Ese señor de Durango que ostenta –y vaya si ostenta- la alcaldía de Bibao, estando el otro día de cuchipanda con sus amigotes de la patronal vizcaína y bien flanqueado por su séquito de tiralevitas, se puso –como es costumbre en él- a sentar cátedra. Porque Azkuna no habla, Azkuna sentencia. Azkuna, que es muy leído, se puso a leer la cartilla a los comerciantes de Bilbao, que por lo visto, son una recua de holgazanes que no quieren trabajar los festivos, y les mostró el ejemplo de los tenderos chinos, que no se andan con remilgos ni tonterías de…