¿Pero, es sólo cuestión de ética?

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La práctica nos ha demostrado que las secciones sindicales son más útiles que los comités de empresa. Pongamos un ejemplo.

En tu empresa no te pagan ciertos pluses que te corresponden, o los contratos están en fraude de ley y quieres hacer algo. Lo primero que te dirán en un sindicato es que organices unas elecciones sindicales para crear un comité de empresa o lograr que salga un delegado o delegada de personal. Si es que no individualizan el caso pasándolo al abogado o abogada de turno.

Se harán las elecciones, habrán diferentes candidaturas y al de unos meses, ya habrá comité. ¿Se ha solucionado el problema? No. Además, la empresa puede promover candidaturas “amarillas” (pro-empresa) o conseguir, mediante privilegios, que miembros del comité acepten medidas de la empresa. El sindicato que promovió la candidatura no puede hacer nada para controlar esto, aparte de desafiliarle; pero esa persona seguirá en su cargo.

Otro ejemplo. En el comité hay representantes de diferentes sindicatos, quizás algunos están ahí por rellenar la lista de las elecciones. Puede que cada uno mire según le diga su sindicato, por lo que hacer trabajo efectivo en ese contexto es realmente complicado.

Frente a esto, proponemos funcionar mediante secciones sindicales, en las que lo importante es el trabajo sindical a realizar, no el cargo. Para ponerte en marcha sólo te hace falta que varias trabajadoras y trabajadores os pongáis de acuerdo y os repartáis las tareas. No se pierde el tiempo con listas, candidaturas, elecciones… se empieza a trabajar con los problemas de que se tengan como trabajadores y trabajadoras. El espacio de trabajo lo forma la sección, un equipo que tiene unos mismos intereses. Y es un espacio realmente democrático, en el que las cuestiones se deciden en la sección y no el delegado de turno.