El modelo de relaciones laborales vigente ha vivido un giro hacia la negociación de centro de trabajo en los últimos años, en gran parte como consecuencia de las últimas reformas laborales en el estado español. La posibilidad que la negociación colectiva de centro de trabajo altere a la baja las condiciones laborales de los convenios sectoriales ha provocado dos grandes cambios en las relaciones actuales.
De una parte la negociación sectorial basada en cuotas de representatividad sabe que no puede aspirar a grandes pactos con las distintas patronales, ya que las empresas pueden alterar el resultado de esta negociación con modificaciones a la baja en ámbitos inferiores, mediante la negociación colectiva de centro de trabajo y/o empresa. Por otra parte, poder afrontar esta constante amenaza del empresariado en los centros de trabajo implica una mayor y mejor organización de base en la empresa, lo que equivale a afiliación y sobretodo movilización.
Este último punto entra en contradicción con la inercia heredada de los Pactos de la Moncloa, que en lugar de fortalecer un modelo de negociación colectiva que busque la confrontación entre clases para lograr una redistribución mayor de la riqueza, el sindicalismo de concertación ha fomentado al contrario unas relaciones laborales basadas en la conciliación entre clases, promoviendo la desorganización de su propia clase en los centros de trabajo con tal de obtener una estructura sindical basada en la representatividad y las cuotas de negociación a gran escala, lo que retroalimenta sus propias estructuras dependientes de este modelo para su supervivencia (subvenciones, liberados, cursos de formación, participación en órganos de gestión estatales y de otras instituciones…).
Centro de Trabajo, Territorio y Conciencia de Clase
Ante esta realidad la CNT aprobó en su último XI Congreso una serie de acuerdos en materia sindical que venían a cristalizar un impulso al trabajo que se desarrollaba de forma progresiva desde principios del 2000.
Quiero considerar aquí dos aspectos fundamentales: el sindicalismo de implantación en los centros de trabajo y de implantación en el territorio.
El objetivo es desarrollar un modelo sindical propio, independiente del modelo de relaciones laborales de concertación, que dote en los lugares de trabajo de una estructura sindical autónoma, asamblearia y basada en la afiliación y su auto organización por medio del sindicato. Esta estructura, que históricamente CNT la ha desarrollado por medio de las secciones sindicales, se ha visto reforzada no sólo en el plano teórico si no en el práctico.
La posibilidad de encuadrar secciones sindicales en los distintos niveles organizativos de la empresa y grupo de empresas ha dotado a CNT de una estructura muy flexible de adaptación a la nueva realidad laboral: subcontratas, externalizaciones, falsos autónomos, grupos de empresa, etc. La CNT crea secciones sindicales de centro de trabajo, de empresa y de grupo de empresas según las capacidades de implantación y adaptación. Por separado o simultáneamente.
Por otro lado, tenemos un análisis de la realidad social que nos orienta hacia la implantación territorial, que des de la perspectiva anarcosindicalista significa el desarrollo de nuestra acción sindical enraizándola con el tejido social allí dónde nos implantamos. Vincular las luchas laborales al tejido económico y social del territorio donde tienen lugar conlleva superar el marco de la empresa en el desarrollo del conflicto. Sacar el conflicto a la calle, buscar alianzas con el tejido asociativo y la empatía general de la población ayuda a superar la dinámica de aislamiento del conflicto entre Capital y Trabajo en los centros de trabajo, además de ser una herramienta de propaganda por el hecho.
Para CNT estas dos formas de abordar la acción sindical, si las hacemos interactuar, son una potente vía de extender la conciencia y cultura de clase. Socializar el conflicto laboral implica superar las dinámicas actuales del sindicalismo de concertación.
Dotarnos de herramientas propias para superar las limitaciones legales
Es evidente que una práctica sindical al margen de las elecciones sindicales implica un punto de partida con dificultades añadidas. A pesar de todo la CNT está logrando gracias a su acción sindical en aumento avances en jurisprudencia, que poco a poco nos garantizan derechos esenciales para la acción sindical como el acceso a la información pese a actuar fuera de la representación unitaria.
Pero independientemente de esta importante tarea de aglutinar estos elementos jurídicos gracias al Gabinete Técnico Confederal, el sindicato ha de ser capaz de reforzarse con herramientas propias que ayuden a superar los marcos legales. Partiendo de la base que cualquier sindicato con implantación suficiente tiene acceso a la Negociación Colectiva, cuando ésta supera el marco de la concertación y busca una redistribución de la riqueza en el ámbito de la empresa o centro de trabajo se genera un conflicto inevitablemente.
El modelo de concertación social buscará reducir las aspiraciones de la plantilla con tal de lograr un acuerdo rápido y que se mantenga la paz social. El modelo de CNT ha de poner en manos de los trabajadores y las trabajadoras hasta dónde quieren llegar, y por tanto ha de ofrecer herramientas adecuadas para desbancar la concertación social y que el conflicto sea satisfactorio para sus propios intereses.
Además de toda la maquinaria de solidaridad y ayuda mutua que significa el propio sindicato, la realidad socioeconómica de la población demanda de recursos económicos para hacer frente a una lucha sostenida en el tiempo. En un contexto donde la mayor parte de la población es dependiente de créditos e hipotecas, que de forma intencionada el sistema bancario y político han provocado una menor autonomía económica de las familias trabajadoras que les impide afrontar huelgas prolongadas, disponer de la solidaridad económica del sindicato es cada día más necesario cuando hablamos de huelgas.
Porque si, como decíamos, la negociación colectiva es un derecho para cualquier sindicato en el ámbito de la empresa o centro de trabajo, también sabemos que el empresario no cederá fácilmente a las demandas de la plantilla. A menudo la huelga acaba siendo la única salida para dar impulso a una negociación colectiva que garantice derechos y una verdadera redistribución de la riqueza. Entonces, en estos casos, hace falta dotarnos de esa solidaridad organizada de la que hablábamos.
La Caja de Resistencia Confederal, un nuevo reto para CNT
Una gran parte de los conflictos sostenidos con huelga por los sindicatos de CNT se dispone de Cajas de Resistencia. A pesar de ello, la CNT no tiene una Caja de Resistencia de ámbito Confederal que pueda optimizar los recursos de la afiliación y garantice un mayor éxito.
Es propósito de este artículo hacer una apuesta por este reto para la CNT. Una aportación constante y significativa por medio de la cuota sindical a una Caja de Resistencia dotaría en poco tiempo al sindicato de una herramienta potente de apoyo a las luchas. Partiendo de la base que no todos los meses hay huelgas impulsadas por CNT, la posibilidad de acumular ingresos de forma continuada nos daría la oportunidad de mantener conflictos de mayor duración o estratégicas, y que la implantación sindical en las empresas acabara siendo mayoritaria en muchos casos, cambiando por la vía de la negociación colectiva el modelo de relaciones laborales en muchos ámbitos y creando una nueva cultura sindical anarcosindicalista.
Una Caja de Resistencia Confederal con un reglamento simple y bien definido, que permita para aquellas secciones sindicales con capacidad de empezar una huelga en una empresa o centro de trabajo, con un nivel de implantación significativo como para garantizar su éxito, pueda ayudar a las familias en huelga a mantener la lucha garantizando una aportación económica fijada de conformidad con el propio reglamento.
Un modelo de negociación colectiva a la ofensiva, que cambie el modelo de relaciones laborales, que genere una nueva cultura de clase poniendo la solidaridad, la ayuda mutua y la independencia de instituciones con el sindicato como principal herramienta de acción puede provocar en poco tiempo un efecto dominó en algunos sectores precarios que necesitan de convenios empresa a empresa, ya que la negociación sectorial está en manos de un modelo sindical basado en la concertación social.