos, a los medianos y a los grandes >>.

Para continuar con el recorrido, seguimos hablando de fútbol, pero esta vez nos vamos al Mundial de Qatar. La FIFA, cada cuatro años selecciona un país para que se dispute el Mundial de fútbol en su territorio, y no es casualidad que los últimos 3 países elegidos hayan sido países con una desigualdad social terrible como son Sudáfrica, Brasil y Qatar. La FIFA hace competir a los países que quieren albergar el Mundial de fútbol hasta el punto de ver quién es el país que mayores exenciones fiscales ofrece para que las empresas extranjeras se lancen como buitres a construir instalaciones que de poco o nada servirán a la población. Como no podía ser de otra forma, estos eventos se venden como una gran oportunidad para el país por los grandes beneficios que generará. Pero esto es una patraña, ya que las grandes beneficiadas son las multinacionales extranjeras y la propia FIFA que hacen del Mundial un negocio redondo mientras el país que celebra el evento gasta un gran porcentaje de dinero público que no va a venir de vuelta debido a las exenciones fiscales pactadas de antemano. Por desgracia, ya no hablamos únicamente de temas económicos, una investigación de The Guardian cifra ya en 6.500 trabajadores inmigrantes fallecidos en las construcciones de las instalaciones del Mundial de fútbol en Qatar desde que se anunciara ésta como anfitriona del evento; y según dice el diario británico las cifras reales probablemente sean bastante superiores.

Veamos ahora las palabras de un gurú tecnológico con un poderoso marketing paternalista que viene a salvar el mundo: Elon Musk. El dueño de los coches eléctricos y fábrica de baterías Tesla, se despertó el verano pasado con actitud activista y escribió en Twitter: << Daremos un golpe de Estado a quien queramos. Lidiad con eso>> refiriéndose al golpe de Estado en Bolivia. Resulta que bajo el gran salar de Uyuni de Bolivia se encuentra uno de los yacimientos más grandes de litio del mundo y no sería descabellado, por no decir que se trata de lo más probable, que el golpe de Estado fue llevado a cabo de la mano de EEUU para poder apoderarse de la extracción del litio.

Para ir concluyendo, como ya escribí en un artículo anterior llamado Vacuna contra la democracia, en plena pandemia mundial hemos permitido, incluso parlamentariamente, mantener los privilegios de los dueños de las grandes empresas farmacéuticas para hacer el negocio de su vida, a costa de que en los países más pobres no puedan contar con vacunas hasta el 2024. Se trataba de una propuesta para eliminar las patentes de las vacunas, lo cual permitiría producir estas vacunas en los países más pobres donde, por una cuestión de lucha de clases, estarán a la cola para poder comprar las vacunas. Y es que las empresas farmacéuticas no dejarían de ingresar dinero, simplemente lo harían en menor cantidad. Y esto ha sido permitido “democráticamente” para mantener los privilegios de unos pocos frente a la miseria del resto de la población, lo cual queda bien descrito por las definiciones del comienzo del texto. Y por añadir un par de datos más con los que no contaba cuando escribí el artículo señalado: por un lado, una investigación sobre el origen de los fondos para la investigación de la vacuna de Astrazeneca demuestra que el 97% de la financiación de la vacuna ha sido pública. Es decir, la farmacéutica es dueña de la patente de la vacuna en la que únicamente ha aportado un 3%. Y, por otro lado, tres de las principales productoras de vacunas del covid (Johnson&Johnson, Pfizer y AstraZeneca) pagaron a sus accionistas un total de 25.740 millones de dólares en 2020, entre dividendos y recompra de acciones, cantidad que se estima valdría para vacunar a 1.354 millones de personas, que para hacernos una idea sería como vacunar prácticamente a toda la población del inmenso continente africano.

Podríamos seguir con este recorrido interminable fiel a la definición de este conflicto social, pero creo que es suficiente para afirmar que la lucha de clases no es algo del pasado y que se encuentra igual de vigente que en cualquier otro momento histórico y que, sin duda, van ganando los ricos. Creo que es conveniente mirar la sociedad desde este prisma y saber situarnos en ésta, ya que de lo contrario las reacciones pueden apuntar a otro lado y poner el foco en las clases más empobrecidas y hacerles el juego, una vez más, a los amos y señores del planeta.

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