06/11/2016

Nota mental

Escrito por Pedro O'sheanagan

Recientemente estuvimos en unos encuentros jurídico-laborales organizados en la UPV. Entre los y las ponentes participaban compañeras de diferentes sindicatos, jueces, magistradas y catedráticas.

 

La verdad es que fue muy interesante, se aportaron ideas que ya apuntábamos en anteriores ocasiones  sobre la importancia del derecho a la información en la empresa, la necesidad de hacer un trabajo previo y continuado para conocer la actividad y situación de las empresas que nos ayude a prever situaciones para afrontar períodos de crisis, negociación de condiciones laborales, convenios, etc. En fin, una buena cantidad de conceptos que no vienen al caso en un espacio tan reducido.

Y es que cómo somos algunas, que vemos la necesidad de combinar la lucha sindical clásica que todos tenemos en la cabeza con la herramienta jurídica, habida cuenta de la situación de debilidad de la clase trabajadora. Y que además la soltamos a la primera ocasión.

Y es en este momento en el que estamos tan seguras de nuestra visión de las cosas cuando acertamos a contar una anécdota curiosa y que nos sonrojó un poco (bastante) a más de una. Ocurrió durante la intervención de uno de los ponentes, y llama la atención porque el protagonista es un juez de la Audiencia Nacional (de la Sala de lo Social, eso sí). Y es que este juez nos afeó que diéramos tanta importancia al aspecto jurídico de los conflictos y confiáramos tanto en los tribunales, remarcándonos al mismo tiempo la necesidad de recuperar la lucha sindical en las empresas para defendernos e invertir el proceso de pérdida de derechos en el mundo laboral. Anotado.

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