24/11/21

QUE OTRXS SEAN LO NORMAL

Egilea Inma Iglesias Guerra

Volver a la actividad, sea de la clase que sea, siempre supone un entrenamiento previo. Después de varios meses sin poder expresarme en este foro, vuelvo con ganas pero sin entrenamiento suficiente y se me antoja difícil la elección de un tema tras ver cómo está el panorama.

Había pensado en escribir sobre la crisis de Sumar tras el escándalo Errejón; pero de repente llegó Dana y arrasó con Valencia y con Errejón, cuyas babas quedaron sumergidas bajo el agua y entre los despropósitos de los políticos. Y cuando me estaba recomponiendo, después de estos dos mortales, llega el triunfo bastante contundente de Donald Trump. Aún estoy haciendo respiraciones para recuperarme de esta carrera de obstáculos, aunque no sé si voy a conseguirlo antes de que llegue el siguiente o directamente voy a terminar girando sin poder parar en una especie de espiral absorbente

No sé muy bien por dónde empezar, porque el tema está para salir corriendo y no parar hasta llegar por lo menos a otro planeta. El sentimiento más generalizado cuando saltó el bombazo Errejón, creo que fue la decepción, que luego da paso al enfado y al asco más absoluto. Si el presunto culpable hubiera sido de color verde, la decepción no hubiera aparecido, pero al ser este personaje de color morado nos habíamos hecho ilusiones de que quizás su discurso fuera cierto, de que quizás estaba en el lado bueno luchando junto a nosotras para acabar con la lacra del machismo.

Puede que yo sea una ingenua, pero la decepción me hace más daño que el enfado; porque el enfado directamente me hace pelear, pero la decepción me hace perder la confianza y eso duele mucho. Debería saber que casi ningún político es de fiar, pero inevitablemente una a veces flaquea y cree que a lo mejor hay algunx que sí… y cuando estábamos en esa tesitura, aparece Dana y arrasa por donde pasa; se convierte en la mayor catástrofe natural de la historia reciente de este país y deja al descubierto, más si cabe, lo decepcionante que es la clase política. A veces me pregunto si las personas se corrompen cuando llegan a la política o si son corruptos previamente y se meten a la política para ejercer de corruptos con total impunidad; cualquiera de las dos opciones es muy desoladora realmente.

Y aunque una lo intente evitar, ponga toda la actitud y varias horas de meditación a la semana es casi imposible no asomarse a esa desolación. Estando ahí, mirándola de soslayo, se aparece ante mí la oportunidad de conocer a Susy Shock, actriz, escritora, cantante y docente argentina; ARTISTA TRANS SUDAKA, como ella misma se define. Susy habla desde una vida dura, desde un país tercermundista (dicho por ella) y desde una realidad mucho más compleja que la del común de lxs mortales, con una voz aguardentosa y con acento porteño sacude de un plumazo a esa desolación que llevaba días rondándome.

Habla de “Soñar” como el motor de nuestras vidas, pero del soñar no de forma ñoña sino del sueño como proyecto, como ilusión, como motivación para salir de la apatía en la que nos quieren, para salir del cuentito de la familia feliz con coche, perro y casa en la playa con el que nos tienen dando vueltas sin poder parar en la cruel rueda del capitalismo; no podemos parar porque el sistema hay que mantenerlo, pero tampoco paramos porque nos han hecho creer que es lo que queremos, y sobretodo que es lo que necesitamos.

Habla de la “Comunidad” como la forma de relacionarnos frente al individualismo, como la forma de luchar, de crear otra humanidad.

Y habla de la “Música”, de esa que tiene que sonarnos cuando estamos donde queremos estar, con quienes queremos estar y haciendo lo que queremos hacer. Habla de que no perdamos el foco de esa música, porque si no nos perdemos. Nos perdemos sin ser conscientes de ello y ahí es donde aparecen las caras largas y los ojos tristes que dice ver demasiado a menudo por las calles de Europa, ese primer mundo tan ansiado desde ultramar, ese primer mundo en el que en teoría tenemos de todo para ser felices. Pero parece que no, nos falta la música…

Dice también Susy, que hay que impregnar el día a día de espiritualidad, que la tenemos muy denostada y muy mal tratada; se empezó a mal interpretar decorando tazas y se dejó de asociar a una forma más humana de ver la sociedad, a una forma más humana de relacionarnos y a una forma más humana de vivir.

Y dicho esto…Que suene la música!!!