Ya de unos años a esta parte y con todo esto que estamos viviendo, tantos recortes laborales, sociales etc., cada vez me doy más cuenta de que nos hemos vuelto conformistas o más individualistas, todos frente a la caja tonta y ordenadores, móviles y demás tecnología sin preocuparnos realmente por nuestro futuro, nuestra salud. Donde quedaron esos años de lucha en la calle por unos derechos laborales y sociales mejores.
Cuando empezó el movimiento de jubilados me enorgullecí de la sociedad, todos apoyando las marchas, mayores, jóvenes, niños, todos, pero con el tiempo veo que tan solo siguen ellos, nuestros mayores luchando por un futuro mejor no sólo para ellos sino que para todos nosotros. Ellos que siempre han estado en las calles, parece mentira que no hayamos aprendido nada de ellos, donde está la juventud cuando se convocan huelgas, cuando se prevé la firma de reformas laborales, cada vez más precarias, todavía no nos hemos dado cuenta que quedándonos en casa no vamos a conseguir nada, no vale con quejarnos en los bares, con la familia etc…donde hay que estar, es en la calle y hacernos oír y ver.
Ellos si tenían sangre en el cuerpo, lucharon por una jornada laboral de 8 horas, unos salarios mínimamente dignos, días de descanso, unas condiciones de trabajo mejores, acaso alguien piensa que todo esto ha venido del aire, que esto está así desde hace años, pues no, todo esto se consiguió a base de empeño y fuerza conjunta, a pesar de recibir muchos palos, detenciones incluso muertos. Me encanta recordar como mis aitas salían a la calle a protestar por las condiciones en que trabajaban, ver ese tirachinas de madera colgado del reloj de la sala a modo de recuerdo de esos maravillosos años en que la sociedad estaba unida y salía al grito de una, me da realmente envidia.
A veces recuerdo cuando era “txiki” y con la escuela nos llevaban al museo de Bellas Artes y pasábamos por el puente de Deusto y ahí abajo el imponente Astillero de Euskalduna, ahí sí que había unidad, en cuanto el gobierno propone su cierre y hace caso omiso a las reivindicaciones ni se lo pensaron, ocuparon el astillero durante meses, mientras se daban estos duros días de huelga en Bilbao y otros astilleros en todo el estado español, asesinaban a Santi Brouard, la respuesta fue inmediata tanto laboral como popular, algo impensable hoy en día, ya que a la vista está que somos una sociedad menos solidaria y más individual.
No podemos aceptar un retroceso en el poder adquisitivo que han sufrido las pensiones y las condiciones laborales, no podemos mirar a un lado viviendo una situación de emergencia social donde no sólo las personas sin trabajo están bajo el umbral de la pobreza sino que parte de las que tienen trabajo son pobres, ver como la brecha salarial a aumentado entre mujeres y hombres, como familias enteras y niños no pueden comer más de una vez al día o en algún caso ni eso. No podemos hacer como que no va con nosotros esta galopante crisis capitalista que estamos viviendo ya que no es más que una herramienta de las grandes patronales, banqueros, con el beneplácito del sistema político que sólo piensan y trabajan para ver aumentados sus beneficios a costa de la clase trabajadora.
Creo totalmente necesaria una revolución social por los derechos de la ciudadanía y esa lucha sólo puede ser con el esfuerzo colectivo de sindicatos, compañeros y compañeras, trabajadores, pensionistas hoy más que nunca debemos luchar por nuestra libertad, nuestros derechos, nuestra seguridad y sobre todo por nuestra dignidad.
Aurrera anarkosindikalismoa!
