Bueno, empecemos por explicar muy brevemente que es eso de los “tramos”, ya que a lo que el Círculo de Economía se está oponiendo es a aumentar el porcentaje de impuesto que tienen que pagar las rentas más altas. Para la explicación no voy a tomar los tramos del IRPF de la Haciendas Forales[2], sino que voy a utilizar uno más sencillo.

Importe de Rendimiento Anual (sueldo bruto)

De 0 € a 10.000,00 €; pagamos un 0%.

De 10.000,01€ a 15.000,00 €; pagamos un 5%.

De 15.000,01€ a 20.000,00 €; pagamos un 10%.

De 20.000,01€ a 25.000,00 €; pagamos un 18%.

Si nuestro sueldo bruto anual (incluyendo lo que pagamos de Seguridad Social, teniendo en cuenta todas las pagas) es de 24.000 €, ¿cuánto deberíamos pagar de IRPF? Alguien podría decir un 18%, pero esto es erróneo. El cálculo sería el siguiente:

Para los primeros 10.000,00 €; pagamos 0€.

Para los siguientes 5.000 € (el tramo 10.000,01€ -15.000,00 €), pagamos un 5%, 250 €.

Para los siguientes 5.000 € (el tramo 15.000,01€ - 20.000,00 €); pagamos un 10%, 500 €.

Y para los últimos 4.000 € (el tramo 20.000,01€ - 25.000,00 €); pagamos un 18%, 720 €.

Por lo que estaríamos pagando 1.470 € de IRPF, que es lo que nos retendrían en la nómina. No serían 4.320 €, que sería aplicar el 18% a los 24.000 euros brutos que cobramos. El trato no es discriminatorio entre personas, porque todas las personas pagan lo mismo en cada tramo; la discriminación se da en esos euros de más de los tramos más altos. En resumen, que pagamos lo mismo que Amancio Ortega para los primeros 30.000 euros.[3]

Por eso, cuando los voceros y voceras del Capital dicen que pagan la mitad de sus rentas en IRPF, mienten. En el caso de Bizkaia, para las personas que cobran más de 203.570,01 euros, pagan un 40%. Pero ese porcentaje sólo se aplicaría a la cantidad que esté por encima de esos 203.570,01 €.

Aun así, tengo que dar parte de razón al Círculo de Economía. Si queremos lograr que las personas ricas paguen, el IRPF se nos queda corto. Mediante el impuesto sobre la renta tributa la clase trabajadora, la que tiene nómina. Pero las grandes fortunas, directivos… no pagan este tipo de impuestos, o pagan muy poco. ¿Cómo puede ser?

No hace falta irse a paraísos fiscales. Basta con utilizar sociedades (empresas), para en vez de pagar el IRPF que les toca, pagar mucho menos (o no pagar). El caso más evidente son las SICAV, sociedades de inversión que pagan un 1% de impuestos, y las personas inversoras entre un 19% y un 25% de los que ganan. Otra estrategia es que los beneficios se queden en una empresa (así se ahorran pagar el dividendo e IRPF) y que la empresa compre bienes (casas, coches…), disfrutándolos los dueños. Así es como las grandes y medianas fortunas evitan pagar impuestos, mientras al resto nos toca pagar sí o sí. Y aún teniendo la fiscalidad de su parte, intentan pagar menos con artimañas fiscales como las de Panamá.

Como conclusión, he de afirmar que reformar este enorme tinglado, preparado para funcionar en beneficio de unas pocas familias, es realmente imposible. Las que estamos atrapadas somos las trabajadoras, que somos quienes financiamos mediante nuestro trabajo el aparato del Estado, ya que esas grandes fortunas tienen desde hace tiempo su dinero fuera del territorio. Aun así, las mejoras necesarias desde el punto de vista de la justicia social, siempre son bienvenidas.